DESPERTAR AL AMOR

lunes, 13 de marzo de 2017

13 MARZO: Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCION 72


Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación.



1. Aunque hemos reconocido que el plan del ego para la salva­ción es el opuesto al de Dios, aún no hemos puesto de relieve que es también un ataque directo contra Su plan y un intento deliberado de destruirlo. 2En dicho ataque se le adjudican a Dios aque­llos atributos que de hecho le corresponden al ego, mientras que el ego parece asumir los de Dios.

2. El deseo fundamental del ego es suplantar a Dios. 2De hecho, el ego es la encarnación física de ese deseo. 3Pues es este deseo lo que parece encerrar a la mente en un cuerpo, manteniéndola sola y separada e incapaz de llegar a otras mentes, excepto a través del mismo cuerpo que fue hecho con el propósito de aprisionarla. 4Poner límites en la comunicación no es la mejor manera de expandirla. 5No obstante, el ego quiere hacerte creer que lo es. 

3. Aunque el intento de mantener las limitaciones que un cuerpo impone es obvio aquí, tal vez no sea tan evidente por qué razón abrigar resentimientos constituye un ataque contra el plan de Dios para la salvación. 2Examinemos, pues, cuáles son las cosas contra las que tienes la tendencia a abrigar resentimientos. 3¿Acaso no están siempre asociadas con algo que un cuerpo hace? 4Una persona dice algo que no te gusta. 5O bien hace algo que te desagrada. 6Dicha persona "delata" sus pensamientos hostiles con su comportamiento.

4. En este caso no estás tratando con lo que la persona es. 2Por el contrario, en lo único que te fijas es en lo que esa persona hace en el cuerpo. 3Y no sólo no la estás ayudando a librarse de las limita­ciones de su cuerpo, sino que estás tratando activamente de atarla al cuerpo, al confundirla con éste y juzgar que ella y su cuerpo son una misma cosa. 4De este modo se ataca a Dios; pues si Su Hijo no es más que un cuerpo, eso es lo que Él debe ser también. 5Es inconcebible que un creador pueda ser radicalmente distinto de su creación.

5. Si Dios fuese un cuerpo, ¿cuál sería Su plan para la salvación? 2¿Qué otra cosa podría ser sino la muerte? 3Y al tratar de presen­tarse a Sí Mismo como el Autor de la vida y no de la muerte, resultaría ser un mentiroso y un impostor, lleno de falsas promesas, que ofrece ilusiones en vez de la verdad. 4La aparente reali­dad del cuerpo hace que esta perspectiva de Dios parezca con­vincente. 5De hecho, si el cuerpo fuese real, sería imposible no llegar a esta conclusión. 6Cada resentimiento que abrigas reitera que el cuerpo es real. 7Cada resentimiento que abrigas pasa por alto completamente lo que tu hermano es. 8Refuerza tu creencia de que él es un cuerpo y lo condena por ello. 9Y afirma que su salvación tiene que ser la muerte, al proyectar este ataque sobre Dios y hacerlo responsable de ello.

6. A esta arena cuidadosamente preparada, donde animales fero­ces acechan a sus presas y la clemencia no puede hacer acto de presencia, el ego viene a salvarte. 2Dios te hizo un cuerpo. 3Muy bien. 4Aceptemos esto y alegrémonos. 5En cuanto que cuerpo, no te prives de nada de lo que el cuerpo te ofrece. 6Apodérate de lo poco que puedas. 7Dios no te dio nada. 8El cuerpo es tu único salvador. 9Representa la muerte de Dios y tu salvación.

7. Ésta es la creencia universal del mundo que ves. 2Hay quienes odian al cuerpo y tratan de lastimarlo y humillarlo. 3Otros lo veneran y tratan de glorificarlo y exaltarlo. 4Pero mientras tu cuerpo siga siendo el centro del concepto que tienes de ti mismo, estarás atacando el plan de Dios para la salvación y abrigando resentimientos contra Él y contra Su creación, a fin de no oír la Voz de la verdad y acogerla como Amiga. 5El que has elegido como tu salvador ocupa Su lugar. 6Él es tu amigo; Dios, tu ene­migo.

