DESPERTAR AL AMOR

viernes, 26 de febrero de 2016

26 FEBRERO: PRIMER REPASO Repaso de lecciones 31 a 35

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


LECCION 57

PRIMER REPASO Repaso de lecciones 31 a 35




Repasemos hoy las siguientes ideas:


1. (31) No soy víctima del mundo que veo.
2¿Cómo puedo ser la víctima de un mundo que podría quedar completamente des-hecho si así lo eligiese? 3Mis cadenas están sueltas. 4Puedo desprenderme de ellas sólo con desearlo. 5La puerta de la prisión está abierta. 6Puedo marcharme en cualquier momento sólo con echar a andar. 7Nada me retiene en este mundo. 8Sólo mi deseo de permanecer aquí me mantiene prisio­nero. 9Quiero renunciar a mis desquiciados deseos y caminar por fin hacia la luz del sol.

2. (32) He inventado el mundo que veo.
2Yo mismo erigí la prisión en la que creo encontrarme. 3Basta con que reconozca esto y quedo libre. 4Me he engañado a mí mismo al creer que era posible aprisionar al Hijo de Dios. 5He estado terriblemente equivocado al creer esto, y ya no lo quiero seguir creyendo. 6El Hijo de Dios no puede sino ser libre eternamente. 7 Es tal como Dios lo creó y no lo que yo he querido hacer de él. 8El Hijo de Dios se encuentra donde Dios quiere que esté y no donde yo quise mantenerlo prisionero.

3. (33) Hay otra manera de ver el mundo.
2Dado que el propósito del mundo no es el que yo le he asignado, tiene que haber otra manera de verlo. 3Veo todo al revés y mis pensamientos son lo opuesto a la verdad. 4Veo el mundo como una prisión para el Hijo de Dios. 5Debe ser, pues, que el mundo es realmente un lugar donde él puede ser liberado. 6Quiero con­templar el mundo tal como es y verlo como un lugar donde el Hijo de Dios encuentra su libertad.

4. (34) Podría ver paz en lugar de esto.
2Cuando vea el mundo como un lugar de libertad, me daré cuenta de que refleja las leyes de Dios en lugar de las reglas que yo inventé para que él obedeciera. 3Comprenderé que es la paz, no la guerra, lo que mora en él. 4Y percibiré asimismo que la paz mora también en los corazones de todos los que comparten este lugar conmigo.

5. (35) Mi mente es parte de la de Dios. 2Soy muy santo.
3A medida que comparto la paz del mundo con mis hermanos empiezo a comprender que esa paz brota de lo más profundo de mí mismo. 4El mundo que contemplo ha quedado iluminado con la luz de mi perdón y refleja dicho perdón de nuevo sobre mí. 5En esta luz empiezo a ver lo que mis ilusiones acerca de mí mismo ocultaban. 6Empiezo a comprender la santidad de toda cosa viviente, incluyéndome a mí mismo, y su unidad conmigo.




TEXTO


V. Las lecciones del Espíritu Santo

 


1. Como cualquier buen maestro, el Espíritu Santo sabe más de lo que tú sabes ahora, y sólo te enseña para que llegues a ser igual que Él. 2Tú te enseñaste mal a ti mismo al creer lo que no era cierto. 3No creíste en tu propia perfección. 4¿Iba acaso Dios a ense­ñarte que habías fabricado una mente dividida, cuando Él sabe que tu mente es íntegra? 5Lo que Dios sí sabe es que Sus canales de comunicación no están abiertos a Él, lo cual le impide impartir­les Su gozo y, así, saber que Sus Hijos son completamente dicho­sos. 6El dar de Su gozo es un proceso continuo, no en el tiempo sino en la eternidad. 7La extensión de Dios, aunque no Su comple­ción, se obstruye cuando la Filiación no se comunica con Él cual una sola. 8Así que Dios pensó: "Mis Hijos duermen y hay que despertarlos".

2. ¿Qué podría despertar más dulcemente a un niño que una tierna voz que no lo asusta sino que simplemente le recuerda que la noche ya pasó y que la luz ha llegado? 2No se le dice que las pesadillas que lo estaban aterrorizando tanto no eran reales, pues los niños creen en la magia. 3Simplemente se le asegura que ahora está salvo. 4Más tarde se le enseña a distinguir la diferencia entre estar dormido y estar despierto, para que entienda que no tiene que tener miedo de los sueños. 5Y así, cuando vuelva a tener pesa­dillas, él mismo invocará la luz para desvanecerlas.

3. Un buen maestro enseña mediante un enfoque positivo, no mediante uno negativo. 2No hace hincapié en lo que tienes que evitar para escapar de lo que te puede hacer daño, sino en lo que tienes que aprender para ser feliz. 3Piensa en el miedo y en la confusión que un niño experimentaría si le dijeran: "No hagas eso porque es muy peligroso y te puede hacer daño, pero si haces esto otro, no te harás daño, estarás a salvo y no tendrás miedo". 4Defi­nitivamente es mucho mejor usar tan solo tres palabras: "¡Haz sólo esto!" 5Esta simple afirmación es perfectamente inequívoca y muy fácil de entender y de recordar.

4. El Espíritu Santo nunca hace una relación detallada de los erro­res porque Su intención no es asustar a los niños, y los que carecen de sabiduría son niños. Siempre responde, no obstante, a su lla­mada, y el hecho de que ellos puedan contar con Él los hace sen­tirse más seguros. 3Los niños ciertamente confunden las fantasías con la realidad, y se asustan porque no pueden distinguir la dife­rencia que hay entre ellas. 4El Espíritu Santo no hace distinción alguna entre diferentes clases de sueños. 5Simplemente los hace desaparecer con Su luz. 6Su luz es siempre la llamada a despertar, no importa lo que hayas estado soñando 7No hay nada duradero en los sueños, y el Espíritu Santo, que refulge con la Luz de Dios Mismo, sólo habla en nombre de lo que perdura eternamente.


