DESPERTAR AL AMOR

viernes, 24 de febrero de 2017

24 FEBRERO: PRIMER REPASO Repaso de lecciones 21 a 25

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS

LECCION 55

PRIMER REPASO Repaso de lecciones 21 a 25


El repaso de hoy incluye lo siguiente:


1. (21) Estoy decidido a verlas cosas de otra manera.
2Lo que ahora veo no son sino signos de enfermedad, desastre y muerte. 3Esto no puede ser lo que Dios creó para Su Hijo bien amado. 4El hecho en sí de que vea tales cosas demuestra que no entiendo a Dios. 5Por lo tanto, tampoco entiendo a Su Hijo. 6Lo que veo me muestra que no sé quién soy. 7Estoy decidido a ver los testigos de la verdad en mí, en vez de aquellos que me mues­tran una ilusión de mí mismo.

2. (22) Lo que veo es una forma de venganza.
2El mundo que veo no es en modo alguno la representación de pensamientos amorosos. 3Es un cuadro en el que todo se ve ata­cado por todo. 4Es cualquier cosa menos un reflejo del Amor de Dios y del amor de Su Hijo. 5Son mis propios pensamientos de ataque los que dan lugar a este cuadro. 6Mis pensamientos amo­rosos me librarán de esta percepción del mundo y me brindarán la paz que Dios dispuso que yo tuviese.

3. (23) Puedo escaparme de este mundo renunciando a los pensa­mientos de ataque.
2En esto, y sólo en esto, radica la salvación. 3Si no albergase pensa­mientos de ataque no podría ver un mundo de ataque. 4A medida que el perdón permita que el amor retorne a mi conciencia, veré un mundo de paz, seguridad y dicha. 5Y esto es lo que elijo ver, en lugar de lo que ahora contemplo.

4. (24) No percibo lo que más me conviene.
2¿Cómo podría reconocer lo que más me conviene si no sé quién soy? 3Lo que yo creo que más me convendría no haría sino atarme aún más al mundo de las ilusiones. 4Estoy dispuesto a seguir al Guía que Dios me ha dado para descubrir qué es lo que más me conviene, reconociendo que no puedo percibirlo por mi cuenta.

5. (25) No sé cuál es el propósito de nada.
2Para mí, el propósito de todas las cosas es probar que las ilusio­nes que abrigo con respecto a mí mismo son reales. 3Para eso es para lo que trato de usar a todo el mundo y todas las cosas. 4Para eso es para lo que creo que es el mundo. 5Por lo tanto, no reco­nozco su verdadero propósito. 6El propósito que le he asignado ha dado lugar a una imagen aterradora del mismo. 7Quiero que mi mente se vuelva receptiva al verdadero propósito del mundo renunciando al que le he asignado, y descubrir la verdad acerca de él.





Instrucciones para la práctica 


Propósito: Repasar las lecciones y así dejar que se adentren en un nivel más profundo. También, ver la relación entre ellas y lo entrelazado que está el sistema de pensamiento al que se te está llevando. 

Ejercicios: Tan a menudo como puedas (sugerencia: cada hora, a la hora en punto), durante al menos dos minutos. 

  • Solo y en un lugar tranquilo, lee una de las cinco lecciones y los comentarios relacionados. Fíjate en que los comentarios como si fueran tus propios pensamientos sobre la idea. Intenta imaginarte que son tus propias palabras. Te ayudará introducir tu nombre a menudo. Esto te preparará para la fase siguiente, en la que tú mismo produces pensamientos semejantes. 
  • Cierra los ojos y piensa en la idea y en los comentarios. Concretamente piensa en la idea central del párrafo del comentario. Reflexiona sobre ella. Deja que surjan pensamientos relacionados (utilizando el entrenamiento que has recibido en esa práctica). Si tu mente se distrae, repite la idea y luego vuelve a reflexionar sobre ella. Éste es el mismo ejercicio básico de la Lección 50, en el que activamente piensas sobre las ideas para dejar que se adentren más profundamente en tu mente. 


