DESPERTAR AL AMOR

miércoles, 28 de noviembre de 2012

28 NOVIEMBRE: El miedo aprisiona al mundo. El perdón lo libera.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 332


El miedo aprisiona al mundo. El perdón lo libera.


1. El ego forja ilusiones. 2La verdad desvanece sus sueños malva­dos con el brillo de su fulgor. 3La verdad nunca ataca. 4Sencilla­mente es. 5Y por medio de su presencia se retira a la mente de las fantasías, y así ésta despierta a lo real. 6El perdón invita a esta presencia a que entre, y a que ocupe el lugar que le corresponde en la mente. 7Sin el perdón, la mente se encuentra encadenada, creyendo en su propia futilidad. 8Mas con el perdón, la luz brilla a través del sueño de tinieblas, ofreciéndole esperanzas y propor­cionándole los medios para que tome conciencia de la libertad que es su herencia.

2. Hoy no queremos volver a aprisionar al mundo. 2El miedo lo man­tiene aprisionado. 3Mas Tu Amor nos ha proporcionado los medios para liberarlo. 4Padre, queremos liberarlo ahora. 5Pues cuando ofrecemos libertad se nos concede a nosotros. 6Y no queremos seguir presos cuando Tú nos ofreces la libertad.


TEXTO

 

 

III. Los testigos de Dios



1. No condenes a tu salvador porque él crea ser un cuerpo. 2Pues más allá de sus sueños se encuentra su realidad. 3Pero antes de que él pueda recordar lo que es, tiene que aprender que es un salvador. 4Y tiene que salvar a todo aquel que quiera ser salvado. 5Su felicidad depende de que te salve a ti. 6Pues, ¿quién puede ser un salvador sino aquel que brinda salvación? 7De este modo aprende que la salvación es algo que él tiene que ofrecer. 8Pues a menos que se la conceda a otro no sabrá que dispone de ella, ya que dar es la prueba de que se tiene. 9Esto no lo pueden entender aquellos que creen que con su fuerza pueden menoscabar a Dios. 10Pues, ¿quién podría dar lo que no tiene? a¿Y quién podría per­der al dar aquello que, por el hecho de darlo, no puede sino aumentar?

2. ¿Crees acaso que el Padre perdió Su Ser cuando te creó? 2¿Crees que se debilitó por haber compartido Su Amor? 3¿Se vio acaso menoscabada Su plenitud debido a tu perfección? 4¿O eres tú la prueba de Su plenitud y perfección? 5No niegues Su testigo en el sueño que Su Hijo prefiere a su propia realidad. 6Su Hijo tiene que ser el salvador del sueño al que dio lugar, para poder así liberarse de él. 7Tiene que ver a otro no como un cuerpo, sino como uno con él, sin la muralla que el mundo ha construido para mantener separadas todas las cosas vivientes que no saben que viven.

3. En el sueño de cuerpos y muerte aún puede vislumbrarse un atisbo de verdad que tal vez no es más que una pequeña chispa, un espacio de luz creado en la oscuridad donde Dios refulge todavía. 2no puedes despertarte a ti mismo. 3No obstante, puedes permitir que se te despierte. 4Puedes pasar por alto los sueños de tu hermano. 5Puedes perdonarle sus ilusiones tan per­fectamente, que él se convierte en el que te salva de tus sueños. 6Y al verlo brillar en el espacio de luz donde Dios mora dentro de la oscuridad, verás que Dios Mismo se encuentra allí donde está su cuerpo. 7Ante esta luz el cuerpo desaparece, de la misma manera en que las sombras densas ceden ante la luz. 8La oscuridad no puede decidir que el cuerpo siga presente. 9La llegada de la luz supone su desaparición. 10Verás entonces a tu hermano en la gloria, y entenderás qué es lo que realmente llena la brecha que por tanto tiempo pensaste que os mantenía separados. 11Ahí, en lugar de ella, el testigo de Dios ha trazado el dulce camino de la bondad para que el Hijo de Dios lo recorra. 12A todo aquel que perdonas se le concede el poder de perdonarte a ti tus ilusiones. 13Mediante tu regalo de libertad te liberas tú.

4. Hazte a un lado y deja pasar al amor, el cual tú no creaste, pero sí puedes extender. 2En la tierra eso quiere decir perdonar a tu hermano, para que las tinieblas desaparezcan de tu mente. 3Una vez que la luz haya llegado hasta tu hermano a través de tu per­dón, él no se olvidará de su salvador ni lo dejará sin absolver. 4Pues fue en tu rostro donde vio la luz que quiere mantener a su lado, a medida que camina a través de las tinieblas hacia la Luz eterna.

5. ¡Cuán santo debes ser tú para que el Hijo de Dios pueda ser tu salvador en medio de sueños de desolación y de desastres! 2Observa cuán deseoso llega, apartando las densas sombras que lo mantenían oculto, para poder brillar sobre ti lleno de gratitud y amor. 3Él es él mismo, pero no él mismo solo. 4Y de la misma manera en que su Padre no perdió parte de él al crearte a ti, así la luz en él es aún más brillante por tú haberle dado tu luz para salvarlo de las tinieblas. 5Y ahora la luz en ti tiene que ser tan brillante como la que refulge en él. 6Ésta es la chispa que brilla en el sueño: que tú puedes ayudarle a despertar, y estar seguro de que sus ojos despiertos se posarán sobre ti. 7Y con su feliz salva­ción, te salvas tú.

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