1. Tal vez estemos ahora listos para pasar un día en perfecta calma. 2Sl esto no fuese posible todavía, nos contentaremos y nos sentiremos más que satisfechos, con poder aprender cómo es posible pasar un día así. 3Si permitimos que algo nos perturbe, aprendamos a descartarlo y a recobrar la paz. 4Sólo necesitamos decirles a nuestras mentes con absoluta certeza: "Mía es la quietud de la paz de Dios", y nada podrá venir a perturbar la paz que Dios Mismo le dio a Su Hijo.
2. Padre, Tu paz me pertenece. 2¿Qué necesidad tengo de temer que algo pueda robarme lo que Tú has dispuesto sea mío para siempre? 3No puedo perder los dones que Tú me has dado. 4Por lo tanto, la paz con la que Tú agraciaste a Tu Hijo sigue conmigo, en la quietud y en el eterno amor que Te profeso.
TEXTO
III. Salvación sin transigencias
1. ¿No es cierto acaso que no reconoces algunas de las formas en que el ataque se puede manifestar? 2Si
es cierto que el ataque en cualquiera de sus formas te hará daño, y que
te hará tanto daño como lo harían cualquiera de las formas que sí
reconoces, entonces se puede concluir que no siempre reconoces la
fuente del dolor. 3Cualquier forma de ataque es igualmente destructiva. 4Su propósito es siempre el mismo. 5Su
única intención es asesinar, y ¿qué forma de asesinato puede encubrir
la inmensa culpabilidad y el terrible temor a ser castigado que el
asesino no puede por menos que sentir? 6Puede que niegue ser un asesino y que justifique su infamia con sonrisas mientras la comete. 7Sin
embargo, sufrirá y verá sus intenciones en pesadillas en las que las
sonrisas habrán desaparecido, y en las que su propósito sale al
encuentro de su horrorizada conciencia para seguir acosándolo. 8Pues nadie que piense en asesinar puede escaparse de la culpabilidad que dicho pensamiento conlleva. 9Si la intención del ataque es la muerte, ¿que importa qué forma adopte?
2. ¿Podría
cualquier forma de muerte, por muy hermosa y caritativa que parezca,
ser una bendición y un signo de que la Voz que habla por Dios le está
hablando a tu hermano a través de ti? 2La envoltura no hace el regalo. 3Una caja vacía, por muy bella que sea y por mucha gentileza que se tenga al darla, sigue estando vacía. 4Y tanto el que la recibe como el que la da no podrán seguir engañándose por mucho más tiempo. 5Niégale el perdón a tu hermano y lo estarás atacando. 6No le estarás dando nada y sólo recibirás de él lo que le diste.
3. La salvación no transige en absoluto. 2Transigir es aceptar sólo una parte de lo que quieres: tomar sólo un poco y renunciar al resto. 3 La salvación no renuncia a nada. 4 Se les concede a todos enteramente. 5Si permites
que la idea de transigir invada tu pensamiento, se pierde la
conciencia del propósito de la salvación porque no se reconoce. 6Dicho propósito se niega cuando la idea de transigir se ha aceptado, pues es la creencia de que la salvación es imposible. 7La idea de transigir mantiene que puedes atacar un poco, amar un poco, y ser consciente de la diferencia. 8De
esta manera, pretende enseñar que un poco de lo mismo puede ser
diferente, y, al mismo tiempo, permanecer intacto, cual uno solo. 9¿Tiene sentido esto? 10¿Es acaso comprensible?
4. Este curso es fácil precisamente porque no transige en absoluto. 2Aun así, parece ser difícil para aquellos que todavía creen que es posible transigir. 3No se dan cuenta de que si lo fuese, la salvación sería un ataque. 4Es
indudable que la creencia de que la salvación es imposible no puede
propiciar la calmada y serena certidumbre de que ésta ha llegado. 5El perdón no se puede negar sólo un poco. 6Tampoco es posible atacar por una razón y amar por otra, y entender lo que es el perdón. 7¿No
te gustaría poder reconocer lo que constituye un asalto a tu paz, si
sólo de esa manera resulta imposible que la pierdas de vista? 8Si no la defiendes, puedes mantenerla brillando ante tu visión, eternamente diáfana y sin jamás perderla de vista.
5. Los
que creen que es posible defender la paz y que está justificado atacar
en su nombre, no pueden percibir que la paz se encuentra dentro de
ellos. 2¿Cómo iban a saberlo? 3 ¿Cómo iban a poder
aceptar el perdón y al mismo tiempo seguir albergando la creencia de
que algunas formas de asesinato mantienen la paz a salvo? 4¿Cómo iban a estar dispuestos a aceptar el hecho de que su brutal propósito va dirigido contra ellos mismos? 5Nadie se une a su enemigo ni comparte su propósito. 6Y nadie transige con un enemigo sin seguir odiándolo por razón de lo que éste le privó.
6. No confundas una tregua con la paz ni la transigencia con el escape del conflicto. 2Haber sido liberado del conflicto significa que éste ha cesado. 3La puerta está abierta; te has retirado del campo de batalla. 4No
te has quedado allí con la esperanza cobarde de que el conflicto no se
reanude sólo porque los cañones se han acallado por un momento y el
miedo que asola el lugar de la muerte no es evidente. 5En un campo de batalla no hay seguridad. 6Lo puedes contemplar a salvo desde lo alto sin que te afecte. 7Pero dentro de él no puedes encontrar ninguna seguridad. 8Ni uno solo de los árboles que aún quedan en pie puede ofrecerte cobijo. 9Ni una sola fantasía de protección puede servir de escudo contra la fe en el asesinato. 10He aquí el cuerpo, vacilando entre el deseo natural de comunicarse y la intención antinatural de asesinar y de morir. 11¿Crees que puede haber alguna forma de asesinato que ofrezca seguridad? 12¿Podría acaso la culpabilidad estar ausente de un campo de batalla?
¿Cómo iban a poder satisfacer las ilusiones al Hijo de Dios?
1. Padre, la verdad me pertenece. 2Mi hogar se estableció en el Cielo mediante tu voluntad y la mía. 3¿Podrían contentarme los sueños? 4¿Podrían brindarme felicidad las ilusiones? 5¿Qué otra cosa sino Tu recuerdo podría satisfacer a Tu Hijo? 6No me contentaré con menos de lo que Tú me has dado. 7Tu Amor, por siempre dulce y sereno, me rodea y me mantiene a salvo eternamente. 8El Hijo de Dios no puede sino ser tal como Tú lo creaste.
2. Hoy dejamos atrás las ilusiones. 2Y si oímos a la tentación llamarnos e invitarnos a que nos entretengamos con un sueño, nos haremos a un lado y nos preguntaremos si nosotros, los Hijos de Dios, podríamos contentarnos con sueños cuando podemos elegir el Cielo con la misma facilidad que el infierno. aY el amor reemplazará gustosamente todo temor.
TEXTO
12. Pero ¿qué es eso que deseas que exige su muerte? 2¿Cómo puedes estar seguro de que tu ataque asesino está justificado, a menos que sepas cuál es su propósito? 3Aquí es donde el "último" principio del caos acude en tu "auxilio". 4Este principio alega que hay un substituto para el amor. 5Ésta es la magia que curará todo tu dolor, el elemento que falta que curaría tu locura. 6Ésa es la razón de que tengas que atacar. 7He aquí lo que hace que tu venganza esté justificada. 8He aquí, revelado, el regalo secreto del ego, arrancado del cuerpo de tu hermano donde se había ocultado con malicia y con odio hacia aquel a quien verdaderamente le pertenece. 9Él te quiere privar de ese ingrediente secreto que le daría significado a tu vida. 10El substituto del amor, nacido de vuestra mutua enemistad, tiene que ser la salvación. 11Y no tiene substitutos, pues sólo hay uno. 12Y así, el propósito de todas tus relaciones es apropiarte de él y convertirte en su dueño.