Observaciones: 

  • Al comienzo y al final del día lee las cinco lecciones. 
  • A partir de entonces, haz una lección por sesión de práctica, el orden no importa. 
  • Haz cada lección por lo menos una vez. 
  • Cumplido eso, concéntrate en una lección determinada si es la que más te atrae. 


Comentario

Cada día del repaso se hace más claro el patrón preparado por las primeras 50 lecciones. En estas 10 lecciones de repaso lo escrito está entre lo más claro y sencillo de todo el Curso. 

Por supuesto, estoy decidido a ver las cosas de otra manera: “enfermedad, desastre y muerte” ((1:2) no son lo que yo quiero ver. El hecho de que las vea demuestra que no entiendo a Dios, y que no sé quién soy. El mundo que veo refleja pensamientos de ataque, “todo se ve atacado por todo” (2:3). En este mundo todo vive al consumir la vida de otra cosa, ya sea un animal o una planta hay poca diferencia. Incluso la forma de vida más humilde vive de la energía emitida por la destrucción del sol. ¿Qué da lugar a este mundo? Mis propios pensamientos de ataque. 

“Mis pensamientos amorosos me librarán de esta percepción del mundo” (2:6). Cambiar mi mente del ataque al amor cambiará el mundo que veo. “Y es esto lo que elijo ver, en lugar de lo que ahora contemplo” (3:5). 

¡No es de extrañar que esté confundido sobre lo que más me conviene! No sé quién soy, ¿cómo puedo saber lo que necesito? Estoy decidido a aceptar la dirección de Uno que me conoce, entiendo que no puedo percibir por mí mismo lo que más me conviene. Utilizo todo para mantener mis ilusiones sobre mí mismo (5:2). Lo que necesito es un modo de dejar que el mundo me enseñe la verdad sobre mí mismo. Viéndolo como lo veo, el mundo es aterrador; quiero conocer la verdad. 

La transformación depende de mi buena voluntad para reconocer que no me gusta lo que veo, y puesto que lo que veo procede de lo que pienso, quiero cambiar lo que pienso. No sé lo que más me conviene, y el propósito que le he asignado a todo ha sido distorsionado para apoyar mi identificación con el ego (5:2), así que ahora estoy dispuesto a abandonar estas ideas. Confuso como estoy, ¿cómo puedo enseñarme a mí mismo lo que no sé? Necesito un Maestro fiable, de confianza, y en el Espíritu Santo tengo ese Maestro. 

Mi única tarea es dejarme enseñar al abandonar mi falsa manera de pensar, abandonando mis pensamientos de ataque. Creo que me apoyan, pero me están destruyendo. Decido hoy elegir de manera diferente, y abrir mi mente a una manera de pensar que, todavía, no puedo entender. Abro mi corazón al amor. 




TEXTO


IV. La única Respuesta

 

1. Recuerda que el Espíritu Santo es la Respuesta, no la pregunta. 2El ego siempre habla primero. 3Es caprichoso y no le desea el bien a su hacedor. 4Cree, y con razón, que su hacedor puede dejar de brindarle apoyo en cualquier momento. 5Si te desease el bien se alegraría de ello, tal como el Espíritu Santo se alegrará cuando te haya conducido de vuelta a tu hogar y ya no tengas necesidad de que Él te guíe. 6El ego no se considera a sí mismo parte de ti. 7En eso radica su error fundamental, la base de todo su sistema de pensamiento.   
   
