DESPERTAR AL AMOR

viernes, 21 de abril de 2017

21 ABRIL: TERCER REPASO: Repaso de las lecciones 91 y 92


AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


TERCER REPASO

Introducción

1. Hoy comienza nuestro siguiente repaso. 2Cada día repasare­mos dos de las últimas veinte lecciones durante diez días conse­cutivos de práctica. 3Para estas sesiones de práctica seguiremos un formato especial, que se te exhorta a seguir tan fielmente como puedas.

2. Entendemos, por supuesto, que tal vez te resulte imposible hacer cada día y cada hora del día lo que aquí se sugiere como óptimo. 2Tu aprendizaje no se verá afectado si se te pasa una sesión de práctica porque te resultó imposible llevarla a cabo en el momento señalado. 3No es necesario tampoco que te esfuerces excesivamente por recuperar el número de sesiones perdidas. 4Nuestro objetivo no es hacer un rito de las sesiones de práctica, pues ello impediría el logro de nuestra meta.

3. Pero el aprendizaje definitivamente se vería afectado si dejases de llevar a cabo una sesión de práctica por no haber estado dis­puesto a dedicarle el tiempo requerido. 2No te engañes a ti mismo con respecto a esto. 3Esa falta de buena voluntad puede estar muy cuidadosamente disimulada tras la falsa apariencia de situaciones que parecen estar fuera de tu control. 4Aprende a distinguir aque­llas situaciones que no son propicias para tu práctica de aquellas que urdes para enmascarar tu falta de buena voluntad.

4. Aquellas sesiones de práctica que dejaste de hacer porque por una razón u otra no quisiste llevarlas a cabo, deberías hacerlas tan pronto como hayas cambiado de parecer con respecto a tu objetivo. 2No estás dispuesto a cooperar en la práctica de la salva­ción sólo si ello supone un obstáculo para los objetivos que son más importantes para ti. 3Una vez que dejes de otorgarles valor, permite entonces que tus sesiones de práctica se conviertan en los sustitutos de las letanías que les dedicabas. 4Pues no te aporta­ron nada. 5Mas llevar a cabo tus prácticas te lo ofrece todo. 6Por lo tanto, acepta su ofrecimiento y permanece en paz.

5. El formato que debes seguir en estos repasos es el siguiente: dedica cinco minutos dos veces al día, o más si así lo prefieres, a reflexionar sobre los pensamientos que se han asignado. 2Lee las ideas y comentarios que se ofrecen para los ejercicios de cada día. 3Luego piensa en ellos, mientras dejas que tu mente los relacione con tus necesidades, tus aparentes problemas y todas tus preocu­paciones.

6. Invita las ideas a tu mente, y deja que ésta las use según crea conveniente. 2Ten fe en que sabrá usarlas debidamente, pues para tomar sus decisiones cuenta con la ayuda de Aquel que te dio los pensamientos a ti. 3¿En qué otra cosa podrías confiar sino en lo que se encuentra en tu mente? 4Ten fe, durante estos repasos, en que los medios que el Espíritu Santo utiliza no pueden fallar. 5La sabiduría de tu mente acudirá en tu ayuda. 6Dale instrucciones al principio, luego relájate con completa confianza y deja que la mente utilice los pensamientos que le diste tal como te fueron dados para que ella los utilizara.

7. Se te dieron con absoluta confianza y con la absoluta seguri­dad de que harías un buen uso de ellos; con la absoluta fe de que entenderías sus mensajes y los utilizarías en beneficio propio. 2Ofréceselos a tu mente con esa misma confianza, seguridad y fe. 3Ella no fallará. 4Pues es el medio del que el Espíritu Santo se vale para tu salvación. 5Y, puesto que ella goza de Su confianza, debe ser sin duda merecedora de la tuya también.

8. Hacemos hincapié en lo beneficioso que sería para ti dedicar los primeros cinco minutos del día a tus repasos, así como los últimos cinco antes de irte a dormir. 2Si esto no es factible, trata por lo menos de dividirlos de tal manera que lleves a cabo uno por la mañana y el otro durante la última hora antes de irte a dormir.

9. Los ejercicios a llevar a cabo a lo largo del día son igualmente importantes, o incluso más importantes. 2Te has sentido inclinado a hacer los ejercicios únicamente en los momentos señalados, y luego a ocuparte de otras cosas a las que no aplicas lo que has aprendido. 3Como resultado de ello, no has reforzado suficiente­mente tu aprendizaje, ni le has dado la oportunidad de probar cuán grandes son los regalos que te puede ofrecer. 4He aquí otra oportunidad de hacer un buen uso de él.