13. Mas nunca podrás poseerlo del todo. 2Y tu hermano jamás cesará de atacarte por lo que le robaste. 3Y la venganza de Dios contra vosotros dos tampoco cesará, pues en Su locura Él tiene también que poseer ese sustituto del amor y destruiros a ambos. 4Tú que crees ser cuerdo y caminar por tierra firme en un mundo en el que se puede encontrar significado, considera lo siguiente: Éstas son las leyes en las que parece basarse tu "cordura". 5Estos son los principios que hacen que el suelo que pisas parezca firme. 6Y es ahí donde tratas de encontrar significado. 7Esas son las leyes que promulgaste para tu salvación. 8Apoyan firmemente al sustituto del Cielo que prefieres. 9Ése es su propósito, pues para eso es para lo que fueron promulgadas. 10No tiene objeto preguntar qué significado tienen. 11Eso es obvio. 12Los medios de la locura no pueden sino ser dementes. 13¿Estás tú igualmente seguro de que comprendes que su objetivo es la locura?
14. Nadie desea la locura, ni nadie se aferra a su propia locura si ve que eso es lo que es. 2Lo que protege a la locura es la creencia de que es la verdad. 3La función de la demencia es usurpar el lugar de la verdad. 4Para poder creer en la demencia hay que considerarla la verdad. 5Y si es la verdad, entonces su opuesto, que antes era la verdad, tiene que ser ahora la locura. 6Tal inversión, en la que todo está completamente al revés: en la que la demencia es cordura, las ilusiones verdad, el ataque bondad, el odio amor y el asesinato bendición, es el objetivo que persiguen las leyes del caos. 7Esos son los medios que hacen que las leyes de Dios parezcan estar invertidas. 8Ahí las leyes del pecado parecen mantener cautivo al amor y haber puesto al pecado en libertad.
15. Ésos no parecen ser los objetivos del caos, pues gracias a la gran inversión parecen ser las leyes del orden. 2¿Cómo podría ser de otra manera? 3El caos es la ausencia total de orden, y no tiene leyes. 4Para que se pueda creer en él, sus aparentes leyes tienen que percibirse como reales. 5Su objetivo de demencia tiene que verse como cordura. 6Y el miedo, con labios mortecinos y ojos que no ven, obcecado y de aspecto horrible, es elevado al trono del amor, su moribundo conquistador, su substituto, el que te salva de la salvación. 7¡Cuán bella hacen aparecer a la muerte las leyes del miedo! 8¡Dale gracias al héroe que se sentó en el trono del amor y que salvó al Hijo de Dios para condenarlo al miedo y a la muerte!
16. Sin embargo, ¿cómo es posible que se pueda creer en semejantes leyes? 2Hay un extraño mecanismo que hace que ello sea posible. 3Es algo que nos resulta familiar, pues hemos visto en innumerables ocasiones cómo parece funcionar. 4En realidad no funciona en absoluto, mas en sueños, donde los protagonistas principales son sólo sombras, parece ser muy poderoso. 5Ninguna de las leyes del caos podría coaccionar a nadie a que creyese en ella, si no fuera por el énfasis que se pone en la forma y por el absoluto desprecio que se hace del contenido. 6Nadie que crea que una sola de estas leyes es verdad se da cuenta de lo que dicha ley estipula. 7Algunas de las formas que dichas leyes adoptan parecen tener sentido, pero eso es todo.
17. ¿Cómo es posible que algunas formas de asesinato no signifiquen muerte? 2¿Puede acaso un ataque, sea cual sea la forma en que se manifieste, ser amor? 3¿Qué forma de condena podría ser una bendición? 4¿Quién puede incapacitar a su salvador y hallar la salvación? 5No dejes que la forma que adopta el ataque contra tu hermano te engañe. 6No puedes intentar herirlo y al mismo tiempo salvarte. 7¿Quién puede estar a salvo del ataque atacándose a sí mismo? 8¿Cómo iba a importar la forma en que se manifiesta esta locura? 9Es un juicio que se derrota a sí mismo, al condenar lo que afirma querer salvar. 10No te dejes engañar cuando la locura adopte una forma que a ti te parece hermosa. 11Lo que está empeñado en destruirte no es tu amigo.
18. Sostienes -y piensas que es verdad- que no crees en estas leyes insensatas ni que tus acciones están basadas en ellas. 2Pues cuando examinas de cerca lo que postulan, ves que no se puede creer en ellas. 3Hermano, crees en ellas. 4Pues de no ser así, ¿cómo podrías percibir la forma que adoptan, con semejante contenido? 5¿Podría acaso ser sostenible cualquiera de las formas que adoptan? 6Sin embargo, crees en ellas debido a la forma que adoptan, y no adviertes el contenido. 7Éste nunca cambia. 8¿Puedes acaso darle vida a un esqueleto pintando sus labios de color rosado, vistiéndolo de punta en blanco, acariciándolo y mimándolo? 9¿Y puede acaso satisfacerte la ilusión de que estás vivo?
19. Fuera del Cielo no hay vida. 2La vida se encuentra allí donde Dios la creó. 3En cualquier otro estado que no sea el Cielo la vida no es más que una ilusión. 4En el mejor de los casos parece vida, en el peor, muerte. 5Ambos son, no obstante, juicios acerca de lo que no es la vida, idénticos en su inexactitud y falta de significado. 6Fuera del Cielo la vida es imposible, y lo que no se encuentra en el Cielo no se encuentra en ninguna parte. 7Fuera del Cielo lo único que hay es un conflicto de ilusiones, de todo punto insensato, imposible y más allá de la razón, aunque se percibe como un eterno impedimento para llegar al Cielo. 8Las ilusiones no son sino formas. 9Su contenido nunca es verdad.
20. Las leyes del caos gobiernan todas las ilusiones. 2Las formas que éstas adoptan entran en conflicto, haciendo que parezca posible concederle más valor a unas que a otras. 3Sin embargo, cada una de ellas se basa, al igual que todas las demás, en la creencia de que las leyes del caos son las leyes del orden. 4Cada una de ellas apoya dichas leyes completamente, y ofrece un testimonio inequívoco de que son verdad. 5Las formas de ataque que en apariencia son más benévolas no son menos inequívocas en su testimonio o en sus resultados. 6Es indudable que el miedo que engendran las ilusiones se debe a las creencias que las originan y no a su forma. 7Y la falta de fe en el amor, sea cual sea la forma en que se manifieste, da testimonio de que el caos es la realidad.
21. La fe en el caos es la consecuencia inevitable de la creencia en el pecado. 2El que sea una consecuencia es lo que hace que parezca ser una conclusión lógica, un paso válido, en el pensamiento ordenado. 3Los pasos que conducen al caos proceden de manera ordenada desde su punto de partida. 4Cada uno de ellos se manifiesta en forma diferente en el proceso de invertir la verdad, y conduce aún más profundamente al terror y más allá de la verdad. 5No pienses que un paso es más corto que otro ni que el retorno desde uno de ellos es más fácil que desde otro. 6En cada uno de ellos reside el descenso desde el Cielo en su totalidad. 7Y allí donde tu pensamiento empieza, allí mismo tiene que terminar.
22. Hermano, no des ni un solo paso en el descenso hacia el infierno. 2Pues una vez que hayas dado el primero, no podrás reconocer el resto como lo que son. 3Y cada uno de ellos seguirá al primero. 4Cualquier forma de ataque te planta en la tortuosa escalera que te aleja del Cielo. 5Sin embargo, en cualquier instante todo esto se puede deshacer. 6¿Cómo puedes saber si has elegido las escaleras que llevan al Cielo o el camino que conduce al infierno? 7Muy fácilmente. 8¿Cómo te sientes? 9¿Estás en paz? 10¿Tienes certeza con respecto a tu camino? 11¿Estás seguro de que el Cielo se puede alcanzar? 12Si la respuesta es no, es que caminas solo. 13Pídele entonces a tu Amigo que se una a ti y te dé certeza con respecto al camino a seguir.
1. Cristo es el Hijo de Dios tal como Él lo creó. 2Cristo es el Ser que compartimos y que nos une a unos con otros, y también con Dios. 3Es el Pensamiento que todavía mora en la Mente que es Su Fuente. 4No ha abandonado Su santo hogar ni ha perdido la inocencia en la que fue creado. 5Mora inmutable para siempre en la Mente de Dios.
