DESPERTAR AL AMOR

miércoles, 9 de diciembre de 2015

9 DICIEMBRE: No se me pide que haga ningún sacrificio para encontrar la misericordia y la paz de Dios.


AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


LECCIÓN 343


No se me pide que haga ningún sacrificio para encontrar la misericordia y la paz de Dios.


1. El final del sufrimiento no puede suponer una pérdida. 2El regalo de lo que lo es todo tan sólo puede aportar ganancias. 3Tú sólo das. 4Nunca quitas. 5Y me creaste para que fuese como Tú, de modo que el sacrificio es algo tan imposible para mí como lo es para Ti. 6Yo también no puedo sino dar. 7Y así, todas las cosas me son dadas para siempre. 8Aún soy tal como fui creado. 9Tu Hijo no puede hacer sacrificios, pues es íntegro, al ser su función completarte a Ti. 10Soy íntegro por ser Tu Hijo. 11No puedo perder, pues sólo puedo dar, y así, todo es mío eternamente.

2. La misericordia y la paz de Dios son gratuitas. 2La salvación no cuesta nada. 3Es un regalo que se debe dar y recibir libremente. 4Y esto es lo que vamos a aprender hoy.



TEXTO

 

IX. El sueño de perdón


1. El que es esclavo de ídolos lo es porque está dispuesto a serlo. 2Y dispuesto tiene que estar para poderse postrar en adoración ante lo que no tiene vida y buscar poder en lo que es impotente. 3¿Qué le sucedió al santo Hijo de Dios para que su deseo fuese dejarse caer más bajo que las piedras del suelo y esperar que los ídolos lo elevasen? 4Escucha, pues, tu historia en el sueño que tejiste, y pregúntate si no es verdad que no crees que es un sueño.

2. En la mente que Dios creó perfecta como Él Mismo se adentró un sueño de juicios. 2Y en ese sueño el Cielo se trocó en infierno, y Dios se convirtió en el enemigo de Su Hijo. 3¿Cómo puede desper­tar el Hijo de Dios de este sueño? 4Es un sueño de juicios. 5Para despertar, por lo tanto, tiene que dejar de juzgar. 6Pues el sueño parecerá prolongarse mientras él forme parte de él. 7No juzgues, pues el que juzga tiene necesidad de ídolos para evitar que sus juicios recaigan sobre él mismo. 8No puede tampoco conocer al Ser al que ha condenado. 9No juzgues, pues si lo haces, pasas a formar parte de sueños malvados en los que los ídolos se convier­ten en tu "verdadera" identidad, así como en la salvación del jui­cio que, lleno de terror y culpabilidad, emitiste acerca de ti mismo.

3. Todas las figuras del sueño son ídolos, concebidos para que te salven del sueño. 2No obstante, forman parte de aquello para sal­varte de lo cual fueron concebidos. 3De esta manera, el ídolo mantiene el sueño vivo y temible, pues, ¿quién podría desear un ídolo a no ser que estuviese aterrorizado y lleno de desespera­ción? 4Esto es lo que el ídolo representa. aVenerarlo, por lo tanto, es venerar la desesperación, el terror y el sueño de donde éstos proceden. 5Todo juicio es una injusticia contra el Hijo de Dios, y es justo que el que le juzgue no escape la pena que se impuso a sí mismo dentro del sueño que forjó. 6Dios sabe de justicia, no de castigos. 7Pero en el sueño de juicios tú atacas y te condenas a ti mismo; y deseas ser el esclavo de ídolos que se interponen entre tus juicios y la pena que éstos conllevan.

4. No puede haber salvación en el sueño tal como lo estás soñando. 2Pues los ídolos no pueden sino ser parte de él, para salvarte de lo que crees haber hecho y de lo que crees que hiciste para volverte un pecador y extinguir la luz interna. 3Criatura de Dios, la luz aún se encuentra en ti. 4No estás sino soñando, y los ídolos son los juguetes con los que sueñas que juegas. 5¿Quiénes, sino los niños, tienen necesidad de juguetes? 6Los niños juegan a gobernar el mundo, y le otorgan a sus juguetes el poder de mo­verse, hablar, pensar, sentir y comunicarse por ellos. 7Sin embargo, todo lo que los juguetes parecen hacer sólo tiene lugar en las mentes de aquellos que juegan con ellos. 8No obstante, ansían olvidarse de que ellos mismos son los autores del sueño en el que los juguetes son reales, y no quieren reconocer que los deseos de éstos son en realidad los suyos propios.

