DESPERTAR AL AMOR

martes, 18 de abril de 2017

18 ABRIL: Dar y recibir son en verdad lo mismo.


AUDIOLIBRO




EJERCICIOS


LECCION 108

Dar y recibir son en verdad lo mismo.


1. La visión depende de la idea de hoy. 2La luz se encuentra en ella, pues reconcilia todos los aparentes opuestos. 3¿Y qué puede ser la luz sino la resolución, nacida de la paz, de fundir todos tus conflictos y pensamientos erróneos en un solo concepto que sea completamente cierto? 4Incluso éste desaparecerá, ya que el Pen­samiento que se encuentra tras él aparecerá para ocupar su lugar. 5Y ahora estás en paz para siempre, pues en ese punto al sueño le llega su fin.

2. La verdadera luz que hace posible la verdadera visión no es la luz que los ojos del cuerpo contemplan. 2Es un estado mental que se ha unificado en tal grado que la oscuridad no se puede perci­bir en absoluto. 3Y de esta manera, lo que es igual se ve como lo mismo, mientras que lo que es diferente ni se nota, pues no está ahí.

3. Ésta es la luz en la que no se pueden ver opuestos, y la visión, al haber sanado, tiene el poder de sanar. 2Ésta es la luz que extiende tu paz interior hasta otras mentes, para compartirla y regocijarse de que todas ellas sean una contigo y una consigo mismas. 3Esta es la luz que sana porque genera una sola percepción, basada en un solo marco de referencia, del que procede un solo significado.

4. Ahí dar y recibir se ven como diferentes aspectos de un mismo Pensamiento, cuya verdad no depende de cuál de esos dos aspec­tos se vea primero, ni de cuál parezca estar en segundo lugar. 2Ahí se entiende que ambos ocurren simultáneamente, para que el Pensamiento conserve su integridad. 3Y este entendimiento es la base sobre la que se reconcilian todos los opuestos, ya que se perciben desde el mismo marco de referencia que unifica dicho Pensamiento.

5. Un solo pensamiento, completamente unificado, servirá para unificar todos los pensamientos. 2Esto es lo mismo que decir que una sola corrección bastará para que todo quede corregido, o que perdonar a un solo hermano completamente es suficiente para brindarle la salvación a todas las mentes. 3Pues éstos son sólo algunos casos especiales de la ley que rige toda clase de aprendi­zaje, siempre que esté dirigido por Aquel que conoce la verdad.

6. Aprender que dar es lo mismo que recibir tiene una utilidad especial, ya que se puede poner a prueba muy fácilmente y com­probar que es verdad. 2Y cuando con este caso especial se haya comprobado que en toda circunstancia en que se le ponga a prueba siempre da resultado, el pensamiento subyacente se puede entonces generalizar a otras áreas de duda y de doble visión. 3Y de ahí se expandirá hasta llegar finalmente al único Pensamiento subyacente a todos ellos.

7. Hoy practicaremos con el caso especial de dar y recibir. 2Utili­zaremos esta sencilla lección acerca de lo obvio porque produce resultados que no se nos pueden escapar. 3Dar es recibir. 4Hoy intentaremos ofrecerle paz a todo el mundo y ver cuán rápida­mente retorna a nosotros. 5La luz es tranquilidad, y en esa paz se nos concede la visión, y entonces podemos verla.

8. De este modo damos comienzo a nuestras sesiones de práctica con las instrucciones para hoy, y afirmamos:

2Dar y recibir son en verdad lo mismo.
3Recibiré lo que estoy dando ahora.

4Luego cierra los ojos y piensa durante cinco minutos en lo que quie­res ofrecerle a todo el mundo, para así disfrutar de ello. 5Podrías decir por ejemplo:

6Le ofrezco sosiego a todo el mundo.
7Le ofrezco paz interior a todo el mundo.
8Le ofrezco ternura a todo el mundo.

9. Repite cada frase lentamente y luego haz una pequeña pausa, esperando recibir el regalo que diste. 2Este te llegará en la misma medida en que lo diste. 3Te darás cuenta de que recibes una retri­bución exacta, pues eso es lo que pediste. 4Puede que te resulte útil, asimismo, pensar en alguien a quien dar tus regalos. 5Él re­presenta a los demás y a través de él estarás dándoselos a todo el mundo.

10. Nuestra sencilla lección de hoy te enseñará mucho. 2De ahora en adelante entenderás mucho mejor el concepto de efecto y causa, y nuestro progreso será mucho más rápido. 3Piensa en los ejercicios de hoy como rápidos avances en tu aprendizaje, el cual se acelerará y consolidará cada vez que digas: "Dar y recibir son en verdad lo mismo”:


Instrucciones para la práctica

Propósito: Recordar que dar y recibir en verdad es lo mismo

Ejercicios más largos: Cada hora, a la hora en punto, durante cinco minutos (si no puedes hacer esto, al menos haz el alternativo). 