2. Cristo es el eslabón que te mantiene unido a Dios, y la garantía de que la separación no es más que una ilusión de desesperanza, pues toda esperanza morará por siempre en Él. 2Tu mente es parte de la Suya, y Ésta de la tuya. 3Él es la parte en la que se encuentra la Respuesta de Dios, y en la que ya se han tomado todas las decisiones y a los sueños les ha llegado su fin. 4Nada que los ojos del cuerpo puedan percibir lo afecta en absoluto. 5Pues aunque Su Padre depositó en Él los medios para tu salvación, Él sigue siendo, no obstante, el Ser que, al igual que Su Padre, no conoce el pecado.
3. Al ser el hogar del Espíritu Santo y sentirse a gusto únicamente en Dios, Cristo permanece en paz en el Cielo de tu mente santa. 2Él es la única parte de ti que en verdad es real. 3Lo demás son sueños. 4Mas éstos se le entregarán a Cristo, para que se desvanezcan ante Su gloria y pueda por fin serte revelado tu santo Ser, el Cristo.
4. El Espíritu Santo se extiende desde el Cristo en ti hasta todos tus sueños, y los invita a venir hasta Él para que puedan ser transformados en la verdad. 2Él los intercambiará por el sueño final que Dios dispuso fuese el fin de todos los sueños. 3Pues cuando el perdón descanse sobre el mundo y cada, uno de los Hijos de Dios goce de paz, ¿qué podría mantener las cosas separadas cuando lo único que se puede ver es la faz de Cristo?
5. ¿Y por cuánto tiempo habrá de verse esta santa faz, cuando no es más que el símbolo de que el período de aprendizaje ya ha concluido y de que el objetivo de la Expiación por fin se ha alcanzado? 2Tratemos, por lo tanto, de encontrar la faz de Cristo y de no buscar nada más. 3Al contemplar Su gloria, sabremos que no tenemos necesidad de aprender nada, ni de percepción, ni de tiempo, ni de ninguna otra cosa excepto del santo Ser, el Cristo que Dios creó como Su Hijo.
AUDIOLIBRO
EJERCICIOS
LECCIÓN 271
Hoy sólo utilizaré la visión de Cristo.
1. Cada día, cada hora y cada instante elijo lo que quiero contemplar, los sonidos que quiero oír y los testigos de lo que quiero que sea verdad para mí. 2Hoy elijo contemplar lo que Cristo quiere que vea; hoy elijo escuchar la Voz de Dios, así como buscar los testigos de lo que es verdad en la creación de Dios. 3En la visión de Cristo, el mundo y la creación de Dios se encuentran, y según se unen, toda percepción desaparece. 4La dulce visión de Cristo redime al mundo de la muerte, pues todo aquello sobre lo que Su mirada se posa no puede sino vivir y recordar al Padre y al Hijo: la unión entre Creador y creación.
2. Padre, la visión de Cristo es el camino que me conduce a Ti. 2Lo que Él contempla restaura Tu recuerdo en mí. 3Yeso es lo que elijo contemplar hoy.
TEXTO
II. Las leyes del caos
1.Puedes llevar las "leyes" del caos ante la luz, pero nunca las podrás entender. 2Las leyes caóticas no tienen ningún significado y, por lo tanto, se encuentran fuera de la esfera de la razón. 3No obstante, aparentan ser un obstáculo para la razón y para la verdad. 4Contemplémoslas, pues, detenidamente, para que podamos ver más allá de ellas y entender lo que son, y no lo que quieren probar. 5Es esencial que se entienda cuál es su propósito porque su fin es crear caos y atacar la verdad. 6Éstas son las leyes que rigen el mundo que tú fabricaste. 7Sin embargo, no gobiernan nada ni necesitan violarse: necesitan simplemente contemplarse y transcenderse.
2. La primera ley caótica es que la verdad es diferente para cada persona. 2Al igual que todos estos principios, éste mantiene que cada cual es un ente separado, con su propia manera de pensar que lo distingue de los demás. 3Este principio procede de la creencia en una jerarquía de ilusiones: de que algunas son más importantes que otras, y, por lo tanto, más reales. 4Cada cual establece esto para sí mismo, y le confiere realidad atacando lo que otro valora. 5Yel ataque se justifica porque los valores difieren, y los que tienen distintos valores parecen ser diferentes, y, por ende, enemigos.
3.Observa cómo parece ser esto un impedimento para el primer principio de los milagros, 2pues establece grados de verdad entre las ilusiones, haciendo que algunas parezcan ser más difíciles de superar que otras. 3Si uno pudiese darse cuenta de que todas ellas son la misma ilusión y de que todas son igualmente falsas, sería fácil entender entonces por qué razón los milagros se aplican a todas ellas por igual. 4Cualquier clase de error puede ser corregido precisamente porque no es cierto. 5Cuando se lleva ante la verdad en vez de ante otro error, simplemente desaparece. 6Ninguna parte de lo que no es nada puede ser más resistente a la verdad que otra.
4. La segunda ley del caos, muy querida por todo aquel que venera el pecado, es que no hay nadie que no peque, y, por lo tanto, todo el mundo merece ataque y muerte. 2Este principio, estrechamente vinculado al primero, es la exigencia de que el error merece castigo y no corrección. 3Pues la destrucción del que comete el error lo pone fuera del alcance de la corrección y del perdón. 4De este modo, interpreta lo que ha hecho como una sentencia irrevocable contra sí mismo que ni siquiera Dios Mismo puede revocar. 5Los pecados no pueden ser perdonados, al ser la creencia de que el Hijo de Dios puede cometer errores por los cuales su propia destrucción se vuelve inevitable.
5. Piensa en las consecuencias que esto parece tener en la relación entre Padre e Hijo. 2Ahora parece que nunca jamás podrán ser uno de nuevo. 3Pues uno de ellos no puede sino estar por siempre condenado, y por el otro. 4Ahora son diferentes y, por ende, enemigos. 5Y su relación es una de oposición, de la misma forma en que los aspectos separados del Hijo convergen únicamente para entrar en conflicto, pero no para unirse. 6Uno de ellos se debilita y el otro se fortalece con la derrota del primero. 7Y su temor a Dios y el que se tienen entre sí parece ahora razonable, pues se ha vuelto real por lo que el Hijo de Dios se ha hecho a sí mismo y por lo que le ha hecho a su Creador.
6. En ninguna otra parte es más evidente la arrogancia en la que se basan las leyes del caos que como sale a relucir aquí. 2He aquí el principio que pretende definir lo que debe ser el Creador de la realidad; lo que debe pensar y lo que debe creer; y, creyéndolo, cómo debe responder. 3Ni siquiera se considera necesario preguntarle si eso que se ha decretado que son Sus creencias es verdad. 4Su Hijo le puede decir lo que ésta es, y la única alternativa que le queda es aceptar la palabra de Su Hijo o estar equivocado. 5Esto conduce directamente a la tercera creencia descabellada que hace que el caos parezca ser eterno. 6Pues si Dios no puede estar equivocado, tiene entonces que aceptar la creencia que Su Hijo tiene de sí mismo y odiarlo por ello.
7. Observa cómo se refuerza el temor a Dios por medio de este tercer principio. 2Ahora se hace imposible recurrir a Él en momentos de tribulación, 3pues Él se ha convertido en el "enemigo" que la causó y no sirve de nada recurrir a Él. 4La salvación tampoco puede encontrarse en el Hijo, ya que cada uno de sus aspectos parece estar en pugna con el Padre y siente que su ataque está justificado. 5Ahora el conflicto se ha vuelto inevitable e inaccesible a la ayuda de Dios. 6Pues ahora la salvación jamás será posible, ya que el salvador se ha convertido en el enemigo.
8. No hay manera de liberarse o escapar. 2La Expiación se convierte en un mito, y lo que la Voluntad de Dios dispone es la venganza, no el perdón. 3Desde allí donde todo esto se origina, no se ve nada que pueda ser realmente una ayuda. 4Sólo la destrucción puede ser el resultado final. 5Y Dios Mismo parece estar poniéndose de parte de ello para derrotar a Su Hijo. 6No pienses que el ego te va a ayudar a escapar de lo que él desea para ti. 7Ésa es la función de este curso, que no le concede ningún valor a lo que el ego estima.
