DESPERTAR AL AMOR

lunes, 21 de noviembre de 2011

21 NOVIEMBRE: Todas las cosas que creo ver son reflejos de ideas.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

LECCIÓN 325

Todas las cosas que creo ver son reflejos de ideas.

1. Ésta es la clave de la salvación: lo que veo es el reflejo de un proceso mental que comienza con una idea de lo que quiero. 2A partir de ahí, la mente forja una imagen de eso que desea, lo juzga valioso y, por lo tanto, procura encontrarlo. 3Estas imáge­nes se proyectan luego al exterior, donde se contemplan, se consi­deran reales y se defienden como algo propio de uno. 4De deseos dementes nace un mundo demente, 5y de juicios, un mundo condenado. 6De pensamientos de perdón, en cambio, surge un mundo apacible y misericordioso para con el santo Hijo de Dios, cuyo propósito es ofrecerle un dulce hogar en el que descansar por un tiempo antes de proseguir su jornada, y donde él puede ayudar a sus hermanos a seguir adelante con él y a encontrar el camino que conduce al Cielo y a Dios.

2. Padre nuestro, Tus ideas reflejan la verdad, mientras que las mías separadas de las Tuyas, tan sólo dan lugar a sueños. 2Déjame contem­plar lo que sólo las Tuyas reflejan, pues son ellas las únicas que estable­cen la verdad.


TEXTO

III. El acuerdo a unirse

1. Lo que espera en perfecta certeza más allá de la salvación no nos concierne ahora, pues apenas has empezado a dejar que se te guíe en tus primeros e inciertos pasos de ascenso por la escalera que la separación te hizo descender. 2El milagro es lo único que debe concernirte ahora. 3Éste es nuestro punto de partida. 4Y habiendo comenzado, el camino de ascenso hacia el despertar y el final del sueño quedará libre y despejado. 5Cuando aceptas un milagro, no añades tu sueño de miedo a uno que ya está siendo soñado. 6Sin apoyo, el sueño se desvanecerá junto con todos sus aparentes efectos, pues es tu apoyo lo que lo refuerza.

2. Ninguna mente puede estar enferma a menos que otra mente esté de acuerdo en que están separadas. 2Por lo tanto, su decisión conjunta es estar enfermas. 3Si te niegas a dar tu conformidad y aceptas el papel que juegas en hacer que la enfermedad sea real, la otra mente no podrá proyectar su culpabilidad, ya que no has colaborado en dejar que se perciba a sí misma como separada y aparte de ti. 4De este modo, ninguna de las dos percibe el cuerpo como enfermo desde diferentes puntos de vista. 5Unirte a la mente de un hermano bloquea la causa de la enfermedad y sus percibidos efectos. 6La curación es el efecto de mentes que se unen, tal como la enfermedad es la consecuencia de mentes que se separan.

3. El milagro no hace nada precisamente porque las mentes están unidas y no se pueden separar. 2En el sueño, no obstante, esto se ha invertido, y las mentes separadas se ven como cuerpos, los cuales están separados y no pueden unirse. 3No permitas que tu hermano esté enfermo, pues si lo está, ello quiere decir que lo dejaste a merced de su propio sueño al compartirlo con él. 4Él no ha visto dónde reside la causa de su enfermedad, y tú has ignorado la brecha que os separa, que es donde la enfermedad se ha incubado. 5De esta forma, os unís en la enfermedad para dejar sin sanar la diminuta brecha donde se protege celosamente a la enfermedad, donde se estima y donde se sustenta por una firme creencia, no sea que Dios venga y la salve con un puente que conduzca hasta Él. 6No te opongas a Su llegada combatiéndolo con ilusiones, pues Su llegada es lo que deseas por encima de todas las cosas que parecen titilar en el sueño.

4. El final del sueño es el fin del miedo, pues el amor nunca formó parte del mundo de los sueños. 2La brecha es pequeña. 3Sin embargo, contiene las semillas de la pestilencia y toda suerte de males, puesto que es el deseo de perpetuar la separación y de impedir la unión. 4Y así, parece conferirle a la enfermedad una causa que no es su causa. 5El propósito de la brecha es la única causa de la enfermedad. 6Pues se concibió a fin de mantenerte separado y dentro de un cuerpo que tú ves como si fuese la causa del dolor.

5. La causa del dolor es la separación, no el cuerpo, el cual es sólo su efecto. 2Sin embargo, la separación no es más que un espacio vacío, que no contiene nada ni hace nada, y que es tan insustan­cial como la estela que los barcos dejan entre las olas al pasar. 3Dicho espacio vacío se llena con la misma rapidez con la que el agua se abalanza a cerrar la estela según las olas se unen. 4¿Dónde está la estela que había entre las olas una vez que éstas se han unido y han llenado el espacio que por un momento pare­cía separarlas? 5¿Dónde está la base de la enfermedad una vez que las mentes se han unido para cerrar la diminuta brecha que había entre ellas y en la que las semillas de la enfermedad pare­cían germinar?

6. Dios tiende el puente, pero sólo en el espacio que el milagro ha dejado libre y despejado. 2Mas Él no puede tender un puente sobre las semillas de la enfermedad y la vergüenza de la culpabi­lidad, pues no puede destruir una voluntad ajena que Él no creó. 3 Deja que los efectos de ésta desaparezcan y no te aferres a ellos desesperadamente, tratando de conservarlos. 4El milagro los hará a un lado, haciendo así sitio para Aquel Cuya Voluntad es venir y tender un puente para que Su Hijo regrese a Él.

7. Considera, entonces, los plateados milagros y los dorados sue­ños de felicidad como los únicos tesoros que quieres conservar dentro del almacén del mundo. 2La puerta está abierta, no para que entren ladrones, sino tus hermanos hambrientos, quienes confundieron el brillo de una piedrecilla con oro y almacenaron un puñado de nieve reluciente creyendo que era plata. 3Sin embargo, a este lado de la puerta abierta no tienen nada. 4¿Qué es el mundo, sino una diminuta brecha que parece desgarrar la eter­nidad y fragmentarla en días, meses y años? 5¿Y qué sois vosotros que vivís en el mundo, sino una imagen fragmentada del Hijo de Dios, donde cada uno de los fragmentos está oculto dentro de un trocito de barro separado e inseguro?

8. No tengas miedo, hijo mío, sino deja más bien que los milagros iluminen dulcemente tu mundo. 2Y allí donde la diminuta brecha parecía interponerse entre tú y tu hermano, únete a él. 3Y de este modo, será evidente que la enfermedad no tiene causa. 4El sueño de curación reside en el perdón, que dulcemente te muestra que nunca pecaste. 5El milagro no dejará ningún vestigio de culpabili­dad que pueda traerte testigos de lo que nunca fue. 6Y preparará en tu almacén un lugar de bienvenida para tu Padre y tu Ser. 7La puerta está abierta para que todos aquellos que no quieran seguir hambrientos y deseen gozar del festín de abundancia que allí se les ha preparado puedan entrar. 8Y éstos se reunirán con tus Invi­tados, a quienes el milagro invitó a venir a ti.

9. Este festín es muy distinto de los que se acostumbran a dar en el sueño del mundo. 2Pues aquí, cuanto más reciba cada uno, más habrá para ser compartido por todos los demás. 3Los Invitados han traído Consigo provisiones ilimitadas. 4Y a nadie se le priva de nada, ni nadie puede privar a otro de nada. 5He aquí el festín que el Padre tiende ante Su Hijo y que comparte con él equitati­vamente. 6Y en ese compartir no puede haber una brecha en la que la abundancia merme y disminuya. 7Aquí los años de escasez no se presentarán, ya que el tiempo no forma parte de este festín, pues es eterno. 8El Amor ha desplegado su mesa en el espacio que parecía mantener a tus Invitados alejados de ti.

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