  • Di: “Dar y recibir son en verdad lo mismo. Recibiré lo que estoy dando ahora”. 
  • Cierra los ojos y ofrece a todos esas afirmaciones y cualidades internas que te gustaría recibir. Por ejemplo, di: “Le ofrezco paz interior a todo el mundo. Le ofrezco ternura a todo el mundo”. “Repite cada frase lentamente y luego haz una pequeña pausa, esperando recibir el regalo que diste” (9:1). Confía en que te vendrá en la medida en que diste. Puedes elegir a una persona en concreto a quien das tus regalos, entendiendo que al dárselos a él también se los das a todo el mundo.

Recordatorios frecuentes: A menudo.
Repite la idea, dándote cuenta de que cada repetición hace que tu aprendizaje se acelere y consolide (10:3).

Apoyo a la práctica: Intenta pensar en los ejercicios de hoy como “rápidos avances en tu aprendizaje” (10:3), que te muestran la naturaleza de causa y efecto, y que aumentan la velocidad de tu progreso.

Comentario

La primera parte de la lección describe el estado la Mente Una, en la que todos los opuestos se han terminado en “un solo concepto que sea completamente cierto” (1:3). Cuando eso ocurra, esa idea desaparecerá porque El Pensamiento que se encuentra tras él aparecerá para ocupar su lugar. Y ahora estás en paz para siempre, pues en ese punto al sueño le llega su fin”. (1:4-5)

Esto es el Cielo, alcanzar este estado está más allá del alcance del Curso. Pero es nuestra meta final, un estado en el que la percepción y los conceptos han desaparecido, y únicamente queda el conocimiento.

Ese “estado mental que se ha unificado en tal grado que la oscuridad no se puede percibir en absoluto” (2:2) está dentro de mí. Es la Mente de Cristo, y de ella viene mi paz mental, de ella viene la percepción única y verdadera. Es a esta Mente a la que invoco o en la que entro, atrayéndola a mí hasta que se me muestre. Es donde yo estoy siempre y lo que soy eternamente, pero que he olvidado.

Una de las mejores y más útiles lecciones que podemos aprender mientras nos acercamos a este estado de la mente es que dar y recibir son uno y lo mismo. Como todos los opuestos, no son opuestos en absoluto, son parte de una amplia gama de la realidad. Ninguno ocurre antes que el otro, los dos tienen lugar al mismo tiempo. Por medio de la experiencia real con este ejemplo de cómo se solucionan los opuestos podemos empezar a aprender cómo se reconcilian todos los opuestos.

Podemos tener una experiencia de cómo se resuelven los opuestos a voluntad. Es un experimento que siempre funciona.

Siéntate en silencio y quietud, y empieza a enviar paz a todo el mundo. Piensa en personas concretas, y en tu mente diles: “Yo te ofrezco quietud. Te ofrezco paz mental. Te ofrezco ternura” (basado en (8:6-8).

Repasa tu lista de amigos y relaciones mentalmente, enviándoles paz a todos y cada uno de ellos. Ofrécesela al mundo en general.

Lo que descubrimos al hacer esto es que, cuando ofrecemos paz a otros, la sentimos nosotros mismos. Literalmente, lo que damos, lo recibimos. Inmediatamente. No hay pausa, no hay retraso en la respuesta. Nuestra acción de dar es literalmente un acto de recibir. Hay un acto y contiene las dos cosas, porque no hay dos cosas, únicamente una.


La aplicación general de esta lección es que dar y recibir son uno en la verdad (mi interpretación de 10:2-3). Me lleva a darme cuenta de que mi pensamiento de ataque a otro es literalmente un ataque a mí mismo, en ese mismo instante. Pensamos en causa y efecto de un modo lineal, como si lo que hago hoy tendrá efecto sobre mí mañana o en el futuro. Ése es un cuadro incompleto. De hecho, no hay retraso de tiempo en absoluto. Mi pensamiento de ataque me afecta ahora, tal como mis pensamientos de ofrecer paz me hacen sentir la paz inmediatamente. Del mismo modo, pensamiento y acción son lo mismo. Constantemente estoy provocando mis diferentes experiencias. En realidad, no hay nada fuera de mi mente. No existe nada excepto estos pensamientos. El mundo que vemos es únicamente nuestros pensamientos con forma. En verdad, nunca han abandonado nuestra mente.





TEXTO


II. La invitación a curar


1. Si la enfermedad es separación, la decisión de curar y de ser curadores, por lo tanto, el primer paso en el proceso de reconocer lo que verdaderamente quieres. 2Todo ataque te aleja de esto, y todo pensamiento curativo te lo acerca. 3El Hijo de Dios incluye tanto al Padre como al Hijo porque es a la vez Padre e Hijo. 4Unir tener y ser es unir, tu voluntad a la Suya, pues lo que Su Voluntad ha dispuesto para ti es Él Mismo. 5Y tu voluntad es entregarte a Él porque, en tu perfecto entendimiento de Él, sabes que no hay sino una sola Voluntad. 6Mas cuando atacas a cualquier parte de Dios o de Su Reino tu entendimiento no es perfecto, y, por consi­guiente, pierdes lo qué realmente quieres.