9. El ego atribuye valor únicamente a aquello de lo que se apropia. 2Esto conduce a la cuarta ley del caos, que, si las demás son aceptadas, no puede sino ser verdad. 3Esta supuesta ley es la creencia de que posees aquello de lo que te apropias. 4De acuerdo con esa ley, la pérdida de otro es tu ganancia y, por consiguiente, no reconoce el hecho de que nunca puedes quitarle nada a nadie, excepto a ti mismo. 5Mas las otras tres leyes no pueden sino conducir a esto. 6Pues los que son enemigos no se conceden nada de buen grado el uno al otro, ni procuran compartir las cosas que valoran. 7Y lo que tus enemigos ocultan de ti debe ser algo que vale la pena poseer, ya que lo mantienen oculto de ti.
10. Todos los mecanismos de la locura se hacen patentes aquí: el "enemigo” que se fortalece al mantener oculto el valioso legado que debería ser tuyo; la postura que adoptas y el ataque que infliges, los cuales están justificados por razón de lo que se te ha negado; y la pérdida inevitable que el enemigo debe sufrir para que tú te puedas salvar. 2Así es como los culpables declaran su inocencia. 3Si el comportamiento inescrupuloso del enemigo no los forzara a este vil ataque, sólo responderían con bondad. 4Pero en un mundo despiadado los bondadosos no pueden sobrevivir, de modo que tienen que apropiarse de todo cuanto puedan o dejar que otros se apropien de lo que es suyo.
11. Y ahora queda una vaga pregunta por contestar, que aún no ha sido "explicada". 2¿Qué es esa cosa tan preciada, esa perla de inestimable valor, ese tesoro oculto, que con justa indignación debe arrebatársele a éste el más pérfido y astuto de los enemigos? 3Debe de ser lo que siempre has anhelado, pero nunca hallaste. 4Y ahora "entiendes" la razón de que nunca lo encontraras. 5Este enemigo te lo había arrebatado y lo ocultó donde jamás se te habría ocurrido buscar. 6Lo ocultó en su cuerpo, haciendo que éste sirviese de refugio para su culpabilidad, de escondrijo de lo que es tuyo. 7Ahora su cuerpo se tiene que destruir y sacrificar para que tú puedas tener lo que te pertenece. 8La traición que él ha cometido exige su muerte para que tú puedas vivir. 9Y así, sólo atacas en defensa propia.
1. Padre, la visión de Cristo es el don que me has dado, el cual tiene el poder de transformar todo lo que los ojos del cuerpo contemplan en el panorama de un mundo perdonado. 2¡Cuán glorioso y lleno de gracia es ese mundo! 3No obstante, ¡cuánto más podré contemplar en él que lo que puede ofrecerme la vista! 4Un mundo perdonado significa que Tu Hijo reconoce a su Padre, permite que sus sueños sean llevados ante la verdad y aguarda con gran expectación el último instante de tiempo en el que éste acaba para siempre, conforme Tu recuerdo aflora en su memoria. 5Y ahora su voluntad es una con la Tuya. 6Ahora su función no es sino la Tuya Propia, y todo pensamiento salvo el Tuyo ha desaparecido.
2. El sosiego de hoy bendecirá nuestros corazones y, a través de ellos, la paz descenderá sobre todo el mundo. 2Cristo se convierte en nuestros ojos hoy. 3Y mediante Su vista le ofrecemos curación al mundo a través de Él, el santo Hijo que Dios creó íntegro; el santo Hijo a quien Dios creó como uno solo.
TEXTO
I. Las creencias irreconciliables
1. El recuerdo de Dios aflora en la mente que está serena. 2No puede venir allí donde hay conflicto, pues una mente en pugna consigo misma no puede recordar la mansedumbre eterna. 3Los medios de la guerra no son los medios de la paz, y lo que recuerda el belicoso no es amor. 4Si no se atribuyese valor a la creencia en la victoria, la guerra sería imposible. 5Siestás en conflicto, eso quiere decir que crees que el ego tiene el poder de salir triunfante. 6¿Por qué otra razón sino te ibas a identificar con él? 7Seguramente te habrás percatado de que el ego está en pugna con Dios. 8Que el ego no tiene enemigo alguno, es cierto. 9Mas es igualmente cierto que cree firmemente tener un enemigo al que necesita vencer, y que lo logrará.
2. ¿No te das cuenta de que una guerra contra ti mismo sería una guerra contra Dios? 2Y en una guerra así, ¿es concebible la victoria? 3Y si lo fuese, ¿la desearías? 4La muerte de Dios, de ser posible, significaría tu muerte. 5¿Qué clase de victoria sería ésa? 6El ego marcha siempre hacia la derrota porque cree que puede vencerte. 7Dios, no obstante, sabe que eso no es posible. 8Eso no es una guerra, sino la descabellada creencia de que es posible atacar y derrotar la Voluntad de Dios. 9Te puedes identificar con esta creencia, pero jamás dejará de ser una locura. 10Yel miedo reinará en la locura, y parecerá haber reemplazado al amor allí. 11Éste es el propósito del conflicto. 12Ypara aquellos que creen que es posible, los medios parecen ser reales.
3. Ten por seguro que no es posible que Dios y el ego, o tú y el ego jamás os podáis encontrar. 2En apariencia lo hacéis y formáis extrañas alianzas basándoos en premisas que no tienen sentido. 3Pues vuestras creencias convergen en el cuerpo, al que el ego ha elegido como su hogar y tú consideras que es el tuyo. 4Vuestro punto de encuentro es un error: un error en cómo te consideras a ti mismo. 5El ego se une a una ilusión de ti que tú compartes con él. 6Las ilusiones, no obstante, no pueden unirse. 7Son todas lo mismo, y no son nada. 8Su unión está basada en la nada, pues dos de ellas están tan desprovistas de sentido como una o mil. 9El ego no se une a nada, pues no es nada. 10Y la victoria que anhela está tan desprovista de sentido como él mismo.
4. Hermano, la guerra contra ti mismo está llegando a su fin. 2El final de la jornada se encuentra en el lugar de la paz. 3¿No te gustaría aceptar la paz que allí se te ofrece? 4Este "enemigo" contra el que has luchado como si fuese un intruso a tu paz se transforma ahí, ante tus propios ojos, en el portador de tu paz. 5Tu"enemigo" era Dios Mismo, Quien no sabe de conflictos, victorias o ataques de ninguna clase. 6Su amor por ti es perfecto, absoluto y eterno. 7El Hijo de Dios en guerra contra su Creador es una condición tan ridícula como lo sería la naturaleza rugiéndole iracunda al viento, proclamando que él ya no forma parte de ella. 8¿Cómo iba a poder la naturaleza decretar esto y hacer que fuese verdad? 9Del mismo modo, no es a ti a quien le corresponde decidir qué es lo que forma parte de ti y qué es lo que debe mantenerse aparte.
5. Esta guerra contra ti mismo se emprendió para enseñarle al Hijo de Dios que él no es quien realmente es, y que no es el Hijo de su Padre. 2A tal fin, debe borrar de su memoria el recuerdo de su Padre. 3En la vida corporal dicho recuerdo se olvida, y si piensas que eres un cuerpo, creerás haberlo olvidado. 4Mas la verdad nunca puede olvidarse de sí misma, y tú no has olvidado lo que eres. 5Sólo una extraña ilusión de ti mismo, un deseo de derrotar lo que eres, es lo que no se acuerda.
6. La guerra contra ti mismo no es más que una batalla entre dos ilusiones que luchan para diferenciarse la una de la otra, creyendo que la que triunfe será la verdadera. 2No existe conflicto alguno entre ellas y la verdad. 3Ni tampoco son ellas diferentes entre sí. 4Ninguna de las dos es verdad. 5Por lo tanto, no importa qué forma adopten. 6Lo que las engendró es una locura y no pueden sino seguir formando parte de ello. 7La locura no representa ninguna amenaza contra la realidad ni ejerce influencia alguna sobre ella. 8Las ilusiones no pueden vencer a la verdad ni suponer una amenaza para ella en absoluto. 9Y la realidad que niegan no forma parte de ellas.
