DESPERTAR AL AMOR

miércoles, 6 de junio de 2012

6 JUNIO: En Su Presencia he de estar ahora.


AUDIOLIBRO


EJERCICIOS

En Su Presencia he de estar ahora.

1. Éste es un día de silencio y de fe. 2Es un tiempo especial y muy prometedor en el calendario de tus días. 3Es un tiempo que el Cielo ha reservado para rillar sobre él y verter una luz perenne en la que se oyen ecos de la eternidad. 4Este día es santo, pues anuncia una nueva experiencia; una manera de sentir distinta y una conciencia diferente. 5Son muchos los días y las noches que te has pasado celebrando la muerte. 6Hoy vas a aprender a sentir el júbilo de la vida.
2. Éste es otro punto decisivo en el plan de estudios. 2Añadimos ahora una nueva dimensión: otra clase de experiencia que arroja una nueva luz sobre todo lo que ya hemos aprendido y nos pre­para para lo que todavía nos queda por aprender. 3Nos lleva a las puertas donde finaliza el aprendizaje y donde captamos un atisbo de lo que se encuentra mucho más allá de lo que el aprendizaje puede lograr. 4Nos deja aquí por un instante, y nosotros seguimos adelante, seguros de nuestro rumbo y de nuestro único objetivo.
3. Hoy se te concederá tener un atisbo del Cielo, aunque regresa­rás nuevamente a las sendas del aprendizaje. 2Tu progreso, no obstante, ha sido tal que puedes alterar el tiempo lo suficiente como para poder superar sus leyes y adentrarte en la eternidad por un rato. 3Aprender a hacer esto te resultará cada vez más fácil, a medida que cada lección, fielmente practicada, te lleve con mayor rapidez a este santo lugar y te deje, por un momento, con tu Ser.
4. Él dirigirá tu práctica hoy, pues lo que estás pidiendo ahora es lo que Su Voluntad dispone. 2Y al haber unido tu voluntad a la Suya en este día, es imposible que no se te conceda lo que estás pidiendo. 3No necesitas más que la idea de hoy para iluminar tu mente y dejar que descanse en tranquila expectación y en sereno gozo, desde los cuales dejas atrás rápidamente al mundo.
5. A partir de hoy, tu ministerio adquirirá un genuino fervor y una luminosidad que se transmitirá desde tus dedos hasta aquellos a quienes toques, y que bendecirá a todos los que contemples. 2Una visión llegará a todos aquellos con quienes te encuentres, a todos aquellos en quienes pienses y a todos aquellos que piensen en ti. 3Pues la experiencia que has de tener hoy transformará tu mente de tal manera que se convertirá en la piedra de toque de los santos Pensamientos de Dios.
6. Tu cuerpo será santificado hoy, al ser su único propósito ahora iluminar el mundo con la visión de lo que has de experimentar en este día. 2Una experiencia como ésta no se puede transmitir directamente. 3No obstante, deja en nuestros ojos una visión que podemos ofrecerles a todos, para que puedan tener lo antes posi­ble la misma experiencia en la que el mundo se olvida callada­mente y el Cielo se recuerda por un tiempo.
7. A medida que esta experiencia se intensifica y todos tus objeti­vos excepto éste dejan de ser importantes, el mundo al que retor­nas se acerca cada vez más al final del tiempo, se asemeja un poco más al Cielo en todo y se aproxima un poco más a su libera­ción. 2Y tú que le brindas luz podrás ver la luz con más certeza; la visión con mayor nitidez. 3Mas llegará un momento en que no retornarás con la misma forma en la que ahora apareces, pues ya no tendrás más necesidad de ella. 4Pero ahora tiene un propósito, y lo cumplirá debidamente.
8. Hoy nos embarcamos en un viaje con el que jamás has soñado. 2Pero el Santísimo, el Dador de los sueños felices de la vida, el Traductor de la percepción a la verdad, el santo Guía al Cielo que se te ha dado, ha soñado por ti esta jornada que emprendes y das comienzo hoy, con la experiencia que este día te ofrece para que sea tuya.           
9. En la Presencia de Cristo hemos de estar ahora, serenamente inconscientes de todo excepto de Su radiante faz y de Su Amor perfecto. 2La visión de Su faz estará contigo, pero llegará un ins­tante que transcenderá toda visión, incluida ésta, la más sagrada. 3Esto es algo que jamás podrás enseñar porque no lo adquiriste a través del aprendizaje. 4No obstante, la visión habla del recuerdo de lo que supiste en ese instante, y de lo que, sin duda, habrás de saber de nuevo.