10. Durante estos repasos subrayamos la necesidad de no dejar que lo aprendido permanezca inactivo entre tus dos sesiones de práctica más largas. 2Intenta dar a tus dos ideas diarias un repaso breve, aunque serio, cada hora. 3Usa una de ellas a la hora en punto, y la otra, media hora más tarde. 4No necesitas dedicar más de un momento a cada una de ellas. 5Repite la idea, y deja que tu mente descanse en silencio y en paz por un rato. 6Luego puedes dedicarte a otras cosas. aTrata, sin embargo, de mantener el pensamiento vivo en ti, y deja que sirva también para ayudarte a conservar la paz a lo largo del día.

11. Si algo te sobresalta, piensa de nuevo en la idea. 2Estas sesiones de práctica están diseñadas para ayudarte a formar el hábito de aplicar lo que aprendes cada día a todo lo que haces. 3No es cues­tión de repetir el pensamiento y luego olvidarte de él. 4La ayuda que te puede prestar es infinita. 5Y su propósito es serte útil en toda circunstancia, en todo momento y lugar, así como siempre que necesites cualquier clase de ayuda. 6Procura, pues, tener pre­sente la idea en todas tus actividades diarias, y haz que sean san­tas, dignas del Hijo de Dios y aceptables para Dios y para tu Ser.

12. Cada repaso diario debe concluir con una afirmación más del pensamiento que se debe repetir a la hora en punto, así como del que se debe repetir media hora más tarde. 2No te olvides. 3Esta segunda oportunidad de repasar cada una de estas ideas produ­cirá avances tan grandes que emergeremos de estos repasos con ganancias tan extraordinarias en nuestro aprendizaje que de ahí en adelante marcharemos sobre un terreno más firme, con pasos más seguros y con mayor fe.

13. No te olvides de lo poco que has aprendido. 2No te olvides de lo mucho que puedes aprender ahora. 3No te olvides de lo mucho que tu Padre te necesita, según repasas los pensamientos que Él te dio.




TERCER REPASO. INTRODUCCIÓN

De nuevo un repaso. A casi todos los que conozco, especialmente cuando hacen el Libro de Ejercicios por primera vez, les parecen los repasos aburridos o frustrantes. Es una demostración de la orientación de nuestra mente. Aparentemente tenemos ansia por lo nuevo, y la idea de prácticas que se repiten con las mismas ideas, incluso por segunda vez, parecen sin interés y sin importancia. Queremos conseguir algo nuevo y emocionante.

Lo que parece que no entendemos es que cualquiera de estas ideas puede ser el gran avance para nosotros. Hacia el final de la Introducción de este repaso, se les llama a los repasos una “segunda oportunidad de repasar cada una de estas ideas” (12:3). Pues bien, si te pareces a mí, la primera vez no acumulaste un resultado final perfecto en la práctica. Te olvidaste de las prácticas de cada hora, sólo hiciste unas pocas cada día, y quizá te saltaste días enteros sin hacerlas. Así que, piensa que ésta es una segunda oportunidad de obtener los beneficios de cada lección. Pienso así de este repaso, y sé que necesito hacerlo.

La Introducción al Tercer Repaso es uno de los más importantes debates del libro acerca de las prácticas del Libro de Ejercicios. La actitud hacia la práctica nos da mucha información. Lo primero de todo, seguir las instrucciones al pie de la letra, y hacer las dos prácticas de cinco minutos junto con prácticas a la hora en punto y a la media hora, se considera muy, muy importante. Se nos “ruega” que prestemos atención a las instrucciones y “seguirlas tan fielmente como puedas” (1:3).

Segundo, el autor es muy razonable. Reconoce que es imposible que sigamos al pie de la letra las instrucciones del modo que se sugiere como “optimo” (2:1). Por ejemplo, una madre que cuida a niños muy pequeños es muy posible que no pueda parar cada media hora y cerrar los ojos, un empleado de una tienda es posible que no pueda dejar a los clientes durante un minuto cada media hora. “Tu aprendizaje no se verá afectado si se te pasa una sesión de práctica porque te resultó imposible llevarla a cabo en el momento señalado” (2:2). Así que si te la pierdes porque te es imposible practicar, no pasa nada. Sin embargo, date cuenta de la palabra “imposible”. No dice “incómodo” o “que no te viene bien”, dice “imposible”. La clave para saber si nuestro aprendizaje se verá afectado o no, no es que no hagamos la práctica sino por qué no la hacemos. ¿Es porque no podemos, o porque no queremos?