8. Hoy trataremos de poner fin a estos ataques absurdos contra la salvación, 2y en lugar de ello, trataremos de darle la bienvenida. 3Tu percepción invertida ha sido la ruina de tu paz. 4Te has visto a ti mismo como que estás dentro de un cuerpo y a la verdad como algo que se encuentra fuera de ti, vedada de tu conciencia debido a las limitaciones del cuerpo. 5Ahora vamos a tratar de ver esto de otra manera.

9. La luz de la verdad está en nosotros, allí donde Dios la puso. 2El cuerpo es lo que está fuera de nosotros, y no es lo que nos concierne. 3Estar sin un cuerpo es estar en nuestro estado natural. 4Reconocer la luz de la verdad en nosotros es reconocernos a nosotros mismos tal como somos. 5Ver que nuestro Ser es algo separado del cuerpo es poner fin al ataque contra el plan de Dios para la salvación y, en lugar de ello, aceptarlo. 6Y dondequiera que Su plan se acepta, ya se ha consumado.

10. Nuestro objetivo para las sesiones de práctica más largas de hoy, es hacernos más conscientes de que el plan de Dios para la salvación ya se ha consumado en nosotros. 2Para lograr este obje­tivo tenemos que reemplazar el ataque por la aceptación. 3Mien­tras sigamos atacando, no podremos entender cuál es el plan de Dios para nosotros. 4Estaremos, por lo tanto, atacando lo que no reconocemos. 5Vamos a tratar ahora de suspender todo juicio y de preguntarle a Dios cuál es Su plan para nosotros:

6¿Qué es la salvación, Padre? 7No lo sé. 8Dímelo, para que lo pueda entender.

9Luego aguardaremos quedamente Su respuesta. 10Hemos ata­cado el plan de Dios para la salvación sin habernos detenido a escuchar en qué consistía. 11Hemos expresado nuestros resenti­mientos con gritos tan ensordecedores, que no hemos escuchado Su VOZ. 12Hemos utilizado nuestros resentimientos para cubrirnos los ojos y para taparnos los oídos.

11. Ahora queremos ver, oír y aprender. 2"¿Qué es la salvación, Padre?" 3Pregunta y se te contestará. 4Busca y hallarás. 5Ya no le estamos preguntando al ego qué es la salvación ni dónde encon­trarla. 6Se lo estamos preguntando a la verdad. 7Ten por seguro, entonces, que la respuesta será verdad, en virtud de Aquél a Quien se lo estás preguntando.
12. Cada vez que sientas que tu confianza flaquea y que tu espe­ranza de triunfo titubea y se extingue, repite tu pregunta y tu petición, recordando que le estás preguntando al infinito Crea­dor de lo infinito, Quien te creó a semejanza de Sí Mismo:

2¿Qué es la salvación, Padre? 3No lo sé. 4Dímelo, para qué lo pueda entender.

5Él te contestará. 6Resuélvete a escuchar.

13. Hoy sólo será necesario una o quizás dos sesiones de práctica cortas por hora, ya que serán un poco más largas que de costum­bre. 2Los ejercicios deben comenzar con lo siguiente:

3Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación. 4Permíteme aceptarlo en lugar de ata­carlo. 5¿Qué es la salvación, Padre?

6Luego espera en silencio un minuto más o menos, preferible­mente con los ojos cerrados, y aguarda Su respuesta.






Instrucciones para la práctica

Propósito: Dejar de atacar el plan de Dios como si fuera algo que no es. Y en su lugar, darle la bienvenida tal como es, y darte cuenta de que ya se ha llevado a cabo en ti.

Ejercicios más largos: 2 veces, durante diez a quince minutos.

Éste es otro ejercicio de tratar de oír la Voz de Dios. Esta vez Le estás preguntando a Dios cuál es Su plan para la salvación, para cambiar tus suposiciones acerca de lo que es. Tus resentimientos te han representado a Dios a tu semejanza, como un cuerpo que se siente injustamente tratado por el mal comportamiento de otros (lo que incluye tu mal comportamiento). Desde este punto de vista, tu reconciliación con Él, Él exige (como cualquier ego) que sacrifiques tus placeres por él y pagues el precio por tus delitos. ¿No ves que este punto de vista acerca de Su plan es la razón por la que lo has rechazado?

