EJERCICIOS
LECCION 363
Te entrego este instante santo.
VI. El reconocimiento del espíritu
2. La salvación es un deshacer. 2Si eliges ver el cuerpo, ves un mundo de separación, de cosas inconexas y de sucesos que no tienen ningún sentido. 3Alguien aparece y luego desaparece al morir; otro es condenado al sufrimiento y a la pérdida. 4Y nadie es exactamente como era un instante antes ni será el mismo. un instante después. 5¿Qué confianza se puede tener ahí donde se percibe tanto cambio? a¿Y qué valía puede tener quien no es más que polvo? 6La salvación es el proceso que deshace todo esto. 7Pues la constancia es lo que ven aquellos cuyos ojos la salvación ha liberado de tener que contemplar el costo que supone conservar la culpabilidad, ya que en lugar de ello eligieron abandonarla.
3. La salvación no te pide que contemples el espíritu y no percibas el cuerpo. 2Simplemente te pide que ésa sea tu elección. 3Pues puedes ver el cuerpo sin ayuda, pero no sabes cómo contemplar otro mundo aparte de él. 4Tu mundo es lo que la salvación habrá de deshacer, permitiéndote así ver otro que tus ojos jamás habrían podido encontrar. 5Cómo va a lograrse esto no es algo que deba preocuparte. 6No comprendes cómo apareció ante ti lo que ves, 7pues si lo comprendieses, desaparecería. 8El velo de la ignorancia está corrido igualmente sobre lo bueno que sobre lo malo, y se tiene que traspasar para que ambas cosas puedan desaparecer a fin de que la percepción no encuentre ningún lugar donde ocultarse. 9¿Cómo se puede hacer esto? 10No se puede hacer en absoluto. 11Pues ¿qué podría aún quedar por hacer en el universo que Dios creó?
4. Sólo la arrogancia podría hacerte pensar que tienes que allanar el camino que conduce al Cielo. 2Se te han proporcionado los medios para que puedas ver el mundo que reemplazará al que tú inventaste. 3¡Hágase tu voluntad! 4Esto es verdad para siempre tanto en el Cielo como en la tierra, 5independientemente de dónde creas estar o de lo que creas que la verdad acerca de ti mismo debe realmente ser. 6Independientemente también de lo que contemples, y de lo que elijas sentir, pensar o desear. 7Pues Dios Mismo ha dicho: "Hágase tu voluntad". 8Y, consecuentemente, se hace.
5. Tú que crees que puedes ver al Hijo de Dios como quisieras que fuese, no olvides que ningún concepto que abrigues de ti mismo puede oponerse a la verdad de lo que eres. 2Erradicar la verdad es imposible. 3Pero cambiar de conceptos no es difícil. 4Una sola visión que se vea claramente y que no se ajuste a la imagen que antes se percibía, hará que el mundo sea diferente para aquellos ojos que hayan aprendido a ver porque el concepto del yo habrá cambiado.
6. ¿Eres invulnerable? 2Entonces el mundo te parece un lugar inofensivo. 3¿Perdonas? 4Entonces el mundo es misericordioso, pues le has perdonado sus ofensas, de modo que te contempla tal como tú lo contemplas a él. 5¿Eres un cuerpo? 6Entonces ves en cada hermano un traidor, listo para matar. 7¿Eres espíritu, inmortal y sin la más mínima posibilidad de corrupción ni mancha alguna de pecado sobre ti? 8Entonces ves estabilidad en el mundo, pues ahora es absolutamente digno de toda tu confianza: un lugar feliz en donde descansar por un tiempo, en donde no hay nada que temer, sino sólo amar. 9¿Le negarían los puros de corazón la bienvenida a alguien? 10¿Y qué podría herir a los que son verdaderamente inocentes?
7. ¡Hágase tu voluntad, santa criatura de Dios! 2No importa si crees estar en el Cielo o en la tierra. 3Lo que la Voluntad de tu Padre ha dispuesto para ti jamás ha de cambiar. 4La verdad en ti permanece tan radiante como una estrella, tan pura como la luz, tan inocente como el amor mismo. 5Y tú eres digno de que se haga tu voluntad.
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