Fíjate también en que “No es necesario tampoco que te esfuerces excesivamente por recuperar el número de sesiones perdidas” (2:3). Para mí, eso supone que hacer esfuerzos razonables para recuperarlas sería lo adecuado. Así que si pierdo la del mediodía porque estoy hablando con mi jefe, pero estoy libre quince minutos después, tendría sentido parar entonces durante un minuto y recuperar la sesión que me he perdido. Pero la meta no es el ritual en sí, no es “hacerlo a la perfección”. Lo importante es nuestro deseo y nuestra buena voluntad, no el número de sesiones de práctica. No tenemos que obsesionarnos por esto.
Tercero, está claro que el autor entiende nuestra torpeza y resistencia a la práctica. Saltarnos una sesión de práctica porque no queremos hacerla (o “no nos apetece”), ¡afectará a nuestro aprendizaje! (3:1). Esta afirmación demuestra que seguir las instrucciones sí importa y que no es suficiente con sólo leer la lección por la mañana. Se toma la molestia de señalar las maneras en que nos engañamos a nosotros mismos, escondiendo nuestra falta de buena voluntad “tras la falsa apariencia de situaciones que parecen estar fuera de tu control” (3:3). Señala que muchas de ellas han sido ingeniosamente tramadas por nosotros “para… enmascarar tu falta de buena voluntad” y nos pide que aprendamos a distinguirlas de aquellas otras situaciones “que no son propicias para tu práctica” (3:4).

A menudo he descubierto que las veces en que “hago la práctica” aunque no me apetezca son aquellas en las que tengo la más profunda consciencia de que se produce un cambio en mi estado mental.

Por si acaso alguno de vosotros se siente ofendido por todo esto, debo decir que no pasa nada por leer la lección a la mañana y olvidar las direcciones para la práctica. Simplemente date cuenta de que es eso lo que estás haciendo y de que es ésa tu elección. No luches contigo mismo. Si realmente no quieres hacer ahora la práctica, no la hagas. Esta clase de práctica disciplinada puede que no sea lo que necesitas en este momento. Puede que todavía no estés listo ahora, pero que lo estés más adelante. O quizá encuentres otro camino espiritual. Pero no juzgues el Curso ni digas que no te funcionó, a menos que hagas las lecciones como se dice. Si las haces, funcionarán.

También, date cuenta de que las prácticas que a propósito “dejaste de hacer porque por una razón u otra no quisiste llevarlas a cabo, deberías hacerlas tan pronto como hayas cambiado de parecer con respecto a tu objetivo” (4:1). ¡Deberías intentar recuperar esta clase de prácticas perdidas! “Llevar a cabo tus prácticas te lo ofrece todo” (4:5).

La parte del medio de la Introducción nos da una instrucción fascinante sobre tener fe en nuestra propia mente. Se supone que dejaremos que nuestra mente relacione las ideas que estamos repasando con nuestras necesidades, preocupaciones y problemas. La imagen que se da es de asociación libre: poner la idea en nuestra mente y luego ver dónde nos lleva. Jesús nos pide que tengamos fe en que nuestra mente usará las ideas sabiamente. Esto parece estar pensado para contrarrestar las dudas acerca de nosotros mismos. Quizá piensas que, si se te deja libremente, tu mente se distraerá y se perderá. Pero “para tomar sus decisiones cuenta con la ayuda de Aquel que te dio los pensamientos a ti” (6:2), es decir, el Espíritu Santo. Si nos distraemos, Él nos guiará de vuelta.

En este tipo de ejercicio estamos aprendiendo a confiar en nuestra propia sabiduría interna. “La sabiduría de tu mente acudirá en tu ayuda” (6:5). Si lo que te viene a la mente es una frase muy parecida a la idea del día, déjala que venga. A menudo la idea dicha con tus propias palabras te será más eficaz que la forma original, y se te quedará en la memoria mucho mejor.

La parte final de la Introducción vuelve de nuevo a las instrucciones generales sobre la práctica y lo que puede considerarse como “charla para dar ánimos”. En esta parte se le da mucha importancia a la aplicación de las ideas a nuestras vidas a lo largo del día (9:2-3). “Estas sesiones de práctica están diseñadas para ayudarte a formar el hábito de aplicar lo que aprendes cada día a todo lo que haces” (11:2).