En la sesión de práctica, deja de lado tus suposiciones sobre lo que es el plan de Dios y pregúntale a Él lo que es. Pregunta de todo corazón: “¿Qué es la salvación, Padre? No lo sé. Dímelo, para que lo pueda entender”. Mientras escuchas, la actitud que tienes es importantísima. Ten confianza de que Él te contestará. “Resuélvete a escuchar” (12:6).

Cuando sientas que tu confianza disminuye, repite la pregunta de nuevo, conscientemente, “recordando que le estás preguntando al infinito Creador de lo infinito, Quien te creó a semejanza de Sí Mismo” (12:1). Puede ayudarte cambiar las palabras de las frases. Por ejemplo: “¿Cuál es Tu plan para la salvación? Renuncio a mis suposiciones. Quiero entenderlo de verdad”. Escucha la más ligera indicación. Confía en lo que escuchas. Puedes escribirlo después si quieres.

Recordatorios frecuentes: 1 o quizá 2 por hora, durante un minuto o así.
Di: “Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación. Permíteme aceptarlo en lugar de atacarlo. ¿Qué es la salvación, Padre?” Luego espera en silencio y escucha Su respuesta, mejor con los ojos cerrados.

Comentario

Ésta es una lección larga y nada fácil. El alcance de las ideas presentadas aquí es de enormes proporciones, incluso para el alumno avanzado del Curso (incluido yo). No hay modo de que yo dé una explicación detallada de todas las ideas en este breve comentario, así que principalmente voy a centrarme en unas pocas ideas interesantes.
La fuerza del argumento aquí es que albergar resentimientos siempre está relacionado con el comportamiento de un cuerpo. De este modo, los resentimientos confunden a la persona con su cuerpo; se basan en la suposición de que lo que somos es un cuerpo, y que lo que Dios creó son cuerpos. Puesto que los cuerpos mueren, Dios es un mentiroso cuando promete vida. La muerte es el último castigo por nuestros pecados, y eso es lo que Dios nos da.

Entonces el ego entra en escena en el papel de “salvador” diciéndonos: “Muy bien, eres un cuerpo. Así que apodérate de lo que puedas” (6:6). Vemos la salvación como algo relacionado con el cuerpo. O bien odiamos nuestro cuerpo y lo humillamos o lo amamos y tratamos de exaltarlo (7:2-3).

“Mientras tu cuerpo siga siendo el centro del concepto que tienes de ti mismo, estarás atacando el plan de Dios para la salvación” (7:4). ¿Por qué? Porque el plan de Dios no tiene nada que ver con el cuerpo, tiene que ver con la mente, el ser que tú eres.

Una cosa muy importante que el Curso está intentando hacernos entender es que no somos cuerpos: “El cuerpo es lo que está fuera de nosotros, y no es lo que nos concierne. Estar sin un cuerpo es estar en nuestro estado natural” (9:2-3). Esto va en contra de nuestra percepción habitual. La suposición universal acerca del hombre es que estamos dentro de nuestros cuerpos. Decir que el cuerpo está fuera de nosotros parece no tener sentido en absoluto. Pero en realidad, no es una idea tan inconcebible. Hay un modo de entender cómo nuestra consciencia puede parecer que está en el cuerpo cuando en realidad está en otro sitio.

Muchos de vosotros habréis oído hablar de la realidad Virtual (RV), es decir, un mundo artificial que puedes experimentar a través de un ordenador. Mi hijo, Ben, está haciendo el doctorado en Informática en la facultad de Georgia, centrándose en RV. No hace mucho visitó unos laboratorios de RV en Japón donde estaban experimentando con RV en relación con robots. Se puso un casco de RV (de modo que sus ojos y oídos entonces contemplaban y oían lo que se proyectaba en la pantalla de su casco o sonaba a través de los altavoces); llevaba un brazalete de RV en el brazo y en la mano. Éstos estaban conectados a un robot, que tenía una cámara y un micrófono sobe su “cabeza”, su brazo y mano mecánicos respondían a los movimientos del brazo y de la mano de Ben. Ben estaba viendo lo que el robot “veía”, oyendo lo que “oía”, y cogiendo objetos con la mano del robot.