7. Lo que tú recuerdas forma parte de ti. 2Pues no puedes sino ser tal como Dios te creó. 3La verdad no lucha contra las ilusiones ni las ilusiones luchan contra la verdad. 4Las ilusiones sólo luchan entre ellas. 5Alestar fragmentadas, fragmentan a su vez. 6Pero la verdad es indivisible y se encuentra mucho más allá de su limitado alcance. 7Recordarás lo que sabes cuando hayas comprendido que no puedes estar en conflicto. 8Una ilusión acerca de ti mismo puede luchar contra otra, mas la guerra entre dos ilusiones es un estado en el que nada ocurre. 9No hay ni vencedor ni victoria. 10Y la verdad se alza radiante, más allá del conflicto, intacta y serena en la paz de Dios.
8. Los conflictos sólo pueden tener lugar entre dos fuerzas. 2No pueden existir entre lo que es un poder y lo que no es nada. 3No hay nada que puedas atacar que no forme parte de ti. 4Y al atacarlo das lugar a dos ilusiones de ti mismo en conflicto entre sí. 5Y esto ocurre siempre que contemplas alguna creación de Dios de cualquier manera que no sea con amor. 6El conflicto es temible, pues es la cuna del temor. 7Mas lo que ha nacido de la nada no puede cobrar realidad mediante la pugna. 8¿Por qué llenar tu mundo de conflictos contigo mismo?. 9Deja que toda esa locura quede des-hecha y vuélvete en paz al recuerdo de Dios, el cual brilla aún en tu mente serena.
9. ¡Observa cómo desaparece el conflicto que existe entre las ilusiones cuando se lleva ante la verdad! 2Pues sólo parece real si lo ves como una guerra entre verdades conflictivas, en la que la vencedora es la más cierta, la más real y la que derrota a la ilusión que era menos real, que al ser vencida se convierte en una ilusión. 3Así pues, el conflicto es la elección entre dos ilusiones, una a la que se coronará como real, y la otra que será derrotada y despreciada. 4En esta situación el Padre jamás podrá ser recordado. 5Sin embargo, no hay ilusión que pueda invadir Su hogar y alejarlo de lo que Él ama eternamente. 6Y lo que Él ama no puede sino estar eternamente sereno y en paz porque es Su hogar.
10. Tú, Su Hijo bien amado, no eres una ilusión, puesto que eres tan real y tan santo como Él. 2La quietud de tu certeza acerca de Él y de ti mismo es el hogar de Ambos, donde moráis como uno solo y no como entes separados. 3Abre la puerta de Su santísimo hogar y deja que el perdón elimine todo vestigio de la creencia en el pecado, la cual priva a Dios de Su hogar y a Su Hijo con Él. 4No eres un extraño en la casa de Dios. 5Dale la bienvenida a tu hermano al hogar donde Dios Mismo lo ubicó en serenidad y en paz, y donde mora con él. 6Las ilusiones no tienen cabida allí donde mora el amor, pues éste te protege de todo lo que no es verdad. 7Moras en una paz tan ilimitada como la de Aquel que la creó, y a aquellos que quieren recordarlo a Él se les da todo. 8El Espíritu Santo vela Su hogar, seguro de que la paz de éste jamás se puede perturbar.
11.¿Cómo iba a ser posible que el santuario de Dios se volviese contra sí mismo y tratase de subyugar al que allí mora? 2Piensa en lo que ocurre cuando la morada de Dios se percibe a sí misma como dividida: 3el altar desaparece, la luz se vuelve tenue y el templo del Santísimo se convierte en la morada del pecado. 4Y todo se olvida, salvo las ilusiones. 5Las ilusiones pueden estar en conflicto porque sus formas son diferentes. 6Y batallan únicamente para establecer qué forma es real.
12. Las ilusiones encuentran ilusiones; la verdad se encuentra a sí misma. 2El encuentro de las ilusiones conduce a la guerra. 3Mas la paz se extiende a sí misma al contemplarse a sí misma. 4La guerra es la condición en la que el miedo nace, crece e intenta dominarlo todo. 5La paz es el estado donde mora el amor y donde busca compartirse a sí mismo. 6La paz y el conflicto son opuestos. 7Allí donde uno mora, el otro no puede estar; donde uno de ellos va, el otro desaparece. 8Así es como el recuerdo de Dios queda nublado en las mentes que se han convertido en el campo de batalla de las ilusiones. 9Mas Su recuerdo brilla muy por encima de esta guerra insensata listo para ser recordado cuando te pongas de parte de la paz.
1. Te pido que hoy bendigas mi vista. 2Mi vista es el medio que Tú has elegido para mostrarme mis errores y para poder ver más allá de ellos. 3Se me ha concedido poder tener una nueva percepción a través del Guía que Tú me diste, y, mediante Sus lecciones, superar la percepción y regresar a la verdad. 4Pido la ilusión que trasciende todas las que yo inventé. 5Hoy elijo ver un mundo perdonado en el que todo lo que veo me muestra la faz de Cristo y me enseña que lo que contemplo es mío, y que nada existe, excepto Tu santo Hijo.
2. Hoy nuestra vista es bendecida. 2Compartimos una sola visión cuando contemplamos la faz de Aquel Cuyo Ser es el nuestro. 3Somos uno por razón de Aquel que es el Hijo de Dios, Aquel que es nuestra Identidad.
TEXTO
Capítulo 23
LA GUERRA CONTRA TI MISMO
Introducción
1. ¿No te das cuenta de que lo opuesto a la flaqueza y a la debilidad es la impecabilidad*? 2La inocencia es fuerza, y nada más lo es. 3Los que están libres de pecado no pueden temer, pues el pecado, de la clase que sea, implica debilidad. 4La demostración de fuerza de la que el ataque se quiere valer para encubrir la flaqueza no logra ocultarla, pues, ¿cómo se iba a poder ocultar lo que no es real? 5Nadie que tenga un enemigo es fuerte, y nadie puede atacar a menos que crea tener un enemigo. 6Creer en enemigos es, por lo tanto, creer en la debilidad, y lo que es débil no es la Voluntad de Dios. 7Y al oponerse a ésta, es el "enemigo" de Dios. 8Y así, se teme a Dios, al considerársele una voluntad contraria.
2. ¡Qué extraña se vuelve en verdad esta guerra contra ti mismo! 2No podrás sino creer que todo aquello de lo que te vales para los fines del pecado puede herirte y convertirse en tu enemigo. 3Y lucharás contra ello y tratarás de debilitarlo por esa razón, y creyendo haberlo logrado, atacarás de nuevo. 4Es tan seguro que tendrás miedo de lo que atacas como que amarás lo que percibes libre de pecado. 5Todo aquel que recorre con inocencia el camino que el amor le muestra, camina en paz. 6Pues el amor camina a su lado, resguardándolo del miedo. 7Y lo único que ve son seres inocentes, incapaces de atacar.
3. Camina gloriosamente, con la cabeza en alto, y no temas ningún mal. 2Los inocentes se encuentran a salvo porque comparten su inocencia. 3No ven nada que sea nocivo, pues su conciencia de la verdad libera a todas las cosas de la ilusión de la nocividad. 4Y lo que parecía nocivo resplandece ahora en la inocencia de ellos, liberado del pecado y del miedo, y felizmente de vuelta en los brazos del amor. 5Los inocentes comparten la fortaleza del amor porque vieron la inocencia. 6Y todo error desapareció porque no lo vieron. 7Quien busca la gloria la halla donde ésta se encuentra. 8¿Y dónde podría encontrarse sino en los que son inocentes?
4. No permitas que las pequeñas interferencias te arrastren a la pequeñez. 2La culpabilidad no ejerce ninguna atracción en el estado de inocencia. 3¡Piensa cuán feliz es el mundo por el que caminas con la verdad a tu lado! 4No renuncies a ese mundo de libertad por un pequeño anhelo de aparente pecado, ni por el más leve destello de atracción que pueda ejercer la culpabilidad. 5¿Despreciarías el Cielo por causa de esas insignificantes distracciones? 6Tu destino y tu propósito se encuentran mucho más allá de ellas, en un lugar nítido donde no existe la pequeñez. 7Tu propósito no se aviene con ninguna clase de pequeñez. 8De ahí que no se avenga con el pecado.