A. Para poder tener, da todo a todos


 

1. Cuando tu cuerpo, tu ego y tus sueños hayan desaparecido, sabrás que eres eterno. 2Tal vez pienses que ésto se logra con la muerte, pero con la muerte no se logra nada porque la muerte no es nada. 3Todo se logra con la vida, y la vida forma parte del ámbito de la mente y se encuentra en la mente. 4El cuerpo ni vive ni muere porque no puede contenerte a ti que eres vida. 5Si com­partimos la misma mente, tú puedes superar la muerte puesto que yo la superé. 6La muerte es un intento de resolver conflictos no tomando ninguna decisión. 7Al igual que todas las demás solucio­nes imposibles que el ego propugna, ésta tampoco resultará.
2. Dios no creó el cuerpo porque el cuerpo es destructible, y, por consiguiente, no forma parte del Reino. 2El cuerpo es el símbolo de lo que crees ser. 3Es todas luces un mecanismo de separación y, por lo tanto, no existe. 4El Espíritu Santo, como siempre, se vale de lo que tú has hecho y lo transforma en un recurso de aprendi­zaje. 5Una vez más, y como siempre, reinterpreta lo que el ego utiliza como un razonamiento en favor de la separación, y lo con­vierte en una demostración contra ésta. 6Si la mente puede curar al cuerpo, pero el cuerpo no puede curar a la mente, entonces la mente tiene que ser más fuerte que el cuerpo. 7Todo milagro es una demostración de esto.

3. He dicho que el Espíritu Santo es la motivación de los mila­gros. 2El Espíritu Santo te dice siempre que sólo la mente es real porque es lo único que se puede compartir. 3El cuerpo es algo separado, y, por lo tanto, no puede ser parte de ti. 4Ser de una sola mente tiene sentido, pero ser de un solo cuerpo no tiene ningún sentido. 5De acuerdo con las leyes de la mente, pues, el cuerpo no tiene ningún sentido.

4. Para el Espíritu Santo no hay grados de dificultad en los mila­gros. 2A estas alturas, esto debería resultarte ya bastante familiar, aunque no es algo que todavía estés dispuesto a creer, 3Por lo tanto, ni lo entiendes ni puedes hacer uso de ello. 4Es mucho lo que todavía nos queda por hacer en favor del Reino como para pasar por alto este concepto tan crucial. 5Es realmente una de las piedras angulares del sistema de pensamiento que enseño y que quiero que tú enseñes. 6No puedes obrar milagros sin creer en él, ya que es una creencia en la perfecta igualdad. 7El único regalo idéntico que se les puede ofrecer a los Hijos idénticos de Dios, es apreciarlos completamente. 8Ni más ni menos. 9Sin una gama variable, la idea de grados de dificultad carece de sentido, y no debe haber gama alguna en lo que le ofreces a tu hermano.

5. El Espíritu Santo, que nos conduce a Dios, transforma la comu­nicación en el estado de ser, de la misma manera en que en última instancia, transforma la percepción en conocimiento. 2No pierdes lo que comunicas. 3El ego se vale del cuerpo para atacar, para obtener placer y para vanagloriarse. 4La locura de esta percepción la convierte en algo verdaderamente temible. 5El Espíritu Santo ve el cuerpo solamente como un medio de comunicación, y puesto que comunicar es compartir, comunicar se vuelve un acto de comunión. 6Tal vez creas que el miedo -al igual que el amor­- se puede comunicar y que, por lo tanto, se puede compartir. 7Sin embargo, esto no es tan real como pueda parecer a primera vista. 8Los que comunican miedo están fomentando el ataque, y el ata­que siempre interrumpe la comunicación, haciendo que ésta sea imposible. 9Es verdad que los egos se unen en alianzas tempora­les, pero siempre para ver qué es lo que cada uno puede obtener para sí mismo. 10El Espíritu Santo comunica únicamente lo que cada uno puede darle a todos. 11Nunca te quita nada que te haya dado, pues Su deseo es que te quedes con ello. 12Sus enseñanzas, por lo tanto, comienzan con esta lección:

13Para poder tener, da todo a todos.


6. Éste es un paso preliminar básico, y el único que tienes que dar por tu cuenta. 2Ni siquiera es necesario que tú mismo lo comple­tes, pero sí es necesario que te encamines en esa dirección. 3Cuando decides ir en esa dirección, te pones a ti mismo a cargo del viaje, función que a ti y sólo a ti te corresponde desempeñar. 4Este paso tal vez parezca agudizar el conflicto en vez de resol­verlo, ya que representa el paso inicial en el proceso de invertir tu percepción y de rectificarla totalmente. 5Esto entra en conflicto con la percepción invertida que todavía no has abandonado, ya que, de lo contrario, no habría sido necesario un cambio de direc­ción. 6Algunos se quedan en este paso durante mucho tiempo, experimentando un agudo conflicto. 7En este punto puede que incluso traten de aceptar el conflicto en vez de dar el siguiente paso hacia su resolución. 8Puesto que han dado el primer paso, no obstante, se les prestará ayuda. 9Pues una vez que hayan ele­gido lo que no pueden completar solos, ya no estarán solos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario