DESPERTAR AL AMOR

jueves, 4 de abril de 2013

4 ABRIL: Soy tal como Dios me creó.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

Soy tal como Dios me creó.

1. Hoy continuamos con la idea que nos brinda total salvación; la afirmación que hace que toda forma de tentación sea impotente; el pensamiento que silencia al ego y lo desarma por completo. 2Eres tal como Dios te creó. 3Esta idea acalla todos los sonidos de este mundo, hace que sus vistas desaparezcan y borra para siempre todos los pensamientos que él jamás haya tenido. 4Con esta idea se alcanza la salvación. 5Con esta idea se restaura la cordura.

2. La verdadera luz es fortaleza, y la fortaleza es impecabilidad. 2Si sigues siendo tal como Dios te creó, tienes que ser fuerte, y la luz tiene que encontrarse en ti. 3Aquel que se aseguró de que fueses impecable, tiene que ser necesariamente la garantía de tu fortaleza y tu luz. 4Eres tal como Dios te creó. 5Las tinieblas no pueden ensombrecer la gloria del Hijo de Dios. 6Te encuentras en la luz, firme en la impecabilidad en la que fuiste creado y en la que permanecerás por toda la eternidad.

3. Hoy volveremos a dedicar los primeros cinco minutos de cada hora de vigilia a intentar sentir la verdad que se encuentra en ti. 2Comienza estos períodos de búsqueda con estas palabras:

3Soy tal como Dios me creó.
4Soy Su Hijo eternamente.

5Trata ahora de llegar hasta el Hijo de Dios en ti. 6Éste es el Ser que jamás pecó ni forjó una imagen para reemplazar a la reali­dad. 7Éste es el Ser que jamás abandonó Su morada en el seno de Dios para irse a deambular por el mundo. 8Éste es el Ser que no conoce el miedo, ni puede concebir lo que es la pérdida, el sufri­miento o la muerte.

4. Para alcanzar este objetivo no se requiere nada de ti, excepto que dejes a un lado todos los ídolos e imágenes de ti mismo, que vayas más allá de todos los atributos tanto buenos como malos que te hayas adjudicado a ti mismo y que aguardes la verdad con queda expectación. 2Dios Mismo ha prometido que ésta le será revelada a todo aquel que la pida. 3Tú la estás pidiendo ahora. 4No puedes fracasar porque Él no puede fracasar.

5. Si no cumples con el requisito de practicar durante los primeros cinco minutos de cada hora, por lo menos recuerda decirte a ti mismo una vez por hora:

2Soy tal como Dios me creó.
3Soy Su Hijo eternamente.

4Repite hoy frecuentemente para tus adentros que eres tal como Dios te creó. 5Y asegúrate de responder a cualquier persona que parezca irritarte con estas palabras:

6Eres tal como Dios te creó.
7Eres Su Hijo eternamente.

8Haz todo lo posible hoy por llevar a cabo los ejercicios que se deben hacer cada hora. 9Cada sesión de práctica será un paso gigantesco hacia tu liberación, y un hito en el proceso de apren­der el sistema de pensamiento que este curso postula.



TEXTO

IV. El plan de perdón del Espíritu Santo
 
1. La Expiación es para todos porque es la forma de desvanecer la creencia de que algo pueda ser únicamente para ti. 2Perdonar es pasar por alto. 3Mira entonces más allá del error, y no dejes que tu percepción se fije en él, pues, de lo contrario, creerás lo que tu percepción te muestre. 4Acepta como verdadero sólo lo que tu hermano es, si quieres conocerte. a ti mismo. 5Percibe lo que él no es, y no podrás saber lo que eres porque lo estarás viendo falsa­mente. 6Recuerda siempre que tu Identidad es una Identidad compartida, y que en eso reside Su realidad.

2. Tienes un papel que desempeñar en la Expiación, pero el plan de la Expiación en sí está más allá de ti. 2No sabes cómo pasar por alto los errores pues, de lo contrario, no los cometerías. 3Creer que no los cometes, o que los puedes corregir sin un Guía cuyo propósito es corregirlos, no sería más que otro error. 4Y si no sigues a ese Guía, tus errores no podrán ser corregidos. 5El plan no lo elaboraste tú debido a las limitadas ideas que tienes acerca de lo que eres. 6De esta sensación de limitación es de donde emanan todos los errores. 7La forma de deshacerlos, por lo tanto, no procede de ti, sino que es para ti.

3. La Expiación es una lección acerca de cómo compartir, que se te da porque te has olvidado de cómo hacerlo.  2El Espíritu Santo simplemente te recuerda el uso natural de tus capacidades. 3Al reinterpretar la capacidad de atacar como la capacidad de com­partir, Él transforma lo que tú inventaste en lo que Dios creó. 4Si quieres, alcanzar esto por medio de Él, no puedes contemplar tus capacidades a través de los ojos del ego, o las juzgarás como él lo hace. 5El daño que puedan ocasionar reside en el juicio del ego. 6El beneficio que puedan aportar reside en el juicio del Espíritu Santo.