5. No permitamos que la pequeñez haga caer al Hijo de Dios en la tentación. 2Su gloria está más allá de toda pequeñez, al ser tan inconmensurable e intemporal como la eternidad. 3No dejes que el tiempo enturbie tu visión de él. 4No lo dejes solo y atemorizado en su tentación, sino ayúdalo a que la supere y a que perciba la luz de la que forma parte. 5Tu inocencia alumbrará el camino a la suya, y así la tuya quedará protegida y se mantendrá en tu conciencia. 6Pues, ¿quién puede conocer su gloria y al mismo tiempo percibir lo pequeño y lo débil en sí mismo? 7¿Quién puede caminar temblando de miedo por un mundo temible, y percatarse de que la gloria del Cielo refulge en él?
6. No hay nada a tu alrededor que no forme parte de ti. 2Contémplalo amorosamente y ve la luz del Cielo en ello. 3Pues así es como llegarás a comprender todo lo que se te ha dado. 4El mundo brillará y resplandecerá en amoroso perdón, y todo lo que una vez considerabas pecaminoso será re-interpretado ahora como parte integrante del Cielo. 5¡Qué bello es caminar, limpio, redimido y feliz, por un mundo que tanta necesidad tiene de la redención que tu inocencia vierte sobre él! 6¿Qué otra cosa podría ser más importante para ti? 7Pues he aquí tu salvación y tu libertad. 8Y éstas tienen que ser absolutas para que las puedas reconocer.
Este blog no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar. Pretende, sin embargo, despejar los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es tu herencia natural.
Abundancia Principio de plenitud que contrasta con el principio de escasez que el ego sostiene. El Hijo de Dios no carece de nada, salvo en sueños.
Amor El motivo por el cual Dios creó a su hijo. La fuerza maravillosa que todo lo mueve. Para Un Curso de Milagros, es sinónimo de Paz, Perdón, Confianza, Mansedumbre, Fe, Abundancia, Conocimiento, Generosidad, Honestidad.
Ataque Intento de justificar la culpa proyectándola en otros. Luego de proyectarla fuera de nosotros, al verla en otros, el ego nos persuade de atacarla con la esperanza de des-hacernos de ella. Lo cierto es que así solo logramos reforzarla en nuestro hermano y en nosotros multiplicándola. A través del maravilloso proceso de cambio de percepción que nos propone Un Curso de Milagros, veremos todo ataque como lo que es en realidad, un pedido de amor, un pedido de ayuda.
Causa y Efecto Uno depende del otro. Todo aquello que pensamos es la causa y el efecto es el reflejo de dichos pensamientos en el plano material, físico. No hay pensamientos fútiles nos dice Jesús en Un Curso de Milagros ya que todo pensamiento (causa) genera un efecto en el mundo material. Por otra parte y basado en el mismo precepto, “solo mis propios pensamientos pueden hacerme daño”. En la Creación, el Hijo fue el efecto de la Causa, el inconmensurable amor del Padre.
Cielo El conocimiento. Donde mora Dios y su creación en perfecta unidad. Aquí en el mundo del sueño, de la ilusión, el Cielo se ve reflejado en la Relación Santa.
Conocimiento El Cielo o Morada de Dios. Donde no existe la percepción. Donde no existe el Juicio ni es necesario el milagro, donde la Fe no es necesaria.
Creación Solo existe en el plano del conocimiento. Extensión del Ser o Espíritu de Dios. No es equivalente a la creatividad del mundo de la percepción.
Cristo La Segunda persona de la Trinidad. La Mente del Hijo de Dios. La Totalidad de la Filiación. El Ser que Dios creó por extensión. No debe asociarse únicamente con Jesús. Todos somos parte del Cristo con Jesús.
Crucifixión Un símbolo del ataque del ego a Dios y por lo tanto a su Hijo. La culpabilidad interna que se sintió en una época y que aun perdura por quienes permitieron y propiciaron la crucificaron a Jesús. Ejemplo extremo que enseño que nuestra verdadera identidad no está en el cuerpo. Hoy en día el mundo de la ilusión sigue rindiendo culto y culpándose de la crucifixión equivocando el mensaje que Jesús nos quiso dejar, sintiéndose responsable por un hecho que se tergiversa al creer que Dios envió a su amado hijo para que fuera un redentor sufriente por todos nuestros pecados y muriera por nosotros.
Cuerpo La encarnación del ego. El pensamiento de separación proyectado en el mundo de la materia. El testimonio de la culpabilidad que siente el Hijo de Dios por percibirse separado del Padre. Incluye el cuerpo físico como el psicológico. A través del trabajo que realizamos con Un Curso de Milagros, si se lo permitimos, el Espíritu Santo, el Gran Maestro, al igual que con todo lo fabricado por el ego en este plano, tomará el cuerpo y lo empleará en el propósito de nuestra paz, sanándole y convirtiéndole en una herramienta de comunicación con nuestros semejantes al servicio del Plan de Dios y de su reino.
Culpa Estado que surge al percibirnos pecadores. Es la suma de los sentimientos adversos que tenemos con relación a nosotros mismos. Es el sentimiento que surge al percibirnos lejos de casa, lejos del Padre y de haberle traicionado, engañado y atacado. Esto en ocasiones consciente y en otras, inconscientemente, aflora como un sentimiento hacia nosotros de indignidad, de vulnerabilidad, de debilidad, de poca valía. Al creer que somos culpables, nos percibimos merecedores de castigo tal como el mundo nos ha enseñado. Dicho castigo lo buscamos fuera en la forma de carencia, enfermedad, sacrificio, relaciones especiales o bien lo buscamos dentro a través de la enfermedad.
Dar/Recibir Son parte de la misma cosa toda vez que cuando damos es a nosotros mismos a quien damos. En contraposición con la idea del mundo de que al dar, “perdemos”, Un Curso de Milagros nos muestra que al ser todo una idea un pensamiento, al dar, cuando el otro recibe y hace suyo ese pensamiento que compartimos, esa idea la reforzamos en él y en nosotros y lejos de perder, multiplicamos lo que compartimos.
Demonio Una proyección del ego de la culpa hacia un agente externo.
Dios La Primera persona de la Trinidad. El Padre, La fuente, La Maravillosa Energía Universal, el Creador.
Ego El personaje, el falso yo, la mente errada. La mente dividida del Hijo de Dios que se percibe separada del Padre. La “loca idea” que se coló en la poderosa mente del Hijo de Dios durante su sueño en la que piensa que puede ser su propio creador. Como nada Eterno puede ser dividido ni separado, es simplemente una ilusión un sueño en la mente del Hijo de Dios que se percibe separado.
Enfermedad La división que el Hijo de Dios percibe en su mente al creer en la separación. Esta percepción de separación que se da en la mente, se proyecta al cuerpo. La enfermedad que el cuerpo manifiesta no está en el cuerpo si no en la mente. El cuerpo para Un Curso de Milagros como todo lo fabricado en el plano material, es neutro. Todo en este plano cobra “vida” según se le de utilidad a favor del ego o del Espíritu Santo. El ego al no poder acaparar toda a la mente, pues esta aun conserva el recuerdo de su verdadera identidad, se vale del cuerpo como herramienta para manifestar su culpabilidad y perpetuar el ataque al proyectar. El Espíritu Santo por otra parte si se lo permitimos, al corregir la percepción a cerca de quienes somos, toma el cuerpo, lo pone al servicio del plan de sanación del Hijo de Dios borrando cualquier rastro de enfermedad en el.
Espíritu La naturaleza de nuestro Ser. Nuestra esencia. Lo Eterno, lo inmutable, lo que nunca muere, lo que nos une al Todo del que somos parte. El resultado de haber sido creados a imagen y semejanza de nuestro Padre. Para Un Curso de Milagros es sinónimo de Pensamiento.