Luego tuvo una experiencia muy extraña. Giró su cabeza (la del robot), miró al otro extremo de la habitación, y vio su cuerpo de carne sentado en el otro extremo, llevando puesto aquel raro artilugio. La consciencia de Ben estaba dentro del robot, aunque su cuerpo estaba al otro lado de la habitación. Él parecía estar separado de su cuerpo.

Creo que nuestros cuerpos se parecen mucho a ese robot de RV. Nuestra mente recibe sólo la información de los ojos y los oídos del cuerpo, así nos engañan haciéndonos pensar que estamos dentro de él. En realidad estamos “en otro lugar”, no dentro del cuerpo. Verdaderamente, lo que vemos en nuestro cuerpo es sólo realidad virtual. De hecho, el cuerpo está “fuera” de nosotros, y estar sin un cuerpo es nuestro estado natural.

Uno de los objetivos del Curso es ayudarnos a “ver que nuestro Ser es algo separado del cuerpo” (9:5). Espero que estos pensamientos te ayuden a tener en cuenta esa posibilidad.

Las sesiones de práctica pretenden que nos concentremos en preguntar: “¿Qué es la salvación, Padre? No lo sé” (10:6-7).La intención es que abandonemos las ideas que tenemos acerca de la “salvación”, que giran todas alrededor del cuerpo, ya sea glorificándolo o humillándolo, para que otra cosa ocupe el lugar de esas ideas. La salvación está en la aceptación de lo que somos, y lo que somos no es un cuerpo. La lección deja la respuesta acerca de la salvación a nuestra escucha interior. Dice que si escuchamos, se nos contestará (11:3; 12:5).





TEXTO

VIII. La creencia increíble
  
1. Hemos dicho que sin proyección no puede haber ira, pero también es verdad que sin extensión no puede haber amor. 2Todo ello refleja una ley fundamental de la mente y, por consiguiente, una ley que siempre está en vigor. 3Es la ley mediante la cual creas y mediante la cual fuiste creado. 4Es la ley que unifica al Reino y lo conserva en la Mente de Dios. 5El ego, sin embargo, percibe dicha ley como un medio para deshacerse de algo que no desea. 6Para el Espíritu Santo, es la ley fundamental del compartir, mediante la cual das lo que consideras valioso a fin de conservarlo en tu mente. 7Para el Espíritu Santo, es la ley de la extensión. 8Para el ego, la de la privación. 9Produce, por lo tanto, abundancia o esca­sez, dependiendo de cómo eliges aplicarla. 10La manera en que eliges aplicarla depende de ti, pero no depende de ti decidir si vas a utilizar la ley o no. 11Toda mente tiene que proyectar o extender porque así es como vive, y toda mente es vida.

2. El uso que el ego hace de la proyección tiene que entenderse plenamente antes de que la inevitable asociación entre proyección e ira pueda por fin erradicarse. 2El ego siempre intenta perpetuar el conflicto. 3Es sumamente ingenioso en encontrar soluciones que parecen mitigar el conflicto, ya que no quiere que el conflicto te resulte tan intolerable   que decidas renunciar a él. 4Por lo tanto, trata a toda costa de persuadirte de que él puede librarte del con­flicto, no sea que lo abandones y te liberes a ti mismo. 5Utilizando su propia versión distorsionada de las leyes de Dios, el ego se vale del poder de la mente sólo para quebrantar el verdadero propó­sito de ésta. 6Proyecta el conflicto desde tu mente a otras mentes, en un intento de persuadirte de que te has librado del problema.

