DESPERTAR AL AMOR

miércoles, 8 de mayo de 2013

8 MAYO: El mundo que veo no me ofrece nada que yo desee


AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


El mundo que veo no me ofrece nada que yo desee



1.  El mundo que ves no te ofrece nada que puedas necesitar; nada que puedas usar en modo alguno; ni nada en absoluto que te pueda hacer feliz. 2Cree esto y te habrás ahorrado muchos años de miseria, incontables desengaños y esperanzas que se convierten en amargas cenizas de desesperación. 3Todo aquel que quiera dejar atrás al mundo y remontarse más allá de su limitado alcance y de sus mezquindades tiene que aceptar que este pensamiento es verdad.

2. Cada cosa que valoras aquí no es sino una cadena que te ata al mundo; y ése es su único propósito. 2Pues todas las cosas tienen que servir para el propósito que tú  les has asignado, hasta que veas en ellas otro propósito. 3El único propósito digno de tu mente que este mundo tiene es que lo pases de largo, sin detenerte a percibir ninguna esperanza allí donde no hay ninguna. 4No te dejes engañar más. 5El mundo que ves no te ofrece nada que tú desees.

3. Escápate hoy de las cadenas con las que aprisionas a tu mente cuando percibes la salvación aquí. 2Pues aquello que valoras lo consideras parte de ti tal como te percibes a ti mismo. 3Todo aque­llo que persigues para realzar tu valor ante tus propios ojos te limita todavía más, oculta de tu conciencia tu valía y añade un cerrojo más a la puerta que conduce a la verdadera conciencia de tu Ser.

4. No dejes que nada que esté relacionado con pensamientos cor­porales te demore en tu avance hacia la salvación, ni que la tenta­ción de creer que el mundo puede ofrecerte algo que deseas te retrase. 2No hay nada aquí que valga la pena anhelar. 3Nada aquí es digno de un instante de retraso o de dolor, ni de un solo momento de incertidumbre o de duda. 4Lo que carece de valor no ofrece nada. 5Lo que verdaderamente tiene valor no se puede hallar en lo que carece de valor.

5. Nuestra práctica de hoy consiste en abandonar todo pensa­miento que tenga que ver con cualquier valor que le hayamos atribuido al mundo. 2Lo liberaremos de cualquier propósito que le hayamos asignado a sus aspectos, fases y sueños. 3Lo conside­raremos en nuestra mente como algo carente de propósito, y lo relevaremos de todo aquello que queríamos que fuese. 4De esta manera romperemos las cadenas que atrancan la puerta que con­duce a nuestra liberación de él, e iremos más allá de todos sus insignificantes valores y limitados objetivos.

6. Permanece muy quedo y en paz por un rato, y observa cuán alto te elevas por encima del mundo cuando liberas a tu mente de sus cadenas y dejas que busque el nivel donde se siente a gusto. 2Tu mente se sentirá agradecida de poder estar libre por un rato. 3Ella sabe dónde le corresponde estar. 4Libera sus alas y volará sin titubeo alguno y con alegría a unirse con su santo propósito. 5Déjala que descanse en su Creador, para que allí se le restituya la cordura, la libertad y el amor.

7. Dale hoy diez minutos de descanso en tres ocasiones. 2Y cuando abras los ojos después de cada una de estas sesiones no valorarás nada que veas tanto como lo valorabas antes. 3Tu pers­pectiva del mundo cambiará ligeramente cada vez que le permitas a tu mente liberarse de sus cadenas. 4El mundo no es el lugar donde le corresponde estar. 5Y a ti te corresponde estar allí donde ella quiere estar, y a donde va a descansar cuando la liberas del mundo. 6Tu Guía es infalible. 7Haz que tú mente sea receptiva a Él. 8Permanece muy quedo y descansa.

8. Protege asimismo tu mente a lo largo del día. 2Y cuando pien­ses que algún aspecto o alguna imagen del mundo tiene valor, niégate a encadenar tu mente de esa manera, y, en lugar de ello, repite para tus adentros con tranquila certeza:


3Esto no me tentará a que me demore.
4El mundo que veo no me ofrece nada que yo desee.



TEXTO

VII. Introspección

 

1. Los milagros demuestran que el aprendizaje ha tenido lugar bajo la debida dirección, pues el aprendizaje es invisible y lo que se ha aprendido sólo se puede reconocer por sus resultados. 2Su generalización se demuestra a medida que lo pones en práctica en más y más situaciones. 3Reconocerás que has aprendido que no hay grados de dificultad en los milagros cuando los apliques a todas las situaciones. 4No hay situación a la que los milagros no sean aplicables, y al aplicarlos a todas las situaciones el mundo real será tuyo. 5En esta santa percepción te volverás íntegro, y por tu propia aceptación de la Expiación, ésta irradiará hacia todos aquellos que el Espíritu Santo te envíe para que les des tu bendi­ción. 6La bendición de Dios mora en todos Sus Hijos, y en tu bendición de ellos radica la bendición que Dios te da a ti. 