Espíritu Santo La Tercera Persona de la Trinidad. La respuesta de Dios a la idea de separación que surgió en la mente del Hijo durante el sueño. El Nexo, el Interlocutor, el re-interprete, el Vínculo entre Padre e Hijo. La voz de Dios que habla por El. El Espíritu Santo es el guía perfecto. Si se lo permitimos evaluará absolutamente todo lo que hagamos en el plano físico en función de cómo contribuye a nuestra paz y a nuestra felicidad. En virtud de dicha contribución lo conservará o simplemente le acercará luz y lo hará desaparecer.
Expiación Es el plan de corrección del Espíritu Santo para des-hacer el ego y sanar la creencia en la separación. Surgió con la creación del Espíritu Santo luego de la separación. Expiar es des-hacer. El mundo de ilusión nos convoca en todo momento a hacer, a la acción. El Espíritu Santo nos convoca a no-hacer que es lo mismo que des-hacer la ilusión. Nuestra única responsabilidad como estudiantes de Un Curso de Milagros es aceptar la Expiación para nosotros mismos, es decir des-hacer el error de que estamos separados del Padre. Todo conflicto, todo desasosiego proviene de una idea equivocada de estar separados del Padre. Si Expiamos ese error, recobraremos nuestro estado natural de dicha, paz y armonía. La Expiación se vale del perdón para des-hacer la ilusión de separación que tanta culpabilidad nos ha generado.
Extensión: Extender es compartir a través del Espíritu Santo. En contraposición a la proyección del ego, la extensión es compartir la visión del Espíritu Santo.
Fe La expresión de nuestra confianza. Según donde la depositemos tendremos un resultado determinado. Si la depositamos en la ilusión veremos un mundo caótico de culpabilidad, de conflicto, enfermedad, carencia, conflicto. Si la depositamos en la verdad, veremos un mundo perdonado de abundancia, paz, dicha, armonía. No es que no tengamos fe es que en ocasiones generalmente no sabemos donde la depositamos.
Hijo de Dios La Segunda persona de la Trinidad. El Cristo que es nuestro verdadero Ser.
Infierno Un lugar de culpabilidad, muerte, desolación, enfermedad, carencia, sufrimiento, sacrificio, relaciones especiales. En lugar donde según el ego se nos castigará.
Instante Santo El instante donde el lugar de ver culpabilidad vemos perdón. Un instante donde en lugar de ver ataque, vemos pedido de amor, de ayuda.
Jesús La Primera persona, el “YO” del Curso de Milagros. Nuestro hermano quien trascendió el ego antes que nosotros. En el mundo del tiempo, es diferente a nosotros ya que no tiene ego. En el mundo de la eternidad es uno más de nosotros. Integra junto a nosotros, la Filiación, la Mente del Hijo de Dios. Es el “modelo a seguir” para Un Curso de Milagros ya que además de ser quien amorosamente nos acerca la información, es el primero que ha culminado el proceso de Expiación mostrándonos el camino que nos enseña que es realmente posible.
Juicio Final El final de todas las ilusiones. La culminación del proceso de Expiación por parte del Hijo de Dios.
Libre albedrío Solo existe en el mundo de la ilusión, de las formas, donde aun entendemos que tenemos opciones y que podemos decidir. La decisión es si actuar con el ego como guía o con el Espíritu Santo. En el Cielo es innecesario ya que hay una única voluntad, no hay nada que decidir.
Maestro de Dios Todos quienes optamos por aprender y enseñar la lección del perdón. Todos somos alumnos y maestros a la vez ya que estamos en constante aprendizaje. Todo aquello que enseñamos, que mostramos al mundo lo reforzamos en nosotros mismos. Todo aquello que enseñamos, es a nosotros mismos a quien lo enseñamos. Al ser la vida diaria, la cotidianeidad nuestra gran salón de clases, a diario estamos desempeñando ambas funciones. Bastará con pensar y tener en todo momento presente la idea de: “que deseo aprender”, ya que eso es exactamente lo que debo enseñar.
Magia Cualquier cosa del mundo físico y de la materia que creemos nos aportará una solución. Todo lo externo, todo lo que vemos es reflejo de nuestro estado mental por lo tanto, es allí donde debemos trabajar, en nuestros pensamientos, el lugar donde se genera todo aquello que vemos en el plano físico. Nada existe por si solo en el plano físico sin antes no haberse generado en la mente. Por lo tanto cualquier solución, corrección a lo que vemos “fuera” debe darse y se encuentra en la mente, el origen de todas las cosas. Cualquier solución que entendamos viene del exterior, es magia.
Mente Sinónimo de Espíritu. El nivel donde se generan los pensamientos, donde se encuentra la conexión con el Padre. El nivel donde el Hijo de Dios es UNO. El nivel donde se encuentra la energía creadora.
Mente correcta La parte de nuestra mente que acepta sin interponer obstáculos ser guiada por el Espíritu Santo, que es conciente de cual es nuestra verdadera identidad, que sabe que no estamos solos nunca, menos al momento de tomar decisiones o de actuar y por ello apela a quien sabe perfectamente el recorrido del camino del amor, de regreso a casa y que nos lleva a un estado de paz, de dicha, de abundancia, de júbilo. La parte de la mente que nos alienta a dejarnos guiar, a escuchar, a no-hacer, a confiar. La mente que nos muestra un mundo de esperanza, de belleza, de unión.
Mente errada La parte de nuestra mente que escucha al ego, la mente que cree en el sueño, que cree en la división de lo eterno, que cree que todo lo sabe, que actúa por impulso, sin pedir asesoramiento, que entiende que todo depende de nosotros, que nos habla en todo momento de actuar, de acción, de hacer, de tomar decisiones. La parte de la mente que nos dice que somos “el centro del mundo”. La parte de la mente que nos habla de miedo, de carencia, de angustia, de enfermedades, de conflicto. La parte de la mente que nos muestra un mundo de desolación, de separación, de cuerpos divididos.
Mente UNA La mente de Dios, El Cristo, la Mente del Hijo de Dios, la Filiación. La mente que trasciende la mente errada y la mente recta. Se halla en el nivel del conocimiento. Trasciende toda percepción.
Miedo Sentimiento ilusorio. El “cielo” que fabricó el Hijo de Dios con todo el poder de su mente, en oposición al cielo del Amor. Se originó en el sueño como respuesta al sentimiento de separación, de destierro, de auto-exilio, como respuesta a la sensación de haber perpetuado un supuesto ataque al Padre, de haberle ofendido, de haberle “fallado”. Es el resultado de la culpabilidad que siente el Hijo de Dios por esta supuesta separación y por la cual entiende que merece un debido castigo. El sentimiento que el mundo de la ilusión ha alimentado al sostener que la crucifixión de Cristo fue el “merecido” castigo del Padre ante los pecados de sus hijos.
Milagro El cambio de percepción en nuestra mente que nos permite pasar del mundo de angustia, carencia, conflicto, ira, enfermedad, a un mundo de dicha, felicidad, armonía, abundancia, salud y paz a través del perdón y de la conducción del Espíritu Santo. Se produce cuando toda relación se convierte en una relación Santa. Es decir cuando la mente de dos hermanos se une en una misma mente, allí aparece el Espíritu Santo, allí aparece Cristo y se produce el milagro.
Muerte El abandono del cuerpo luego de que este ha culminado su función en este plano.
Mundo La materialización de la idea de separación. El hijo de Dios al percibir su mente dividida y separada del Padre, soñándose desterrado del Cielo, fabrica el mundo con el poder de su mente al servicio de dicho sueño. Allí da origen al tiempo y al espacio y a todo lo que tiene que ver con el plano de las formas y la materia, a todo lo que tiene que ver con lo perecedero. Fabrica la herramienta necesaria para ver, oler, sentir, oír, percibir, fabrica el cuerpo. Dios no crea el mundo físico, el mundo de lo perecedero un mundo de “vida” y “muerte”. Nada que no hable de eternidad, tiene que ver con lo que Dios crea. En nada de ello está la fuerza creadora de un Dios que solo crea lo eterno. A través del Curso de Milagros, transformamos este mundo en el verdadero “salón de clases” donde podemos aplicar todo el perdón necesario para expiar, corregir nuestros errores y des-hacer la culpabilidad que cargamos. De la mano del Espíritu Santo, podemos transitar por este mundo en una actitud de aprendizaje continuo y como menciona el Curso agradeciendo y bendiciendo cada situación vivida conscientes que el trascender dichas situaciones representa un avance en nuestro camino al Cielo.