3. Hay dos errores fundamentales en este intento: 2el primero es­ -estrictamente hablando- que el conflicto no puede ser proyec­tado porque no puede ser compartido. 3Cualquier intento de conservar una parte de él y deshacerse de la otra no tiene real­mente ningún sentido. 4Recuerda que un maestro en conflicto no es un buen maestro ni un buen alumno. 5Sus lecciones son confu­sas y el valor de transferencia de las mismas se ve limitado por su confusión. 6El segundo error es la idea de que puedes deshacerte de algo que no deseas dándoselo a otro. 7Dándolo es precisamente como lo conservas. 8La creencia de que viéndolo fuera de ti lo excluyes de tu interior es una distorsión total del poder de la extensión. 8Por eso es por lo que los que proyectan se preocupan tanto por su seguridad personal. 10Temen que sus proyecciones van a retornar a ellos y a hacerles daño. 11Puesto que creen haber­las desalojado de sus mentes, creen también que esas proyeccio­nes están tratando de volverse a adentrar en ellas. 12Pero como las proyecciones no han abandonado sus mentes, se ven obligados a mantenerse continuamente ocupados a fin de no reconocer, esto.

4. No puedes perpetuar una ilusión acerca de otro sin perpetuarla en ti mismo. 2No hay forma de poderse escapar de esto, ya que es imposible fragmentar a la mente. 3Fragmentar es dividir en peda­zos, y la mente no puede atacar ni ser atacada: 4La creencia de que puede -error que el ego siempre comete- sirve de fundamento para el uso que éste hace de la proyección. 5El ego no entiende lo que es la mente y, por lo tanto, no entiende lo que eres tú. 6Su existencia, sin embargo, depende de tu mente porque el ego es una creencia tuya. 7El ego es una confusión con respecto a tu iden­tidad. 8Al no haber tenido nunca un modelo consistente, no se desarrolló nunca de manera consistente. 9Es el resultado de la aplicación incorrecta de las leyes de Dios, llevada a cabo por men­tes distorsionadas que están usando indebidamente su poder.

5. No le tengas miedo al ego. 2Él depende de tu mente, y tal como lo inventaste creyendo en él, puedes asimismo desvanecerlo dejando de creer en él. 3No proyectes sobre otros la responsabili­dad por esa creencia o, de lo contrario, prolongarás su existencia. 4Cuando   estés dispuesto a asumir total responsabilidad por la existencia del ego, habrás dejado a un lado la ira y el ataque, pues éstos surgen como resultado de tu deseo de proyectar sobre otros la responsabilidad de tus propios errores. 5Mas una vez que los hayas aceptado como tus propios errores, no te detengas ahí. 6Entrégaselos de inmediato al Espíritu Santo para que Él los des­haga completamente, de manera que todos sus efectos desaparez­can de tu mente y de la Filiación en su totalidad.

6. El Espíritu Santo te enseñará a percibir más allá de tus creencias porque la verdad está más allá de cualquier creencia, y la percep­ción del Espíritu Santo es verdadera. 2Te puedes olvidar del ego por completo en cualquier momento que así lo elijas porque el ego es una creencia completamente inverosímil, y nadie puede seguir abrigando una creencia que él mismo haya juzgado como increí­ble. 3Cuanto más aprendes acerca del ego, más te das cuenta de que no se puede creer en él. 4Lo inverosímil no se puede entender porque es increíble. 5Es evidente que una percepción basada en lo increíble no tiene sentido, pero tal vez no hayas reconocido que dicha percepción está más allá de lo que se puede creer precisa­mente porque fue concebida por una creencia.


7. Este curso no tiene otro propósito que enseñarte que el ego es algo increíble y que siempre lo será. 2Tú, que lo inventaste al creer lo increíble, no puedes emitir ese juicio por tu cuenta. 3Pero cuando aceptas la Expiación para ti mismo, decides en contra de la creencia de que puedes estar solo, desvaneciendo así la idea de la separación y afirmando tu verdadera identificación con todo el Reino como algo que literalmente forma parte de ti. 4Esta identi­ficación está más allá de cualquier duda del mismo modo en que está más allá de cualquier creencia. 5Tu plenitud es ilimitada por­que el estado de ser es infinito.

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