DESPERTAR AL AMOR

jueves, 12 de julio de 2012

12 JULIO: Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.

AUDIOLIBRO

EJERCICIOS
LECCIÓN 193

Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.


1. El aprendizaje es algo que le es ajeno a Dios. 2Su Voluntad, no obstante, se extiende hasta lo que Él no entiende; en el sentido de que Él dispone que la felicidad que Su Hijo heredó de Él perma­nezca incólume, sea perpetua y por siempre en aumento, que se expanda eternamente en la dicha de la creación plena, que sea eternamente receptiva y absolutamente ilimitada en Él. 3Ésa es Su Voluntad. 4Por lo tanto, Su Voluntad provee los medios para garantizar que se cumpla.
2. Dios no ve contradicciones. 2Sin embargo, Su Hijo cree verlas. 3Por eso tiene necesidad de Alguien que pueda corregir su defec­tuosa manera de ver y ofrecerle una visión que lo conduzca de nuevo al lugar donde la percepción cesa. 4Dios no percibe en abso­luto. 5Él es, no obstante, Quien provee los medios para que la percepción se vuelva lo suficientemente hermosa y verdadera como para que la luz del Cielo pueda resplandecer sobre ella. 6Él es Quien responde a las contradicciones de Su Hijo y Quien man­tiene su inocencia a salvo para siempre.
3. Éstas son las lecciones que Dios quiere que aprendas. 2Su Voluntad se refleja en todas ellas, y ellas reflejan Su amorosa bondad para con el Hijo que Él ama. 3Cada lección encierra un pensamiento central, que se repite en todas ellas. 4Su forma es lo único que varía, según las circunstancias, los acontecimientos, los personajes o los temas, los cuales parecen ser reales, pero no lo son. 5Su contenido fundamental es el mismo 6y es éste:
7Perdona, y verás esto de otra forma.
4. Es cierto que no parece que todo pesar no sea más que una falta de perdón. 2No obstante, eso es lo que en cada caso se encuentra tras la forma. 3Esta uniformidad es lo que hace que el aprendizaje sea algo seguro, ya que la lección es tan simple que al final no se puede rechazar. 4Nadie se puede ocultar para siempre de una ver­dad tan obvia, que aunque se presenta en innumerables formas, se puede reconocer con la misma facilidad en todas ellas, sólo con desear ver la simple lección que allí se encierra.
5.                                                    Perdona, y verás esto de otra forma.
2Éstas son las palabras que el Espíritu Santo te dice en medio de todas tus tribulaciones, todo dolor y todo sufrimiento, sea cual sea la forma en que se manifiesten. 3Éstas son las palabras con las que a la tentación le llega su fin, y la culpabilidad, abandonada ahora, deja de ser objeto de reverencia. 4Éstas son las palabras que ponen fin al sueño de pecado y eliminan todo miedo de la mente. 5Éstas son las palabras mediante las cuales al mundo entero le llega la salvación.
6. ¿No deberíamos acaso aprender a decir estas palabras cada vez que nos sintamos tentados de creer que el dolor es real y la muerte se vuelva nuestra elección en lugar de la vida? 2¿No deberíamos acaso aprender a decirlas una vez que hayamos comprendido el poder que tienen para liberar a todas las mentes de la esclavitud? 3Éstas son palabras que te dan poder sobre todos los aconteci­mientos que parecen tener control sobre ti. 4Ves esos aconte­cimientos correctamente cuando mantienes estas palabras en tu conciencia, sin olvidarte de que son aplicables a todo lo que ves o a todo lo que cualquier hermano contemple erróneamente.