Negación Negar la existencia del cuerpo, negar la sensación de culpabilidad que sentimos. No es la propuesta del Curso de Milagros.
Oración Muy distinto a lo que el mundo conoce como oración. El Curso de Milagros sostiene que la única oración válida es la del perdón considerando que ante cualquier evento que veamos como adverso lo único valido es perdonarnos y veremos como dicha situación se resuelve felizmente para el objetivo de nuestra paz. Cualquier evento adverso que convoquemos a nuestra vida, dará testimonio de nuestra supuesta culpabilidad. Perdonando dicha culpabilidad, la adversidad desaparece al hacer desaparecer su causa.
Pecado La creencia en que la separación es real con todo lo que ella significa, ataque al Padre, engaño, destierro del Hijo. La creencia en un Dios “débil” que creó como producto de su amor a su Hijo pero que no pudo evitar las consecuencias del ataque de dicho Hijo a al Padre, motivo por el que debe castigarle vehementemente y con toda su fuerza. Percepción Surge ante la idea de separación. Al separarnos de nuestra Fuente, de Dios, nos alejamos del Conocimiento. Fabricamos un cuerpo y le pusimos al servicio de dicha separación. Al no estar en el Conocimiento, debimos por nuestra cuenta, creyéndonos ser el Creador y no la creación, nombrar, definir, clasificar, etiquetar, juzgar, todo por nuestra cuenta. De esta forma surge la percepción. Un Curso de Milagros nos propone pasar de una percepción errada, donde juzgamos todo por nuestra cuenta usando el cuerpo como herramienta, a una percepción correcta donde juzgamos todo a través del Espíritu Santo.
Perdón Nuestra única función en este mundo. A través de la manifestación más elevada del Amor, el perdón des-hacemos el error de percibirnos separados. Un Curso de Milagros sostiene que dar y recibir son la misma cosa, por lo tanto todo perdón que ofrecemos, al darlo, es nosotros mismos a quien lo damos. Necesitamos para contrarrestar la supuesta culpabilidad que cargamos, este perdón. La única forma que tenemos de obtener dicho perdón es otorgándolo. Todo lo que vivimos como experiencia ha sido convocado por nuestro pensamiento por lo tanto, perdonamos a los demás por aquello que nos hicimos nosotros mismos no por lo que percibimos que ellos nos hicieron. El perdón es necesario únicamente en este plano de la ilusión. Podríamos decir que es una “ilusión sana” que contrarresta otra ilusión que es la culpa. Nada ha ocurrido en realidad más que en el sueño, por lo tanto de nada tenemos que perdonarnos. Pero mientras creamos que somos culpables, el perdón será necesario.
Principio de escasez La creencia en que estamos carentes de determinadas cosas, la creencia en necesidades. El pensar que “factores externos” nos proporcionarán satisfactores a estas supuestas necesidades insatisfechas. Esto nos lleva a buscar ídolos, a buscar como dice Un Curso de Milagros, la paz y la felicidad en parajes extraños. El pensar que algo nos falta refuerza la idea de separación al creer que los demás pueden privarme de algo.
Proyección Ley fundamental de la mente. Lo que vemos dentro lo proyectamos fuera. El mundo que vemos es el reflejo de la proyección de nuestra mente. No hay nada fuera nuestro que no sea el reflejo de la idea que tenemos a cerca de quienes somos. Dicha idea se encuentra en la mente. Allí es donde a través de percibirnos culpables o inocentes, proyectamos “fuera“, un mundo que da testimonio de dicha percepción.
Regalo Los regalos de Dios son el amor, la vida, eterna, la dicha, la abundancia, la plenitud. Los del ego son la angustia, la enfermedad, el miedo, la carencia. Los regalos del ego los debemos procurar a través de nuestro constante sacrificio y esfuerzo. Los regalos de Dios se nos otorgan a través del Espíritu Santo a través dejarle actuar y guiarnos.
Relación Santa Toda relación donde vemos al otro como lo que realmente es, mi hermano. En la Relación Santa, no vemos cuerpos, relaciones biológicas, edades, clases sociales, solo vemos hermanos, semejantes, iguales. Allí en la Relación Santa, Cristo aparece, nos unimos a la mente de nuestro hermano dando testimonio de unidad y no de separación. La Relación Santa es el ámbito de los Milagros.
Relaciones Especiales Toda relación donde percibimos niveles de amor. Es imposible que el amor entienda de niveles. Hay amor o no lo hay, pero no puede haber amor con unos y no con otros, o más amor y menos amor. La relación especial entiende que el amor es privativo, exclusivo, selectivo. El amor es absoluto, ilimitado y se da imparcialmente. En la relación especial lejos de extender amor, se priva de él, se cree en la escasez y se trae el miedo y los celos a la relación. La relación especial refuerza la idea de separación no la de unión. Hay dos tipos: Las relaciones especiales de odio y las relaciones especiales de amor. En las relaciones especiales de odio se proyecta toda la culpa y se perpetúa un ataque a dicha culpabilidad. En las relaciones especiales de amor, creemos en la carencia donde personas especiales, llenarán necesidades especiales, con atributos especiales que otros no tienen.
Resurrección El despertar del sueño de muerte del ego. El cambio de mente que nos permite identificarnos con nuestro verdadero Ser.
Revelación Un instante de comunicación plena con Dios. No es el objetivo de Un Curso de Milagros.
Sacrificio La creencia central del sistema de pensamiento del ego. El ego nos enseña que todo debe costar, todo se logra con “sudor y lágrimas”. Nada más lejos de la realidad. Nada que tenga que ver con nuestro verdadero Ser requiere esfuerzo ni sacrificio alguno. Dios no desea que su hijo viva en estado de plenitud y felicidad a costa de ningún sacrificio o sufrimiento. Dios no conoce nada de esto. La idea de sacrificio, es invención del Hijo durante el sueño. La voluntad del Padre es felicidad absoluta y duradera sin sacrificios. Por recibir lo que Dios desea para nosotros no debemos pagar ningún precio.
Salvación La Expiación, el des-hacer nuestros errores. De lo único que debemos ser “salvados” es de nuestra creencia de ser culpables y es lo logramos a través del perdón.
Sanación La corrección en la mente de la creencia de estar separados de Dios. La enfermedad es una decisión que tomamos se da en la mente por lo tanto la sanación también se encuentra allí.
Separación La creencia en el pecado de que hemos atacado a Dios, de que le hemos fallado y le hemos traicionado. La creencia de que se nos ha exiliado y desterrado del cielo. La creencia de que somos un cuerpo deambulando en busca de una experiencia espiritual y no un espíritu unido eternamente a su Fuente en busca de una experiencia física.
Ser Nuestra verdadera identidad, unida eternamente a la Fuente que como producto de su inconmensurable amor le dio origen.
Sueño El estado en el cual el Hijo de Dios se percibe separado de su Padre. El nivel donde se fabricó el cuerpo, donde se dio origen a la percepción. Donde se percibe como posible que lo eterno, lo invulnerable pueda cambiar. El nivel donde el Hijo de Dios cree ser el Padre y no el Hijo, donde causa y efecto se invierten.
Tener / Ser El estado de plenitud donde al saber quienes somos, reconocemos que lo tenemos todo.
Tiempo Elemento del mundo de la ilusión fabricado en contraposición con la eternidad. Del tiempo hace uso el ego para perpetuar el pasado. Apela al pasado en todo momento para asegurarnos que el futuro será tan dramático como el pasado, salteándose el presente. El Espíritu Santo si se lo permitimos, como todo lo fabricado por el Hijo de Dios, hará uso del tiempo a favor de Dios y de la felicidad de su Hijo. Al des-hacer el error mediante el perdón se produce el milagro que es un verdadero colapso del tiempo, el tiempo parece paralizarse, todo es posible y damos paso al plano de todas las posibilidades, la eternidad.
Trinidad Dios el Padre, su Hijo Cristo, nuestra verdadera esencia, el verdadero Ser, y el Espíritu Santo, el nexo entre Padre e Hijo, el re-interprete, el vínculo eterno e indisoluble