2. Cuando Dios te creó te hizo parte de Él. 2Por eso es por lo que el ataque no tiene cabida dentro del Reino. 3Hiciste al ego sin amor, y, por consiguiente, él no te ama. 4No puedes permanecer dentro del Reino sin amor, y puesto que el Reino es amor, crees estar privado de él. 5Esto le permite al ego considerarse a sí mismo algo separado y externo a su hacedor, y de ahí que hable en representación de la parte de tu mente que cree que tú estás separado y que eres algo externo a la mente de Dios.. 6El ego planteó entonces la primera pregunta que jamás se hizo, pre­gunta que él jamás podrá contestar. 7La pregunta: "¿Qué eres?" representó el comienzo de la duda. 8Desde entonces el ego jamás ha contestado ninguna pregunta, aunque ha hecho muchas. 9Las actividades más ingeniosas del ego no han hecho más que enma­rañar la pregunta, pues dispones de la respuesta y el ego te tiene miedo.

3. No podrás entender el conflicto hasta que entiendas plena­mente el hecho fundamental de que el ego no sabe nada. 2El Espí­ritu Santo no es el que habla primero, pero siempre contesta. 3Todo el mundo en uno u otro momento ha acudido a Él para de una u otra forma obtener ayuda, y Él ha contestado. 4Puesto que el Espíritu Santo responde de verdad, responde para siempre, lo cual quiere decir que todo el mundo dispone de la respuesta ahora mismo.

4. El ego no puede oír al Espíritu Santo, pero cree que parte de la mente que lo hizo está en su contra. 2Interpreta esto como una justificación para atacar a su hacedor. 3Cree que la mejor defensa es el ataque, y quiere que tú creas eso también. 4A no ser que lo creyeses no te podrías poner de su parte, y el ego tiene gran nece­sidad de aliados, aunque no de hermanos. 5Al percibir en tu mente algo ajeno a sí mismo, el ego hace del cuerpo su aliado porque el cuerpo no forma parte de ti.. 6Esto hace del cuerpo el amigo del ego. 7Ésta es una alianza claramente basada en la sepa­ración. 8Si te pones de parte de esta alianza no podrás sino sentir miedo porque te estarás poniendo de parte de una alianza basada en el miedo.

5. El ego se vale del cuerpo para conspirar contra tu mente, y puesto que el ego se da cuenta de que su "enemigo" puede acabar con él y con el cuerpo reconociendo simplemente que no for­man parte de él, él y el cuerpo se unen para llevar a cabo un ataque conjunto. 2Tal vez sea ésta la más extraña de todas las percepciones, si te detienes a considerar lo que ello realmente implica. 3El ego, que no es real, trata de persuadir a la mente, que sí es real, de que ella es su recurso de aprendizaje, y, lo que es más, de que el cuerpo es más real que ella. Nadie que esté en su mente recta podría creer semejante cosa, y nadie que está en su mente recta lo cree. 

6. Escucha,. pues, la única respuesta del Espíritu Santo a todas las preguntas que el ego plantea: eres una criatura de Dios, una parte de Su Reino de inestimable valor que Él creó como parte de Sí Mismo. 2Eso es lo único que existe y lo único que es real. 3Has elegido un sueño en el que has tenido pesadillas, pero el sueño no es real y Dios te exhorta a despertar. 4Cuando le oigas no quedará ni rastro de tu sueño porque despertarás. 5Tus sueños contienen muchos de los símbolos del ego y éstos te han confundido. 6Eso se debe, no obstante, a que estabas dormido y no te dabas cuenta de ello. 7Cuando despiertes, verás la verdad a tu alrededor y dentro de ti, y ya no creerás en los sueños porque éstos dejarán de ser reales para ti. 8El Reino, en cambio, y todo lo que allí has creado, será sumamente real para ti porque es hermoso y verdadero.

7. En el Reino no hay ninguna duda acerca de lo que eres y de donde te encuentras. 2La duda no tiene cabida allí porque la pri­mera pregunta jamás se planteó. 3Al haber sido por fin completa­mente contestada, nunca existió. 4Sólo el Ser vive en el Reino, donde todo mora en Dios con absoluta certeza. 5El tiempo dedi­cado a hacer preguntas en el sueño, ha dado paso a la creación y a su eternidad. 6Tú gozas de tanta certeza como Dios, pues eres tan real como Él, pero lo que antes gozaba de absoluta certeza en tu mente ha pasado a ser ahora únicamente la capacidad para gozar de ella.