7. ¿Cómo puedes saber cuándo estás viendo equivocadamente o cuándo no está alguien percibiendo la lección que debería apren­der? 2¿Parece ser real el dolor en dicha percepción? 3Si lo parece, ten por seguro que no se ha aprendido la lección, 4y que en la mente que ve el dolor a través de los ojos que ella misma dirige permanece oculta una falta de perdón.
8. Dios no quiere que sigas sufriendo de esa manera. 2Él quiere ayudarte a que te perdones a ti mismo. 3Su Hijo no recuerda quién es, 4y Dios no quiere que se olvide de Su Amor ni de todos los dones que Su Amor trae consigo. 5¿Renunciarías ahora a tu propia salvación? 6¿Dejarías acaso de aprender las sencillas lecciones que el Maestro celestial pone ante ti para que todo dolor desaparezca y el Hijo pueda recordar a su Padre?
9. Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que aprendas. 2Él no deja ningún pensamiento rencoroso sin corregir, ni que ninguna espina o clavo lastime en modo alguno a Su santo Hijo. 3Él quiere asegurarse de que su santo descanso permanezca sereno e imperturbable, sin preocupaciones, en un hogar eterno que cuida de él. 4Él quiere que todas las lágrimas sean enjugadas y que no quede ni una sola más por derramar, ni ninguna que sólo esté esperando el momento señalado para brotar. 5Pues Dios ha dispuesto que la risa reemplace a cada una de ellas y que Su Hijo sea libre otra vez.
10. Hoy trataremos de superar en un solo día miles de aparentes obstáculos a la paz. 2Deja que la misericordia llegue a ti cuanto antes. 3No trates de posponer su llegada ni un sólo día, minuto o instante más. 4Para eso se hizo el tiempo. 5Úsalo hoy para lo que es. 6Dedica, mañana y noche, el tiempo que puedas a lo que éste tiene como propósito, y no permitas que el tiempo que dediques sea menos que el que sea necesario para satisfacer tu más impe­riosa necesidad.
11. Da todo lo que puedas, y luego da un poco más. 2Pues ahora nos levantaremos apresuradamente e iremos a casa de nuestro Padre. 3Hemos estado ausentes demasiado tiempo y ya no quere­mos seguir demorándonos más aquí. 4Según practicamos, pense­mos en todas las cosas con las que nos hemos quedado para resolverlas por nuestra cuenta y que hemos mantenido fuera del alcance de la curación. 5Entreguémoselas a Aquel que sabe cómo contemplarlas de manera que desaparezcan. 6La verdad es Su mensaje; la verdad es Su enseñanza. 7Suyas son las lecciones que Dios quiere que aprendamos.
12. Hoy, y en los días venideros, dedica un poco de tiempo cada hora a practicar la lección del perdón tal como se indique. 2Trata de aplicarla a lo acontecido en esa hora, de manera que la próxima esté libre de todo ello. 3De esta manera, las cadenas del tiempo se desatarán fácilmente. 4No dejes que ninguna hora arroje su som­bra sobre la siguiente, y cuando haya transcurrido, deja que todo lo acontecido se vaya con ella. 5De este modo, permanecerás libre y en paz eterna en el mundo del tiempo.
13. Ésta es la lección que Dios quiere que aprendas: Hay una manera de contemplarlo todo que te acerca más a Él y a la salva­ción del mundo. 2A todo lo que habla de terror, responde de esta manera:
3Perdonaré, y esto desaparecerá.
4Repite estas mismas palabras ante toda aprensión, preocupación o sufrimiento. 5Y entonces estarás en posesión de la llave que abre las puertas del Cielo y que hace que el Amor de Dios el Padre llegue por fin hasta la tierra para elevarla hasta el Cielo. 6Dios Mismo dará este paso final. 7No te niegues a dar los pequeños pasos que te pide para que puedas llegar hasta Él.