TEXTO

V. El círculo de la Expiación

 

1. La única parte de tu mente que es real es la parte que aún te vincula con Dios. 2¿Te gustaría que toda ella fuese transformada en un radiante mensaje del Amor de Dios para ser compartido con todos los que se sienten solos por haber negado a Dios? 3Dios hace que esto sea posible. 4¿Cómo ibas a negarle Su anhelo de que se le conozca? 5Tú anhelas estar con Él, tal como Él anhela estar contigo. 6Esto es eternamente inalterable. 7Acepta, pues, lo inmutable. 8Deja el mundo de la muerte atrás, y regresa al Cielo en paz. 9Aquí no hay nada que tenga valor; todo lo que tiene valor se encuentra en el Cielo. 10Escucha al Espíritu Santo, y a Dios a través de Él. 11Él te habla de ti., 12No hay culpabilidad en ti, pues Dios se encuentra bendecido en Su Hijo, tal como el Hijo se encuentra bendecido en el Padre.
2. Todo el mundo tiene un papel especial en la Expiación, pero el mensaje que se le da a cada uno de ellos es siempre el mismo: El Hijo de Dios es inocente. 2Cada uno enseña este mensaje de modo diferente, y lo aprende de modo diferente. 3Pero hasta que no lo enseñe y lo aprenda, tendrá la vaga conciencia de que no está llevando a cabo su verdadera función, y no podrá por menos que sufrir por ello. 4La carga de la culpabilidad es pesada, pero Dios no quiere que sigas atado a ella. Su plan para tu despertar es tan perfecto como el tuyo es falible 6 no sabes lo que haces, pero Aquel que sabe está contigo. 7Tuya es Su dulzura, y todo el amor que compartes con Dios Él lo ha salvaguardado para ti. 8Él sólo quiere enseñarte a ser feliz.
3 ¡Bendito Hijo de un Padre que bendice sin reservas, el júbilo fue creado para ti! 2¿Quién puede condenar a quien Dios ha ben­decido? 3No hay nada en la Mente de Dios que no comparta Su radiante inocencia. 4La creación es la extensión natural de la per­fecta pureza. 5Tu única misión aquí es dedicarte plenamente, y de buena voluntad, a la negación de todas las manifestaciones de la culpabilidad. 6Acusar es no entender. 7Los felices aprendices de la Expiación se convierten en los maestros de la inocencia, la cual es el derecho de todo lo que Dios creó. 8No les niegues lo que les corresponde, pues no se lo estarías negando sólo a ellos.
4. El Hijo de Dios tiene derecho a heredar el Reino, el cual se le dio en su creación. 2No trates de robárselo, pues estarás buscán­dote culpabilidad y no podrás sino experimentarla. 3Protege su pureza contra cada pensamiento que quisiera robársela y ocul­tarla de sus ojos. 4Lleva la inocencia a la luz, en respuesta a la llamada de la Expiación. 5Nunca permitas que la pureza perma­nezca oculta, sino que, por el contrario, descorre con tu luz los pesados velos de culpabilidad tras los cuales el Hijo de Dios se ha ocultado a sí mismo de sus propios ojos.
5. Aquí todos estamos unidos en la Expiación, y no hay nada más en este mundo que pueda unirnos. 2Así es como desaparecerá el mundo de la separación, y como se restablecerá la plena comunicación entre Padre e Hijo. 3El milagro reconoce la inocencia que tiene que haberse negado para que se haya producido la necesidad de curación. 4No niegues este jubiloso reconocimiento, pues toda esperanza de felicidad y de liberación de cualquier tipo de sufrimiento reside en él. 5¿Hay alguien que no desee liberarse del dolor? 6Tal vez no haya aprendido todavía cómo intercambiar- la culpabilidad por la inocencia, ni se haya dado cuenta de que sólo mediante este intercambio se puede liberar del dolor. 7Aun así, aquellos que no han aprendido necesitan que se les enseñe, no que se les ataque. 8Atacar a los que necesitan que se les enseñe es perder la oportunidad de poder aprender de ellos.
6. Los maestros de la inocencia, cada uno a su manera, se han unido para desempeñar el papel que les corresponde en el pro­grama de estudios unificado de la Expiación. 2Aparte de este programa, no hay nada más que tenga un objetivo de enseñanza unificado. 3En este programa de estudios no hay conflictos, pues sólo tiene un objetivo, no importa cómo se enseñe. 4Todo esfuerzo que se haga en su favor se le ofrece a la eterna gloria de Dios y de Su creación con el solo propósito de liberar de la culpabilidad. 5Y cada enseñanza que apunte en esa dirección apunta directamente al Cielo y a la paz de Dios. 6No hay dolor, pruebas o miedo que esta enseñanza no pueda vencer. 7El poder de Dios Mismo la apoya y garantiza sus resultados ilimitados.
