DESPERTAR AL AMOR

miércoles, 20 de julio de 2011

20 JULIO: REPASO (181)

AUDIOLIBRO
EJERCICIOS

SEXTO REPASO

Introducción
1. Para este repaso utilizaremos sólo una idea por día y la practi­caremos tan a menudo cómo podamos. 2Además del tiempo que le dediques mañana y noche, que no debería ser menos de quince minutos, y de los recordatorios que han de llevarse a cabo, cada hora durante el transcurso del día, usa la idea tan frecuentemente como puedas entre las sesiones de práctica. 3Cada una de estas ideas por sí sola podría salvarte si verdaderamente la aprendie­ses. 4Cada una de ellas sería suficiente para liberaros a ti y al mundo de cualquier clase de cautiverio, e invitar de nuevo el recuerdo de Dios.
2. Con esto en mente, demos comienzo a nuestras prácticas, en las que repasaremos detenidamente los pensamientos con los que el Espíritu Santo nos ha bendecido en nuestras últimas veinte leccio­nes. 2Cada uno de ellos encierra dentro de sí el programa de estu­dios en su totalidad si se entiende, se practica, se acepta y se aplica a todo cuanto parece acontecer a lo largo del día. 3Uno solo basta. 4Mas no se debe excluir nada de ese pensamiento. 5Necesitamos, por lo tanto, usarlos todos y dejar que se vuelvan uno solo, ya que cada uno de ellos contribuye a la suma total de lo que queremos aprender.
3. Al igual que nuestro último repaso, estas sesiones de práctica giran alrededor de un tema central con el que comenzamos y concluimos cada lección. 2El tema para el presente repaso es el siguiente:          . .
3No soy un cuerpo. 4Soy libre.
5Pues aún soy tal como Dios me creó.
6El día comienza y concluye con esto. 7Y lo repetiremos asimismo cada vez que el reloj marque la hora, o siempre que nos acorde­mos, entre una hora y otra, que tenemos una función que trans­ciende el mundo que vemos. 8Aparte de esto y de la repetición del pensamiento que nos corresponda practicar cada día, no se requiere ningún otro tipo de ejercicio, excepto un profundo aban­dono de todo aquello que abarrota la mente y la hace sorda a la razón, a la cordura y a la simple verdad.
4. Lo que nos proponemos en este repaso es ir más allá de todas las palabras y de las diferentes maneras de practicar. 2Pues lo que estamos intentando esta vez es ir más de prisa por una senda más corta que nos conduce a la serenidad y a la paz de Dios. 3Sencilla­mente cerramos los ojos y nos olvidamos de todo lo que jamás habíamos creído saber y entender. 4Pues así es como nos libera­mos de todo lo que ni sabíamos ni pudimos entender.
5. Hay una sola excepción a esta falta de estructura. 2No dejes pasar un solo pensamiento trivial sin confrontarlo. 3Si adviertes alguno, niega su dominio sobre ti y apresúrate a asegurarle a tu mente que no es eso lo que quiere. 4Luego descarta tranquila­mente el pensamiento que negaste y de inmediato y sin titubear sustitúyelo por la idea con la que estés practicando ese día.
6. Cuando la tentación te asedie, apresúrate a proclamar que ya no eres su presa, diciendo:
2No quiero este pensamiento. 3El que quiero es ________ .
4Y entonces repite la idea del día y deja que ocupe el lugar de lo que habías pensado. 5Además de estas aplicaciones especiales de la idea diaria, sólo añadiremos unas cuantas expresiones formales o pensamientos específicos para que te ayuden con tu práctica. 6Por lo demás, le entregamos estos momentos de quietud al Maes­tro que nos enseña en silencio, nos habla de paz e imparte a nues­tros pensamientos todo el significado que jamás puedan tener.
7. A Él le ofrezco este repaso por ti. 2Te pongo en Sus manos, y dejo que Él te enseñe qué hacer, qué decir y qué pensar cada vez que recurres a Él. 3Él estará a tu disposición siempre que acudas a Él en busca de ayuda. 4Ofrezcámosle este repaso que ahora comenzamos, y no nos olvidemos de Quién es al que se le ha entregado, según practicamos día tras día, avanzando hacia el objetivo que Él fijó para nosotros, dejando que nos enseñe cómo proceder y confiando plenamente en Él para que nos indique la forma en que cada sesión de práctica puede convertirse en un amoroso regalo de libertad para el mundo.
AUDIOLIBRO
EJERCICIOS
LECCIÓN 201
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (181) Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.
2No hay nadie que no sea mi hermano. 3He sido bendecido con la unidad de la que gozo con el universo y con Dios mi Padre, el único Creador de la totalidad que es mi Ser, el cual es eternamente uno conmigo.
4No soy un cuerpo. 5Soy libre. 6Pues aún soy tal como Dios me creó.
TEXTO