8. Él origen de las capacidades representó el principio de la incer­tidumbre porque las capacidades son logros en potencia, pero todavía no son logros. 2Tus capacidades son inútiles en presencia de los logros de Dios y de los tuyos propios. Los logros son resul­tados que ya se han alcanzado. 4Cuando son perfectos, las capacidades dejan de tener sentido. 5Es curioso que lo que es perfecto tenga ahora que ser perfeccionado. 6De hecho, eso es imposible. 7Mas recuerda que cuando te pones a ti mismo en una situación imposible crees que lo imposible es posible.

9. Debes desarrollar tus capacidades antes de poder usarlas. 2Esto no es cierto con respecto a nada que Dios creó, pero es la solución más benévola para lo que tú has fabricado. 3En una situación imposible puedes desarrollar tus capacidades hasta el punto en que ellas mismas te pueden liberar de tal situación. 4Dispones de un Guía que te muestra cómo desarrollarlas, pero no tienes otro jefe que tú mismo. 5Esto te pone a cargo del Reino, con un Guía para encontrarlo y los medios para conservarlo. 6Tienes un mo­delo a seguir que reforzará tu mando y nunca lo menoscabará en modo alguno. 7Por consiguiente, ocupas todavía el lugar central en tu imaginada esclavitud, lo cual de por sí demuestra que no eres un esclavo.

10Te encuentras en una situación imposible únicamente porque crees que es posible estar en una situación así. 2Te encontrarás en una situación imposible si Dios te mostrase tu perfección, y a la vez te probase que estabas equivocado. 3Esto demostraría que los que son perfectos son incapaces de cobrar conciencia de su pro­pia perfección, y reforzaría la creencia de que aquellos que lo tienen todo necesitan ayuda y son, por lo tanto, desvalidos. 4Éste es el tipo de "razonamiento" en que el ego se embarca. 5Dios, que sabe que Sus creaciones. son perfectas; no las humilla. Eso sería tan imposible como la noción del ego según la cual él ha humi­llado a Dios.

11Por eso es por lo que el Espíritu Santo jamás da órdenes. 2Dar órdenes implica desigualdad, y el Espíritu Santo demuestra que la desigualdad no existe. 3Ser fiel a una premisa que se ha aceptado es una ley de la mente, y todo lo que Dios creó es fiel a Sus leyes. 4Es posible también ser fiel a otras leyes, pero no porque las leyes sean ciertas, sino porque tú las promulgaste. 5¿De qué te serviría que Dios te probase que has pensado de forma demente? 6¿Podría Dios perder Su propia certeza? 7He dicho frecuentemente que eres lo que enseñas. 8¿Querrías que Dios te enseñase que has pecado? 9Si Él confrontase al ser que fabricaste con la verdad que Él creó para ti, ¿cómo no ibas a tener miedo? 10En ese caso dudarías de tu mente recta, que es el único lugar donde puedes encontrar la cor­dura que Él te dio.

12. Dios no enseña, 2pues enseñar implica una insuficiencia que Dios sabe que no existe. 3Dios no está en conflicto. 4El propósito de enseñar es producir cambios, pero Dios sólo creó lo inmuta­ble. 5La separación no fue una pérdida de la perfección, sino una interrupción de la comunicación. 6La voz del ego surgió entonces como una forma de comunicación estridente y áspera. 7Esto no podía alterar la paz de Dios, pero sí podía alterar la tuya. 8Dios no la acalló porque erradicarla habría sido atacarla. 9Habiendo sido cuestionado, Él no cuestionó. 10Él simplemente dio la Respuesta. 11Su Respuesta es tu Maestro.




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