DESPERTAR AL AMOR

lunes, 11 de abril de 2016

11 ABRIL: La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.

AUDIOLIBRO




EJERCICIOS

LECCION 101


La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.


1. Hoy continuaremos con el tema de la felicidad. 2Esta idea es esencial para poder comprender el significado de la salvación. 3Todavía crees que la salvación requiere que sufras como peni­tencia por tus "pecados". 4Pero no es así. 5No obstante, no podrás evitar pensar que lo es, mientras sigas creyendo que el pecado es real y que el Hijo de Dios puede pecar.

2. Si el pecado es real, entonces el castigo es justo e ineludible. 2La salvación, por lo tanto, sólo se puede obtener mediante el sufrimiento. 3Si el pecado es real, la felicidad no puede sino ser una ilusión, pues ambas cosas no pueden ser verdad. 4Los que pecan sólo merecen muerte y dolor, y por eso es por lo que cla­man. 5Pues saben que eso es lo que les espera, y que los buscará y que en algún punto y en algún lugar los encontrará, de modo que puedan saldar la deuda que tienen con Dios. 6Debido a su terror, tratan de escaparse de Él. 7Mas Él los seguirá persiguiendo y ellos no podrán escapar.

3. Si el pecado es real, la salvación tiene que ser el dolor. 2El dolor es el costo del pecado, y si el pecado es real el sufrimiento es inevitable. 3La salvación no puede sino ser temible, pues mata, aunque lentamente, y antes de otorgar el deseado favor de la muerte a las víctimas que están casi en los huesos antes de haber sido apaciguada, los despoja de todo. 4Su ira es insaciable e in­clemente, aunque totalmente justa.

4. ¿Quién buscaría un castigo tan brutal? 2¿Quién no huiría de la salvación, intentando por todos los medios ahogar la Voz que se la ofrece? 3¿Por qué habría de tratar de escuchar y aceptar Su ofrecimiento? 4Si el pecado es real, lo que le ofrece es la muerte, que le inflige cruelmente para que esté a la par de los perversos deseos de donde nace el pecado. 5Si el pecado es real, la salvación se ha vuelto tu enemigo acérrimo, la maldición de Dios contra ti que crucificaste a Su Hijo.

5. Hoy necesitas las sesiones de práctica. 2Los ejercicios te enseñan que el pecado no es real y que todo lo que crees que inevitable­mente ha de ocurrir como consecuencia de él jamás podrá suce­der, pues carece de causa. 3Acepta la Expiación con una mente receptiva que no abrigue la creencia de que has hecho del Hijo de Dios un demonio. 4El pecado no existe. 5Practicaremos hoy este pensamiento tan a menudo como nos sea posible, pues es la base de la idea de hoy.

6. La Voluntad de Dios para ti es perfecta felicidad, toda vez que el pecado no existe y el sufrimiento no tiene causa. 2La dicha es justa, y el dolor no es sino señal de que te has equivocado con respecto a ti mismo. 3No tengas miedo de la Voluntad de Dios. 4Por el contrario, ampárate en ella con la absoluta confianza de que te liberará de todas las consecuencias que el pecado ha for­jado en tu febril imaginación. 5Di:

6La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.
7El pecado no existe ni tiene consecuencias.

8Así es como debes dar comienzo a tus sesiones de práctica. aLuego intenta otra vez encontrar la dicha que estos pensamientos le brin­darán a tu mente.

7. Da gustosamente estos cinco minutos, para eliminar la pesada carga que te has echado encima al abrigar la demente creencia de que el pecado es real. 2Escápate hoy de la locura. 3Ya estás firme­mente plantado en el camino que conduce a la libertad, y ahora la idea de hoy te da alas para acelerar tu progreso y esperanza para que vayas aún más deprisa hacia la meta de paz que te aguarda. 4El pecado no existe. 5Recuerda esto hoy, y repite en silencio tan a menudo como puedas:

6La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.
7Ésa es la verdad, pues el pecado no existe.





TEXTO

VII. Las dos evaluaciones

1. La Voluntad de Dios es que tú encuentres la salvación. 2¿Cómo, entonces, no te iba a haber proporcionado los medios para encon­trarla? 3Si Su Voluntad es que te salves, tiene que haber dispuesto que alcanzar la salvación fuese posible y fácil. 4Tienes hermanos por todas partes. 5No tienes que buscar la salvación en parajes remotos. 6Cada minuto y cada segundo te brinda una oportuni­dad más para salvarte. 7No dejes pasar esas oportunidades, no porque no vayan a repetirse, sino porque demorar la dicha es innecesario. 8La Voluntad de Dios es que seas completamente feliz ahora. 9¿Cómo podría ser que ésa no fuese también tu voluntad? 10¿Y sería posible asimismo que ésa no fuese también la voluntad de tus hermanos?

2. Ten presente, pues, que sólo en esa voluntad conjunta, y sólo en ella, os encontráis unidos. 2Podrá haber desacuerdo en todo lo demás, pero no en esto. 3Ahí, pues, es donde mora la paz. 4Y tú moras en paz cuando así lo decides. 5Pero no puedes morar en paz a menos que aceptes la Expiación porque la Expiación es el camino que conduce a la paz. 6La razón de ello es muy simple, y tan obvia que a menudo se pasa por alto. 7El ego le tiene miedo a lo obvio porque lo obvio es la característica esencial de la reali­dad. 8No obstante, tú no puedes pasarla por alto a menos que no estés mirando.

