DESPERTAR AL AMOR

jueves, 22 de marzo de 2012

22 MARZO: SEGUNDO REPASO (61-62)

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


SEGUNDO REPASO

Introducción

1. Estamos listos ahora para otro repaso. 2Comenzaremos donde el anterior terminó y abarcaremos dos ideas por día. 3La primera parte del día se dedicará a una de estas ideas, y la segunda parte a la otra. Llevaremos a cabo una sola sesión de ejercicios larga, y varias sesiones cortas en las que practicaremos con cada una de las ideas.

2. Las sesiones más largas deben hacerse siguiendo estas sugeren­cias: asigna aproximadamente quince minutos a cada una de ellas, y comienza pensando en las ideas correspondientes a ese día, así como en los comentarios que las acompañan. 2Dedica tres o cuatro minutos a leerlos lentamente, varias veces si así lo deseas, y luego cierra los ojos y escucha.

3. Repite la primera fase del ejercicio si notas que tu mente divaga, pero trata de pasar la mayor parte del tiempo escuchando sosega­damente aunque con mucha atención. 2Hay un mensaje esperán­dote. 3Confía en que lo vas a recibir. 4Recuerda que es para ti y que quieres recibirlo.

4. No permitas que tu intención vacile en presencia de aquellos pensamientos que vengan a distraerte. 2Comprende que sea cual sea la forma que adopten, no tienen sentido ni poder. 3Reemplá­zalos con tu determinación de triunfar. 4No olvides que tu volun­tad tiene poder sobre todas las fantasías y sobre todos los sueños. 5Confía en que tu voluntad te apoyará y te llevará más allá de ellos.

5. Considera estas sesiones de práctica como consagraciones al camino, a la verdad y a la vida. 2No dejes que ninguna ilusión, ningún pensamiento de muerte ni ninguna senda sombría te des­víe de tu propósito. 3Estás comprometido a la salvación. 4Resuél­vete cada día a no dejar de cumplir tu función.

6. Reafirma tu determinación asimismo en las sesiones de práctica más cortas, usando la idea en su forma original para las aplicacio­nes generales y variaciones más específicas cuando sea necesario. 2En los comentarios que siguen a las ideas se incluyen algunas variaciones específicas. 3Éstas son, no obstante, meras sugeren­cias. 4Las palabras que utilices no es lo que realmente importa.

LECCIÓN 81

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


Nuestras ideas para el repaso de hoy son las siguientes:

1. (61) Yo soy la luz del mundo.

2¡Cuán santo soy yo, a quien se le ha encomendado la función de iluminar el mundo! 3Concédaseme poder permanecer en quietud ante mi santidad. 4Que en su serena luz desaparezcan todos mis conflictos. 5Y que en su paz pueda recordar Quién soy.
2. Algunas variaciones específicas para aplicar esta idea cuando parezcan surgir dificultades podrían ser:

2No he de nublar la luz del mundo en mí.
3Que la luz del mundo resplandezca a través de esta apa­riencia.
4Esta sombra desaparecerá ante la luz.

3. (62) Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.

2Sólo aceptando mi función podré ver la luz en mí. 3Y en esa luz mi función se perfilará claramente y sin ambigüedad alguna ante mis ojos. 4Esta aceptación no depende de que yo reconozca lo que mi función es, pues aún no comprendo lo que es el perdón. 5Sin embargo, confío en que en la luz lo veré tal como es.
4. Algunas variaciones para las aplicaciones más concretas de esta idea podrían ser:

2Que esto me ayude a aprender el significado del perdón.
3No dejes que separe mi función de mi voluntad.
4No me valdré de esto para apoyar un propósito ajeno a mí.


TEXTO
IV. El regalo de la libertad

1. Si lo que la Voluntad de Dios dispone para ti es paz y dicha absolutas, y eso no es lo único que experimentas, es que te estás negando a reconocer Su Voluntad. 2Su Voluntad no fluctúa, pues es eternamente inmutable. 3Cuando no estás en paz ello se debe únicamente a que no crees que estás en Él. 4Mas Él es el Todo de todo. 5Su paz es absoluta y tú no puedes sino estar incluido en ella. 6Sus leyes te gobiernan porque lo gobiernan todo. 7No pue­des excluirte a ti mismo de Sus leyes, si bien puedes desobedecer­las. 8Si lo haces, no obstante, y sólo en ese caso, te sentirás solo y desamparado porque te estarás negando todo.

2. He venido como una luz a un mundo que en verdad se ruega todo a sí mismo. 2Hace eso simplemente al disociarse de todo. 3Dicho mundo es, por lo tanto, una ilusión de aislamiento que se mantiene vigente por miedo a la misma soledad que es su ilusión: 4Os dije que estaría con vosotros siempre, incluso hasta el fin del mundo. 5Por eso es por lo que soy la luz del mundo: 6Si estoy contigo en la soledad del mundo, la soledad desaparece. 7No pue­des mantener la ilusión de soledad si no estás solo. 8Mi propósito, pues, sigue siendo vencer el mundo. 9Yo no lo ataco, pero mi luz no puede sino desvanecerlo por razón de lo que es. 10La luz no ataca a la oscuridad, pero la desvanece con su fulgor. 11Si mi luz va contigo a todas partes, tú desvaneces la oscuridad conmigo. 12La luz se vuelve nuestra, y ya no puedes morar en la oscuridad tal como la oscuridad no puede morar allí donde tú vas. 13Acor­darte de mí es acordarte de ti mismo, así como de Aquel que me envió a, ti.

3. Estabas en las tinieblas hasta que una parte de la Filiación deci­dió acatar completamente la Voluntad de Dios. 2Una vez que esto se logró, todos lo lograron perfectamente. 3¿De qué otra manera sino habría podido lograrse perfectamente? 4Mi misión consistió simplemente en unir la voluntad de la Filiación con la Voluntad del Padre al ser yo mismo consciente de la Voluntad del Padre. 5Ésta es la conciencia que vine a impartirte, y el problema que tienes en aceptarla es el problema de este mundo. 6Eliminarlo es la salvación, y en ese sentido yo soy la salvación del mundo. 7El mundo, por lo tanto, no puede sino aborrecerme y rechazarme, ya que el mundo es la creencia de que el amor es imposible. 8Si aceptases el hecho de que yo estoy contigo estarías negando al mundo y aceptando a Dios. 9Mi voluntad es la Suya, y tu decisión de escucharme es la decisión de escuchar Su Voz y de hacer Su Voluntad. 10De la misma manera en que Dios me envió a ti, yo te enviaré a otros. 11E iré a ellos contigo, para que podamos enseñar­les paz y unión.

4. ¿No crees que el mundo tiene tanta necesidad de paz como tú? 2¿No te gustaría dársela en la misma medida en que tú deseas recibirla? 3Pues a menos que se la des, no la recibirás. 4Si quieres recibirla de mí, tienes que darla. 5La curación no procede de nadie más. 6Tienes que aceptar dirección interna. 7La dirección que recibas no puede sino ser lo que quieres, pues, de lo contra­rio, no tendría sentido para ti. 8Por eso es por lo que la curación es una empresa de colaboración. 9Yo puedo decirte lo que tienes que hacer, pero tú tienes que colaborar teniendo fe en que yo sé lo que debes hacer. 10Sólo entonces decidirá tu mente seguirme. 11Sin esta decisión no podrías curar porque ello supondría que habrías decidido en contra de la curación, y este rechazo de lo que yo he decidido para ti impediría la curación.

5. La curación es un reflejo de nuestra voluntad conjunta. 2Esto resulta obvio cuando se examina el propósito de la curación. 3La curación es la manera de superar la separación. 4La separación se supera mediante la unión. 5No se puede superar separando. 6La decisión de unirse tiene que ser inequívoca, o, de lo contrario, la mente misma estaría dividida e incompleta. 7Tu mente es el medio por el cual determinas tu propia condición, ya que la mente es el mecanismo de decisión. 8Es el poder mediante el que te separas o te unes, y, consecuentemente, experimentas dolor o alegría. 9Mi decisión no puede imperar sobre la tuya porque la tuya es tan poderosa como la mía. 10De no ser así, los Hijos de Dios no goza­rían de perfecta igualdad. 11No hay nada que nuestra voluntad conjunta no pueda lograr, pero la mía sola no puede ayudarte. 12Tu voluntad, es tan libre como la mía, y ni siquiera Dios Mismo se opondría a ella. 13Yo no puedo disponer lo que Dios no dis­pone. 14Puedo ofrecerte mi fuerza para hacer que la tuya sea invencible, pero no puedo oponerme a tu decisión sin rivalizar con ella y, consecuentemente, sin violar lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para ti.

6. Nada que Dios creó puede oponerse a tu decisión, de la misma manera en que nada que Dios creó puede oponerse a Su Volun­tad. 2Dios le dio a tu voluntad el poder que ella posee, y yo no puedo sino respetarlo en honor de Su poder. 3Si quieres ser como yo, te ayudaré, pues sé que somos iguales. 4Si quieres ser dife­rente, aguardaré hasta que cambies de parecer. 5Yo puedo ense­ñarte, pero tú tienes que elegir seguir mis enseñanzas. 6¿Cómo podría ser de otra manera, si el Reino de Dios es libertad? 7Nadie puede aprender lo que es la libertad si está sometido a cualquier clase de tiranía, y la perfecta igualdad de todos los Hijos de Dios no se podría reconocer si una mente ejerciese dominio sobre otra. 8Los Hijos de Dios gozan de perfecta igualdad en lo que respecta a su voluntad, por ser todos ellos la Voluntad del Padre. 9Ésta es la única lección que vine a enseñar.

7. Si tu voluntad no fuese la mía tampoco podría ser la de nuestro Padre. 2Esto significaría que habrías aprisionado la tuya, y que no le has permitido ser libre. 3Solo no puedes hacer nada porque solo no eres nada. 4Yo no soy nada sin el Padre y tú no eres nada sin mí porque al negar al Padre te niegas a ti mismo. 5Siempre me acor­daré de ti, y en el hecho de que me acuerde de ti radica el que tú te acuerdes de ti mismo. 6En nuestro mutuo recuerdo radica nuestro recuerdo de Dios. 7Y en ese recuerdo radica tu libertad porque tu libertad está en Él. 8Únete, pues, a mí en alabanza de Él y de ti que fuiste creado por Él. 9Éste es nuestro regalo de gratitud hacia Él, que Él a Su vez compartirá con todas Sus creaciones, a las que da por igual todo lo que es aceptable para Él. 10Por ser aceptable para Él, es el regalo de la libertad, que es lo que Su Voluntad dispone para todos Sus Hijos. 11Al ofrecer libertad te liberarás.

8. La libertad es el único regalo que les puedes ofrecer a los Hijos de Dios, ya que es el reconocimiento de lo que ellos son y de lo que Él es. 2La libertad es creación porque es amor. 3No amas a quien tratas de aprisionar. 4Por lo tanto, cuando tratas de aprisio­nar a alguien, incluyéndote a ti mismo, no le amas y no te puedes identificar con él. 5Cuando te aprisionas a ti mismo pierdes de vista tu verdadera identificación conmigo y con el Padre. 6Tu identificación es con el Padre y con el Hijo. 7Es imposible que te identifiques con uno y no con el otro. 8Si eres parte de uno, eres parte del otro, ya que ambos son uno. 9La Santísima Trinidad es santa porque es Una. 10Si te excluyes a ti mismo de esta unión, estás percibiendo a la Santísima Trinidad como desunida. 11Tú no puedes sino estar incluido en ella porque la Santísima Trinidad lo es todo. 12A menos que ocupes el lugar que te corresponde en Ella y cumplas la función que por ser parte de Ella te corresponde llevar a cabo, la Santísima Trinidad estará tan desposeída como tú. 13Ninguna de Sus partes puede estar aprisionada si es que su verdad ha de conocerse.



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