8. Acepta gustosamente lo que no entiendes, y deja que se te explique a medida que percibes cómo opera en ella este nuevo propósito para hacerla santa. 2No te faltarán oportunidades de culpar a tu hermano por el "fracaso" de vuestra relación, pues habrá momentos en que ésta parecerá no tener ningún propósito. 3Una sensación de estar vagando a la deriva vendrá a atormen­tarte y a recordarte las múltiples maneras en que antes solías bus­car satisfacción y en las que creíste haberla encontrado. 4No te olvides del dolor que en realidad encontraste, ni le infundas vida a tu desfallecido ego. 5Pues tu relación no ha sido destruida. 6Ha sido salvada.
9. Eres muy inexperto en lo que respecta a la salvación, y crees que has perdido el rumbo. 2Lo que has perdido es tu manera de alcanzar la salvación, pero no pienses que eso es una pérdida. 3En tu inexperiencia, recuerda que tu hermano y tú habéis comen­zado de nuevo juntos. 4Dale la mano, y caminad el uno al lado del otro por una senda que os es más familiar de lo que ahora creéis. 5¿No es acaso inevitable que recuerdes un objetivo que nunca ha cambiado ni cambiará jamás? 6Pues has elegido el objetivo de Dios, del que tu verdadera intención nunca estuvo ausente.
10. El himno de la libertad se oye por toda la Filiación, como eco jubiloso de tu decisión. 2Te has unido a muchos en el instante santo, y ellos se han unido a ti. 3No pienses que tu decisión te dejará desconsolado, pues Dios Mismo ha bendecido tu relación santa. 4Únete a Él en Su bendición, y no dejes de ofrecerle la tuya también. 5Pues lo único que necesita ahora es tu bendición, para que puedas ver que la salvación reside en ella. 6No condenes la salvación, pues ha venido a ti. 7Y dadle la bienvenida juntos, pues ha venido a uniros en una relación en la que toda la Filiación es bendecida al unísono.
11. Decidisteis de mutuo acuerdo invitar al Espíritu Santo a vues­tra relación. 2De no haber sido así, Él no habría podido entrar a formar parte de ella. 3Tal vez hayas cometido muchos errores desde entonces, pero también has realizado enormes esfuerzos para ayudarle a llevar a cabo Su labor. 4Y Él no ha dejado de apreciar todo lo que has hecho por Él, 5ni se fija en absoluto en los errores que cometes. 6¿Le has estado igualmente agradecido a tu hermano? 7¿Has apreciado sistemáticamente sus meritorios esfuerzos y pasado por alto sus errores? 8¿O ha fluctuado tu aprecio menguando progresivamente a la luz de sus errores? 9Tal vez estés ahora iniciando una campaña para culparle por la inco­modidad de la situación en que os encontráis. 10Y debido a esa falta de aprecio y gratitud te incapacitas a ti mismo para expresar el instante santo, y, de ese modo, lo pierdes de vista.
12. La experiencia de un instante, por muy convincente que sea, se olvida fácilmente si permites que el tiempo la sepulte. 2Tiene que mantenerse brillando y llena de gracia en tu conciencia del tiempo, pero no oculta dentro de él. 3El instante perdura. 4¿Pero dónde estás tú? 5Darle las gracias a tu hermano es apreciar el instante santo, y permitir, por lo tanto, que sus resultados sean aceptados y compartidos. 6Atacar a tu hermano no hace que se pierda el instante, pero sí anula el poder de sus efectos.
13. Has recibido el instante santo, pero tal vez has dado lugar a una condición que te impide utilizarlo. 2Como resultado de ello, no te das cuenta de que aún sigue contigo. 3Y al haberte separado de su expresión, te has negado a ti mismo su beneficio: 4Cada vez que atacas a tu hermano refuerzas esto, pues el ataque impide que te veas a ti mismo. 5Y es imposible que te niegues a ti mismo, y al mismo tiempo puedas reconocer lo que se te ha dado y lo que has recibido.
14. Tanto tú como tu hermano os encontráis juntos en la santa pre­sencia de la verdad misma. 2Aquí se encuentra el objetivo, junto con vosotros. 3¿No crees que el objetivo mismo hará los arreglos necesarios para su consecución? 4Es precisamente esta discrepan­cia entre el propósito que se ha aceptado y los medios tal como los usas ahora, lo que parece hacerte sufrir, si bien ello le es grato al Cielo. 5Si el Cielo fuese algo externo a ti, no podrías compartir su júbilo. 6Pero puesto que está dentro de ti, su júbilo es también el tuyo. 7Os une un propósito común, pero todavía permanecéis separados y divididos con respecto a los medios. 8El objetivo, no obstante, ya está establecido y es fijo, firme e inalterable, y los medios se amoldarán a él debido a la inevitabilidad del objetivo. 9Y compartiréis el júbilo de la Filiación de que ello sea así.
15. A medida que empieces a reconocer y a aceptar los regalos que tan desprendidamente has dado a tu hermano, empezarás a acep­tar asimismo los efectos del instante santo y a usarlos para corre­gir todos tus errores y liberarte de sus resultados. 2Y al aprender esto, habrás aprendido también cómo liberar a toda la Filiación, y cómo ofrecérsela con alegría y gratitud a Aquel que te dio tu liberación y que desea extenderla a través de ti.

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