TEXTO

III. Sombras del pasado

1. Perdonar no es otra cosa que recordar únicamente los pensa­mientos amorosos que diste en el pasado, y aquellos que se te dieron a ti. 2Todo lo demás debe olvidarse. 3El perdón es una forma selectiva de recordar que no se basa en tu propia selección. 4Pues las tenebrosas figuras que quieres hacer inmortales son "enemigos" de la realidad. 5Procura estar dispuesto a perdonar al Hijo de Dios por lo que él no hizo. 6Las tenebrosas figuras son los testigos que traes contigo para demostrar que el Hijo de Dios hizo lo que no hizo. 7Puesto que las traes contigo, las oirás. 8Y tú que las conservas porque tú mismo así lo elegiste, no puedes entender cómo llegaron hasta tu mente ni cuál es su propósito. 9Representan el mal que crees que se te infligió. 10Las traes con­tigo sólo para poder devolver mal por mal, con la esperanza de que su testimonio te permita pensar que otro es culpable sin que ello te afecte a ti. 11Hablan tan decididamente en favor de la sepa­ración que nadie que no estuviese obsesionado por perpetuar la separación podría oírlas. 12Te ofrecen las "razones" por las cuales deberías entablar alianzas no santas a fin de apoyar los objetivos del ego y hacer de tus relaciones testimonios de su poder.
2. Son estas tenebrosas figuras las que quieren santificar al ego ante tus ojos, y enseñarte que lo que haces para mantenerlo a salvo es en realidad amor. 2Estas tenebrosas figuras siempre hablan de venganza, y todas las relaciones que entablan son absolutamente dementes. 3Tales relaciones tienen, sin excepción, el propósito de excluir la verdad del otro, así como la verdad acerca de ti. 4Por eso es por lo que ves tanto en ti como en el otro lo que no está ahí, haciendo de ambos los esclavos de la ven­ganza. 5Y por eso es por lo que cualquier cosa que te recuerde tus resentimientos pasados te atrae y te parece que es amor, independientemente de cuán distorsionadas sean las asociaciones que te llevan a hacer esa conexión. 6Y finalmente, ésa es la razón de que todas las relaciones de ese tipo se convierten en intentos de unión a través del cuerpo, pues sólo los cuerpos pueden conside­rarse medios de venganza. 7Es evidente que los cuerpos son el foco central de todas las relaciones no santas. 8Has aprendido esto por experiencia propia. 9Pero de lo que tal vez no te das cuenta es de todas las razones que hacen que la relación no sea santa. 10Pues la falta de santidad procura reforzarse a sí misma, tal como la santidad lo hace, atrayendo hacia sí lo que percibe como afín a ella.
3. No es con el cuerpo del otro con el que se intenta la unión en la relación no santa, sino con los cuerpos de los que no están ahí. 2Pues ni siquiera el cuerpo del otro, que de por sí es una percep­ción de él seriamente limitada, es el foco central tal como es, o al menos, no del todo. 3Lo que se puede emplear para fantasías de venganza, y lo que más fácilmente puede asociarse con aquellos contra quienes realmente se busca la venganza, es donde se centra la atención, y son estas partes las que se seleccionan como las únicas que tienen valor. 4Cada paso en el proceso de entablar, mantener o romper una relación no santa es un avance progresivo hacia una mayor fragmentación y una mayor irrealidad. 5Las tenebrosas figuras se vuelven cada vez más imperantes, y la importancia de aquel en quien parecen manifestarse disminuye.
4. El tiempo es ciertamente severo con la relación no santa. 2Pues el tiempo es cruel en manos del ego, de la misma manera en que es benévolo cuando se usa en favor de la mansedumbre. 3La atrac­ción de la relación no santa empieza a disminuir y a ponerse en duda casi de inmediato. 4Una vez que se ha establecido la rela­ción, la duda surge inevitablemente, pues el propósito de la rela­ción no se puede alcanzar. 5El "ideal" de la relación no santa, por lo tanto, requiere que la realidad del otro no venga a "estropear" el sueño. 6Y cuanto menos aporte a la relación, "mejor" se vuelve ésta. 7Y así, el intento de unión se convierte en una forma de excluir incluso a aquel con quien se procuró la unión. 8Pues la relación se estableció precisamente para excluirle de ella y para que la "unión" fuese con fantasías en las que se goza de una "dicha" ininterrumpida.
5. ¿Cómo puede el Espíritu Santo introducir Su interpretación de que el cuerpo es un medio de comunicación en las relaciones cuyo único propósito es separarse de la realidad? 2Lo que el per­dón es, es lo que le capacita para hacerlo. 3Si se ha olvidado todo, excepto los pensamientos amorosos, lo que queda es eterno. 4Y el pasado transformado se vuelve como el presente. 5El pasado deja de estar en conflicto con el ahora. 6Esta continuidad extiende el presente al aumentar su realidad y su valor en la percepción que tienes de él. 7En estos pensamientos amorosos, y oculta tras la fealdad de la relación no santa en la que se recuerda el odio, se encuentra la chispa de belleza dispuesta a cobrar vida tan pronto como se le entregue la relación a Aquel que le infunde vida y belleza. 8Por eso es por lo que la Expiación se centra en el pasado, que es la fuente de la separación y donde ésta debe ser des-hecha. 9Pues la separación debe ser corregida allí donde fue concebida.