5. Las pesadillas son sueños pueriles. 2En ellos los juguetes se han vuelto contra el niño que pensó haberles otorgado realidad. 3Mas ¿tiene acaso un sueño el poder de atacar? 4¿O podría un juguete volverse enorme y peligroso, feroz y salvaje? 5Esto es lo que el niño cree, pues tiene miedo de sus pensamientos y se los atribuye a los juguetes. 6Y la realidad de éstos se convierte en la suya propia porque los juguetes parecen salvarlo de sus propios pensamientos. 7Sin embargo, los juguetes mantienen sus pensa­mientos vivos y reales, pero él los ve fuera de sí mismo, desde donde pueden volverse contra él puesto que los traicionó. 8El niño cree que necesita los juguetes para poder escapar de sus pensamientos porque cree que sus pensamientos son reales. 9Y así, convierte todo en un juguete para hacer que su mundo siga siendo algo externo a él, y pretender que él no es más que una parte de ese mundo.

6. Llega un momento en que la infancia debería dejarse atrás para siempre. 2No sigas aferrándote a los juguetes de la infancia. 3Desé­chalos, pues ya no tienes necesidad de ellos. 4El sueño de juicios no es más que un juego de niños, en el que el niño se convierte en un padre poderoso, pero con la limitada sabiduría de un niño. 5Lo que le hiere es destruido; lo que le ayuda, bendecido. 6Excepto que juzga con el criterio de un niño que no sabe distinguir entre lo que le hace daño y lo que le sanaría. 7Cosas adversas parecen acontecerle, y tiene miedo del caos que ve en un mundo que cree gobernado por las leyes que él mismo promulgó. 8El mundo real, no obstante, no se ve afectado por el mundo que él cree real, 9ni sus leyes han cambiado porque él no las entienda.

7. El mundo real es también un sueño. 2Excepto que en él los personajes han cambiado 3y no se ven como ídolos traicioneros. 4El mundo real es un sueño en el que no se usa a nadie para que sea el sustituto de otra cosa, ni tampoco se le interpone entre los pensamientos que la mente concibe y lo que ve. 5No se usa a nadie para lo que no es, pues las cosas infantiles hace mucho que se dejaron atrás. 6Y lo que una vez fue un sueño de juicios se ha convertido ahora en un sueño donde todo es dicha porque ése es su propósito. 7Ahí sólo pueden tener lugar sueños de perdón, pues el tiempo está a punto de finalizar, 8Y las figuras que entran a formar parte del sueño se perciben ahora como hermanos, a los que ya no se juzga sino que se les ama.

8. No es necesario que los sueños de perdón sean de larga dura­ción. 2No se concibieron para separar a la mente de sus pensa­mientos, 3ni intentan probar que el sueño lo está soñando otro. 4En ellos se puede oír una melodía que todos recuerdan, si bien no la han oído desde antes de los orígenes del tiempo. 5El perdón, una vez que es total, hace que la intemporalidad esté tan cerca que entonces se puede oír el himno del Cielo, no con los oídos, sino con la santidad que nunca se ausentó del altar que se encuentra eternamente en lo más profundo del Hijo de Dios. 6Y cuando éste vuelve a oír este himno, se da cuenta de que nunca había dejado de escucharlo. 7¿Y adónde va a parar el tiempo una vez que se han abandonado los sueños de juicios?

9. Siempre que tienes miedo, de la clase que sea -y tienes miedo si no estás experimentando una profunda felicidad, certeza de que dispones de ayuda o una serena confianza de que el Cielo te acompaña- ten por seguro que has forjado un ídolo que crees que te va a traicionar. 2Pues bajo tus esperanzas de que el ídolo te salve yace la culpabilidad y el dolor de la auto-traición y de la incertidumbre, tan profundos y amargos, que el sueño no puede ocultar completamente tu sensación de fracaso. 3El resultado de tu auto-traición tiene que ser el miedo, pues el miedo es un juicio, y conduce inevitablemente a la frenética búsqueda de ídolos y de muerte.

10. Los sueños de perdón te recuerdan que estás a salvo y que no te has atacado a ti mismo. 2De esta manera, tus terrores infantiles desaparecen y los sueños se convierten en la señal de que has comenzado de nuevo, y no de que has tratado una vez más de venerar ídolos y de perpetuar el ataque. 3Los sueños de perdón son benévolos con todo aquel que forma parte de ellos. 4Y así, liberan completamente al soñador de los sueños de miedo. 5Él deja entonces de tener miedo de sus propios juicios, pues no ha juzgado a nadie ni ha intentado liberarse, mediante juicios, de lo que los propios juicios imponen. 6Y ahora recuerda continua­mente lo que había olvidado cuando los juicios parecían ser la manera de salvarle de la sanción que ellos mismos imponen.

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