2. Curar, por lo tanto, se convierte en una lección de entendi­miento, y cuanto más la practicas mejor maestro y alumno te vuel­ves. 2Si has negado la verdad, ¿qué mejores testigos de su realidad podrías tener que aquellos que han sido curados por ella? 3Pero asegúrate de contarte a ti mismo entre ellos, pues estando dis­puesto a unirte a ellos es como te curarás. 4Todo milagro que obras te habla de la Paternidad de Dios. 5Todo pensamiento curativo que aceptas, proceda éste de un hermano o de tu propia mente, te enseña que eres el Hijo de Dios. 6En todo pensamiento hiriente que albergues, independientemente de donde lo percibas, yace la negación de la Paternidad de Dios y de tu relación filial. con Él. 

3. Y la negación es tan total como el amor. 2No puedes negar parte de ti mismo porque el resto parecerá estar separado de ti, y, por lo tanto, desprovisto de significado. 3Y al no tener significado para ti, no lo entenderás. 4Negar el significado de algo equivale a no comprenderlo. 5Únicamente puedes curarte a ti mismo porque únicamente el Hijo de Dios tiene necesidad de curación. 6Tienes necesidad de ella porque no te entiendes a ti mismo, y por lo tanto, no sabes lo que haces. 7Puesto que te has olvidado de lo que es tu voluntad, no sabes lo que realmente quieres.

4. La curación es señal de que quieres reinstaurar la plenitud. 2Y el hecho de que estés dispuesto ello elo que te permite oír-la Voz del Espíritu Santo, Cuyo mensaje es la plenitud. 3Él te capacitará para que vayas mucho más allá de la curación que lograrías por tu cuenta, pues a tu pequeña dosis de buena voluntad para reinstaurar la plenitud Él sumará toda Su Voluntad, haciendo así que la tuya sea plena. 4¿Qué podría haber que el Hijo de Dios no pudiese alcanzar cuando la Paternidad de Dios se encuentra en él? 5Mas la invitación tiene que proceder de ti, pues sin duda debes haber aprendido que aquel a quien invites a ser tu hués­ped, será quien morará en ti.

5. El Espíritu Santo no puede hablarle a un anfitrión que no le dé la bienvenida, puesto que no sería oído. 2El Eterno Invitado jamás se ausenta, pero Su Voz se vuelve cada vez más tenue en compañía de extraños. 3Necesita tu protección, únicamente porque la atención que le prestas es señal de que deseas Su Compañía. 4Piensa como Él aunque sólo sea por un momento y la pequeña chispa se convertirá en una luz tan resplandeciente que inundará tu mente para que Él se convierta en tu único Invitado. 5Siempre que le abres las puertas al ego, menoscabas la bienvenida que le das al Espíritu Santo. 6Él no sé ausentará, pero habrás hecho una alianza contra Él. 7Sea cual sea la jornada que decidas emprender, Él irá contigo y esperará. 8Puedes confiar plenamente en Su paciencia, pues Él no puede abandonar a ninguna parte de Dios. 9Mas tú necesitas mucho más que paciencia.

6. No podrás descansar hasta que sepas cuál es tu función y la lleves a cabo, pues sólo en esto pueden estar completamente uni­das la Voluntad de tu Padre y la tuya. 2Tener a Dios es ser como Él, y Él se ha dado a Sí Mismo a ti. 3Tú que tienes a Dios debes ser como Dios, pues mediante Su regalo Su función se convirtió en la tuya. 4Invita este conocimiento de nuevo a tu mente y no dejes entrar ninguna otra cosa que lo pueda enturbiar. 5El Invitado que Dios te envió te enseñará cómo hacer esto sólo con que reconozcas la pequeña chispa y estés dispuesto a dejar que se expanda. 6No es necesario que estés enteramente dispuesto a ello porque Él lo está. 7Si simplemente le ofreces un pequeño lugar, Él lo iluminará tanto que gustosamente dejarás que éste se expanda. 8Y mediante esta expansión, comenzarás a recordar la creación.

7. ¿Qué prefieres ser, rehén del ego o anfitrión de Dios? 2Aceptarás únicamente a aquel que invites. 3Eres libre de determinar quién ha de ser tu invitado y cuánto tiempo ha de permanecer contigo. 4Mas esto no es auténtica libertad, pues depende todavía de cómo la consideres. 5El Espíritu Santo se encuentra ahí, pero no puede ayudarte a menos que tú se lo pidas. 6Y el ego no es nada, tanto si lo invitas a que entre como si no. 7La auténtica libertad radica en darle la bienvenida a la realidad, y de tus invi­tados, sólo él Espíritu Santo es real. 8Date cuenta, pues, de Quién mora en ti, reconociendo simplemente lo que ya se encuentra ahí, y no te conformes con consoladores imaginarios, pues el Conso­lador de Dios se encuentra en ti.

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