4. El ego tiene también un plan de perdón porque estás pidiendo uno, aunque no al maestro adecuado. 2El plan del ego, por supuesto, no tiene sentido y nunca será viable. 3Al seguir su plan te pondrás simplemente en una situación imposible que es adonde el ego siempre te conduce. 4El plan del ego consiste en que primero veas el error claramente, y en que luego lo pases por alto. 5Mas ¿cómo ibas a poder pasar por alto aquello a lo que has otor­gado realidad? 6Al verlo claramente, le has otorgado realidad y no lo puedes pasar por alto. 7En este punto es donde el ego se  ve forzado a recurrir a misterios, insistiendo en que para salvarte tienes que aceptar lo que no tiene sentido. 8Son muchos los que han tratado de hacer esto en mi nombre, olvidándose de que mis pala­bras tienen perfecto sentido porque proceden de Dios. 9Son tan sensatas ahora como lo fueron siempre porque expresan ideas que son eternas.

5. El perdón que se aprende de mí no se vale del miedo para deshacer el miedo. 2Ni tampoco otorga realidad a lo que es irreal para más tarde destruirlo. 3Perdonar a través del Espíritu Santo consiste simplemente en mirar más allá del error desde un princi­pio, haciendo que, de esta manera, nunca sea real para ti. 4No dejes que ninguna creencia que afirme que el error es real se infil­tre en tu mente, o creerás también que para poder ser perdonado tienes que deshacer lo que tú mismo, has hecho. 5Lo que no tiene efectos no existe, y para el Espíritu Santo los efectos del error son inexistentes: 6Mediante la cancelación progresiva y sistemática de los efectos de todos los errores, en todas partes y con respecto a todo, el Espíritu Santo enseña que el ego no existe y lo demuestra.

6. Sigue, pues, las enseñanzas de perdón del Espíritu Santo por­que el perdón es Su función y Él sabe cómo llevarla a cabo perfec­tamente. 2Eso es lo que quise decir cuando dije que los milagros son naturales, y que cuando no ocurren es que algo anda mal. 3Los milagros son simplemente la señal de que estás dispuesto a seguir el plan de salvación del Espíritu Santo, y de que reconoces que no sabes lo que dicho plan es. 4La función que a Él le corres­ponde llevar a cabo no es la que te corresponde a ti, y a menos que aceptes esto no podrás saber cuál es tu función.

7. La confusión de funciones es una característica tan típica del ego que a estas alturas ya deberías estar familiarizado con ella. 2El ego cree que es él quien debe llevar a cabo todas las funciones, si bien no tiene la menor idea de lo que éstas son. 3Esto es algo más que una simple confusión. 4Es una combinación especialmente peligrosa de grandiosidad y confusión que predispone al ego a atacar a cualquier persona o a cualquier cosa sin ningún motivo aparente. 5Esto es exactamente lo que el ego hace. 6Sus reacciones son, imprevisibles porque no tiene idea de lo que percibe.

8. Si no tienes idea de lo que está ocurriendo, ¿cómo puedes espe­rar reaccionar debidamente? 2Podrías preguntarte, independi­entemente de cómo expliques la reacción, si el carácter imprevisible del ego justifica que le des un puesto de confianza como guía tuyo. 3Déjame repetir que las cualificaciones del ego como guía son notoriamente deficientes y que elegirle como tu maestro de salvación es una pésima elección. 4El que elige un guía completamente demente no puede por menos que ser completa­mente demente él mismo. 5No es cierto tampoco que no te des cuenta de que este guía es demente. 6Te das cuenta de ello porque yo me doy cuenta, y tú lo juzgas siguiendo el mismo criterio que sigo yo.

9. El ego vive literalmente de tiempo prestado, y sus días están contados. 2Notengas miedo del Juicio Final, sino que, por el con­trario, dale la bienvenida sin más demora, pues el tiempo de que el ego dispone lo "toma prestado" de tu eternidad. 3Éste es el Segundo Advenimiento, el cual se concibió para ti de la misma manera en que el Primero fue creado. 4El Segundo Advenimiento es simplemente el retorno de la cordura. 5¿Cómo iba a ser esto temible?   

10. ¿Qué podría ser temible sino las fantasías? a¿Y quién recurre a fantasías a menos que haya perdido toda esperanza de poder encontrar satisfacción en la realidad? 2Es indudable, no obstante, que jamás encontrarás satisfacción en fantasías, de manera que tu única esperanza es cambiar de parecer con respecto a la realidad. 3Únicamente si tu decisión de que la realidad es temible es erró­nea, puede Dios estar en lo cierto. 4Y yo te aseguro que Dios está en lo cierto. 5AIégrate, pues, de haber estado equivocado, mas ello sólo se debió a que no sabías quién eras. 6De haberlo sabido no te habrías podido equivocar, de la misma manera en que Dios no puede equivocarse.

11. Lo imposible sólo puede tener lugar en fantasías. 2Cuando buscas la realidad en fantasías no la puedes encontrar. 3Los sím­bolos de las fantasías pertenecen al ámbito del ego, y de éstos puedes encontrar una infinidad. 4Mas no busques significado en ellos. 5Están tan desprovistos de significado como las fantasías en las que van entretejidos. 6Los cuentos de hadas pueden ser pla­centeros o atemorizantes, pero nadie cree que sean verdad. 7Tal vez los niños crean en ellos, y así, por algún tiempo, son verdad para ellos. 8Mas cuando la realidad alborea, las fantasías desapa­recen. 9En el ínterin, no obstante, la realidad no había desapare­cido. 10El Segundo Advenimiento es la conciencia de la realidad, no su retorno. 12Criatura de Dios, ¡mira! la realidad está aquí. 2Te pertenece a ti, a mí y a Dios, y nos satisface completamente a todos. 3Ser cons­ciente de esto es lo único que sana porque es la conciencia dula verdad.


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