2. Cada uno debe desempeñar el papel que le corresponde en la redención del mundo para poder reconocer que el mundo ha sido redimido. 2No puedes ver lo invisible. 3Mas si ves sus efec­tos sabes que tiene que estar ahí. 4Al percibir sus obras, reconoces su existencia. 5Y por lo que hace, te das cuenta de lo que es. 6Tú no puedes ver tus propios puntos fuertes, pero puedes tener cada vez mayor confianza en su existencia a medida que te capacitan para actuar. 7Y los resultados de tus acciones tú los puedes ver.

3. El Espíritu Santo es invisible, pero puedes ver los resultados de Su Presencia, y por ellos te darás cuenta de que Él está ahí. 2Es claro que lo que Él te capacita para hacer no es de este mundo, pues los milagros violan todas las leyes de la realidad tal como este mundo la juzga. 3Las leyes del tiempo y del espacio, del volumen y de la masa son transcendidas, pues lo que el Espíritu Santo te capacita para hacer está claramente más allá de todas ellas. 4Al percibir Sus resultados, comprenderás dónde debe estar Él, y sabrás por fin lo que Él es.

4. No puedes ver al Espíritu Santo, pero puedes ver Sus manifestaciones. 2Y a menos que las veas no te darás cuenta de que Él está ahí. 3Los milagros son Sus testigos, y hablan de Su Presencia: 4Lo que tú no puedes ver, únicamente cobra realidad para ti a través de los testigos que hablan en su favor. 5Puedes cobrar con­ciencia de lo que no ves, y Ello puede volverse increíblemente real para ti a medida que Su Presencia se ponga de manifiesto a través de ti. 6Lleva a cabo la labor del Espíritu Santo, pues com­partes Su función. 7De la misma manera en que tu función en el Cielo es crear, aquí en la tierra es curar. 8Dios comparte tu función contigo en el Cielo, y el Espíritu Santo comparte la Suya contigo en la tierra. 9Mientras sigas creyendo que tienes otras funciones, seguirás teniendo necesidad de corrección, 10pues dicha creencia es la destrucción de la paz, objetivo éste que está en directa oposición al propósito del Espíritu Santo.

5. Ves lo que  esperas ver y esperas ver aquello que invitas. 2Tu percepción es el resultado de tu invitación, y llega a ti tal como la pediste. 3¿De quién son las manifestaciones que quieres ver? 4¿De qué presencia quieres convencerte. 5Pues creerás en aquello que manifiestes, y tal como contemples lo que está afuera, así mismo verás lo que está adentro. 6En tu mente hay dos maneras de con­templar al mundo, y tu percepción reflejará el asesoramiento que hayas elegido.  

6. Yo soy la manifestación del Espíritu Santo y cuando me veas, será porque lo has invitado a Él. 2Pues Él te enviará Sus testigos sólo con que desees verlos. 3Nunca te olvides de que siempre ves lo que buscas, pues lo que buscas lo encontrarás. 4El ego encuen­tra lo que busca y nada más. 5No encuentra amor porque no es eso lo que busca. 6Mas buscar es lo mismo que encontrar y si vas en pos de dos objetivos opuestos los encontrarás, pero no podrás reconocer ninguno de ellos. 7Creerás que los dos son lo mismo porque deseas alcanzar los dos. 8La mente siempre busca su propia integración, mas si está dividida y quiere conservar la divi­sión, seguirá creyendo que sólo tiene un objetivo haciendo que parezca uno solo.

7. Dije anteriormente que lo que proyectas o extiendes depende de ti, pero tienes que hacer una u otra cosa, ya que ello es una ley de la mente, y antes de mirar afuera tienes que mirar adentro. 2Al mirar adentro eliges al guía cuya visión deseas compartir. 3Y luego miras afuera y contemplas sus testigos. 4Por eso es por lo que siempre encuentras lo que buscas. 5Lo que desees para ti es lo que manifestarás, y lo aceptarás del mundo porque al desearlo lo ubicaste en él. 6Cuando crees que estás proyectando lo que no deseas, es porque todavía lo deseas. 7Esto conduce directamente a la disociación, puesto que representa la aceptación de dos objeti­vos, cada uno de los cuales se percibe en un lugar diferente y separado del otro porque hiciste que fueran diferentes. 8La mente ve entonces un mundo dividido fuera de sí misma, pero no den­tro de ella. 9Esto le da una ilusión de integridad y le permite creer que está yendo en pos de un solo objetivo. 10Sin embargo, mien­tras sigas percibiendo un mundo dividido, no habrás sanado. 11Pues haber sanado es ir en pos de un solo objetivo, al haber aceptado uno solo y no desear más que uno solo.

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