3. Es perfectamente obvio que si el Espíritu Santo contempla con amor todo lo que percibe, también te contempla a ti con amor. 2La evaluación que Él hace de ti se basa en Su conocimiento de lo que eres, y es, por lo tanto, una evaluación correcta. 3Y esta evalua­ción tiene que estar en tu mente porque Él lo está. 4El ego está también en tu mente porque aceptaste que estuviese ahí. 5La eva­luación que él hace de ti, no obstante, es exactamente la opuesta a la del Espíritu Santo, pues el ego no te ama. 6No es consciente de lo que eres, y desconfía totalmente de todo lo que percibe debido a que sus percepciones son tan variables. 7El ego, por lo tanto, es capaz de ser desconfiado en el mejor de los casos, y cruel en el peor. 8Ésa es la gama de sus posibilidades. 9No puede excederla debido a su incertidumbre. 10Y no puede ir más allá de ella por­que nunca puede estar seguro de nada.

4. Tienes, pues, dos evaluaciones conflictivas de ti mismo en tu mente, y ambas no pueden ser ciertas. 2Todavía no te has dado cuenta de cuán extremadamente diferentes son porque no entiendes cuán elevada es realmente la percepción que el Espíritu Santo tiene de ti. 3El Espíritu Santo no se engaña con respecto a nada de lo que haces, porque nunca se olvida de lo que eres. 4El ego se engaña con respecto a todo lo que haces, especialmente cuando respondes al Espíritu Santo, ya que en esos momentos su confu­sión aumenta. 5Es muy probable, por lo tanto, que el ego te ataque cuando reaccionas amorosamente, ya que te ha evaluado como incapaz de ser amoroso y estás contradiciendo su juicio. 6El ego atacará tus motivos tan pronto como éstos dejen de estar clara­mente de acuerdo con la percepción que él tiene de ti. 7En ese caso es cuando pasa súbitamente de la sospecha a la perversidad, ya que su incertidumbre habrá aumentado. 8Es evidente, no obs­tante, que no tiene objeto devolverle el ataque. 9Pues ¿qué podría significar eso, sino que estás de acuerdo con su evaluación acerca de lo que eres?

5. Si eliges considerarte a ti mismo como incapaz de ser amoroso no podrás ser feliz. 2Te estarás auto-condenando y no podrás por menos que considerarte inadecuado. 3¿Acudirías entonces al ego para que te ayudase a escapar de la sensación de insuficiencia que él mismo ha provocado y que tiene que preservar para proteger su existencia? 4¿Cómo ibas a poder escaparte de su evaluación valiéndote de los mismos métodos que él utiliza para conservar esa imagen intacta?

6. No puedes evaluar un sistema de creencias demente desde su interior. 2Su campo de acción impide esa posibilidad. 3Lo único que puedes hacer es salirte de él, examinarlo desde una perspec­tiva de cordura y notar la diferencia. 4Sólo mediante este contraste puede la demencia ser juzgada como demente. 5Aunque dispones de la grandeza de Dios, has elegido ser insignificante y lamentarte de tu pequeñez. 6Dentro del sistema que impuso esta elección, lamentarse es inevitable. 7En él tu pequeñez se da por sentada y no te detienes a preguntar: "¿Quién lo decidió así?" 8La pregunta no tiene ningún sentido dentro del sistema de pensamiento del ego, ya que pondría en entredicho todo el sistema en sí.

7. He dicho que el ego no sabe lo que es una verdadera pregunta. 2La falta de conocimiento, de la clase que sea, está siempre aso­ciada con una renuencia a saber, y esto da lugar a una completa ausencia de conocimiento simplemente porque el conocimiento es total. 3No cuestionar tu pequeñez, por lo tanto, es negar todo conocimiento y mantener intacto todo el sistema de pensamiento del ego. 4No puedes conservar sólo una parte de un sistema de pensamiento, ya que éste únicamente se puede poner en duda cuestionando sus cimientos. 5esto se debe hacer desde fuera de él, porque dentro, sus cimientos se mantienen firmes. 6El Espíritu Santo juzga contra la realidad del sistema de pensamiento del ego simplemente porque sabe que sus cimientos son falsos. 7Por lo tanto, nada que procede de él significa nada. 8El Espíritu Santo juzga cualquier creencia que tengas de acuerdo con su proceden­cia. 9Si procede de Dios, sabe que es verdadera. 10Si no procede de Él, sabe que no significa nada.

8. Siempre que pongas en duda tu valor, di:

2Dios Mismo está incompleto sin mí.

3Recuerda esto cuando el ego te hable, y no le oirás. 4La verdad acerca de ti es tan sublime que nada que sea indigno de Dios puede ser digno de ti. 5Decide, pues, lo que deseas desde este punto de vista, y no aceptes nada que no sea digno de ser ofre­cido a Dios. 6No deseas nada más. 7Devuélvele tu parte, y Él te dará la totalidad de Sí Mismo a cambio de la devolución de lo que es Suyo y de lo que le restaura Su plenitud.

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