7. Une tus esfuerzos al poder que no puede fracasar y sólo puede conducir a la paz. 2No hay nadie a quien una enseñanza como ésta no le conmueva. 3No te sentirás excluido del poder de Dios si te dedicas a enseñar sólo esto. 4No estarás exento de los efectos de esta santísima lección, que sólo se propone restablecer lo que constituye el derecho de la creación de Dios. 5Todo aquel a quien liberes de la culpabilidad te mostrará tu inocencia. 6El círculo de la Expiación es infinito. 7Y con cada hermano que incluyas dentro de los confines de seguridad y perfecta paz de dicho círculo, tu confianza de que estás incluido y a salvo dentro del mismo aumentará.
8. ¡Que la paz sea, pues, con todos los que se convierten en maestros de paz! 2Pues la paz es el reconocimiento de la pureza per­fecta, de la que nadie está excluido. 3Dentro de su santo círculo se encuentran todos los que Dios creó como Su Hijo. 4El júbilo es su atributo unificador, y no deja a nadie afuera solo, sufriendo el dolor de la culpabilidad. 5El poder de Dios atrae a todos hacia la seguridad que ofrece su regazo de amor y unión. 60cupa queda­mente tu puesto dentro del círculo, y atrae a todas las mentes torturadas para que se unan a ti en la seguridad de su paz y de su santidad. 7Mora a mi lado dentro de él, como maestro de la Expia­ción y no de la culpabilidad.
9. Bendito seas tú que enseñas esto conmigo. 2Nuestro poder no emana de nosotros, sino de nuestro Padre. 3En nuestra inocencia lo conocemos a Él, tal como Él sabe que somos inocentes. 4Yo estoy dentro del círculo, llamándote a que vengas a la paz. 5Enseña paz conmigo, y álzate conmigo en tierra santa. 6Recuerda por todos el poder que tu Padre les ha otorgado. 7No pienses que no puedes enseñar Su perfecta paz. 8No permanezcas afuera, sino únete a mí adentro. 9No dejes de cumplir el único propósito al que mi enseñanza te exhorta. 10Devuélvele a Dios Su Hijo tal como Él lo creó, enseñándole que es inocente.
10. La crucifixión no jugó ningún papel en la Expiación. 2Sólo la resurrección lo hizo y esa fue mi contribución. 3La resurrección es el símbolo de la liberación de la culpabilidad por medio de la inocencia. 4Tú crucificarías a todo aquel a quien percibes como culpable. 5Mas le devuelves la inocencia a todo aquel a quien consideras inocente. 6La crucifixión es siempre la meta del ego, 7que considera a todo el mundo culpable, y mediante su conde­nación procura matar. 8El Espíritu Santo sólo ve inocencia, y mediante Su dulzura Él desea liberarte del miedo y re-establecer el reino del amor. 9El poder del amor reside en Su dulzura, que es de Dios y, por lo tanto, no puede crucificar ni ser crucificada. 10El templo que restauras se convierte en tu altar, pues fue recons­truido a través de ti. 11Todo lo que le das a Dios es tuyo. 12Así es como Él crea, y así es como tú debes restaurar.
11. A todo aquel que ves, o bien lo ubicas dentro del santo círculo de la Expiación o bien lo dejas afuera, juzgándolo como que merece ser crucificado o redimido. 2Si lo incluyes dentro del cír­culo de pureza, descansarás allí con él. 3Si lo excluyes, te quedas afuera con él. 4No juzgues, excepto desde una quietud que no emana de ti. 5Niégate a aceptar que alguien pueda estar exento de la bendición de la Expiación y condúcelo a ésta bendiciéndolo. 6La santidad tiene que ser compartida, pues en ello radica todo lo que la hace santa. 7Ven gustosamente al santo círculo y-contempla en paz a todos los que creen estar excluidos. 8No excluyas a nadie del círculo porque en él se encuentra lo que tu hermano y tú estáis buscando. 9Ven, unámonos a él en el santo lugar de paz en el que nos corresponde estar a todos, unidos cual uno solo dentro de la Causa de la paz.

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