6. El ego trata de "resolver" sus problemas, no en su punto de origen, sino donde no fueron concebidos. 2Y así es como trata de garantizar que no tengan solución. 3Lo único que el Espíritu Santo desea es resolver todo completa y perfectamente, de modo que busca y halla la fuente de los problemas allí donde ésta se encuen­tra, y allí mismo la deshace. 4Y con cada paso del proceso de des­hacer que Él lleva a cabo, la separación se va deshaciendo más y más, y la unión se vuelve cada vez más inminente. 5Ninguna "razón" que hable en favor de la separación le causa confusión alguna. 6Lo único que percibe en la separación es que tiene que ser des-hecha. 7Permite que Él descubra la chispa de belleza que se encuentra oculta en tus relaciones y te la revele. 8Su belleza te atraerá tanto, que no estarás dispuesto a perderla de vista nuevamente. 9Y dejarás que esta chispa transforme la relación de modo que la puedas ver más y más. 10Pues la desearás más y más, y estarás cada vez menos dispuesto a que esté oculta de ti. 11Y aprenderás a buscar y a establecer las condiciones en las que esta belleza se puede ver.
7. Harás todo esto gustosamente, sólo con que le dejes mantener la chispa delante de ti para que alumbre tu camino y puedas verlo con claridad. 2El Hijo de Dios es uno. 3A quienes Dios ha unido como uno, el ego no los puede desunir. 4Por muy oculta que se encuentre en toda relación, la chispa de la santidad no puede sino estar a salvo. 5Pues el Creador de la única relación que existe no se ha excluido a Sí Mismo de ninguno de sus aspectos. 6Éste es el único aspecto de la relación que el Espíritu Santo ve porque sabe que únicamente ese aspecto es verdad. 7Tú has hecho que la rela­ción sea irreal y, por lo tanto, no santa, al verla como no es y donde no está. 8Entrégale el pasado a Aquel que puede hacer que cambies de parecer con respecto a él por ti. 9Pero asegúrate antes que nada de que te das cuenta plenamente de lo que has hecho que el pasado represente, y por qué.
8. El pasado se convierte en la justificación para entablar una alianza continua y profana con el ego contra el presente. 2Pues el presente es perdón. 3Por lo tanto, las relaciones que la alianza no santa fomenta no se perciben ni se experimentan como si estuvie­sen ocurriendo ahora. 4Mas el marco de referencia al que se recu­rre para que le dé significado al presente es una ilusión del pasado en la que se conservan aquellos elementos que se ajustan al propósito de la relación no santa, y se abandonan todos los demás. 5Y lo que de esta manera se abandona, es toda la verdad que el pasado jamás habría podido ofrecer al presente para que diese testimonio de la realidad de éste. 6Lo que se conserva no hace sino dar testimonio de la realidad de los sueños.
9. Sigue estando en tus manos elegir unirte a la verdad o a la ilusión. 2Pero recuerda que elegir una es abandonar la otra. 3Dota­rás de belleza y realidad a la que elijas porque tu elección depende de cuál valoras más. 4La chispa de belleza o el velo de fealdad, el mundo real o el de la culpabilidad y el miedo, la verdad o la ilusión, la libertad o la esclavitud, es todo lo mismo. 5Pues no puedes elegir más que entre Dios o el ego. 6Todo sistema de pen­samiento o bien es verdadero o bien falso, y todos sus atributos se derivan naturalmente de lo que es. 7Únicamente los Pensamientos de Dios son verdaderos. 8Y todo lo que se deriva de ellos procede de lo que son, y es tan verdadero como la santa Fuente de donde procedieron.
10. Santo hermano mío, quiero formar parte de todas tus relacio­nes, e interponerme entre tus fantasías y tú. 2Permite que mi rela­ción contigo sea algo real para ti, y déjame infundirle realidad a la percepción que tienes de tus hermanos. 3No fueron creados para que pudieses hacerte daño a través de ellos. 4Fueron creados para crear junto contigo. 5Ésta es la verdad que quiero interponer entre tu objetivo de locura y tú. 6No te separes de mí ni dejes que el santo propósito de la Expiación se pierda de vista en sueños de venganza. 7Las relaciones en las que tales sueños se tienen en gran estima me excluyen a mí. 8En el Nombre de Dios, déjame entrar a formar parte de ellas y brindarte paz para que tú a tu vez puedas ofrecerme paz a mí.

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