“No es cuestión de repetir el pensamiento y luego olvidarte de él” (11:3). ¡Me resulta familiar! ¡Este repaso expone de manera maravillosa todos los pequeños trucos que nuestra mente ha estado usando para evitar los beneficios de las lecciones! No dejes que eso te desanime. Sólo el darse cuenta de las astutas estratagemas con las que el ego se resiste ya es un avance importante del plan de estudios. Pero no te quedes ahí, ahora que ya conoces los trucos del ego, puedes darle vuelta a la situación y empezar a dejar que las ideas de las lecciones te ayuden, “su propósito es serte útil en toda circunstancia, en todo momento y lugar, así como siempre que necesites cualquier clase de ayuda” (11:5).

Y por si no nos hemos dado cuenta del propósito, mira cómo termina la Introducción al repaso:

“No te olvides”… (12:2)

“No te olvides de lo poco que has aprendido. No te olvides de lo mucho que puedes aprender ahora. No te olvides de lo mucho que tu Padre te necesita, según repasas los pensamientos que Él te dio” (13:1-3).



AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

INSTRUCCIONES PARA LA PRÁCTICA


Propósito: Una segunda oportunidad para las últimas veinte lecciones, en la que puedes practicarlas mejor, y que puede adelantarte tanto que continuarás tu viaje “sobre un terreno más firme, con pasos más seguros y con mayor fe” (12:3).

Observaciones: Por favor, sigue las instrucciones de abajo con tanto detalle como puedas. Si pierdes una sesión de práctica (ya sean las más largas o las de cada media hora) porque no pudiste hacerlas en el momento adecuado, tu progreso no se verá afectado, No te preocupes por recuperarlas. Sin embargo, si no las hiciste porque no quisiste dedicarles tiempo, tu progreso se verá dificultado. Ésas deberías recuperarlas. Las dejaste de hacer porque pensaste que otra actividad te daría más. Tan pronto como recuerdes que “tu práctica te lo ofrece todo” (4:5), haz los periodos de práctica que las compensan como una afirmación de que tu verdadera meta es la salvación.

Al decidir si debes compensar un periodo de práctica, se muy honesto contigo mismo. No intentes hacer pasar el “no quise hacerlo” por “no pude hacerlo”. Aprende a distinguir entre situaciones que verdaderamente no te permitían hacerlo y aquellas en que podías haberlas hecho si hubieses querido.

Ejercicios más largos: 2: 1 por la mañana, y 1 por la noche (preferentemente en los primeros y en los últimos cinco minutos del día), durante cinco minutos (más si quieres). 
  • Lee las dos ideas y los comentarios acerca de ellas, para que las ideas se asienten firmemente en tu mente. 
  • Luego cierra los ojos y empieza a pensar en las ideas y deja también que te vengan ideas relacionadas (esto se ha hecho ya en lecciones anteriores). Sin embargo, hay un giro importante. Deja que tu mente busque diferentes necesidades, problemas o preocupaciones. En otras palabras, deja que tu mente aplique las ideas de manera creativa para eliminar tu sensación de necesidades, problemas o preocupaciones. Ésta es una versión más avanzada de dejar que vengan pensamientos relacionados, en la que esta técnica se combina con la respuesta a la tentación (ya había consejos de esto en el Segundo Repaso; mira mis comentarios acerca de la respuesta a la tentación en las instrucciones para la práctica del Segundo Repaso).
  • Recuerda tu entrenamiento en dejar que surjan en tu mente pensamientos relacionados: pon las ideas en tu mente. Confía en la propia sabiduría de tu mente para traer pensamientos relacionados (esta confianza es un tema importante en este repaso). No hagas esfuerzos, deja que tu mente saque los pensamientos. Los pensamientos sólo necesitan tener una cierta relación con las ideas, aunque no deben estar en conflicto con ellas. Si tu mente se distrae, o te quedas en blanco, repite la idea e inténtalo de nuevo. 
  • Si lo intentas y te resulta con muy poca estructura, he encontrado la siguiente versión con más estructura para que te resulte útil:
  1. Deja que te venga a la mente una necesidad, un problema o una preocupación, y nómbrala para ti (por ejemplo: “Veo este conflicto con… como un problema”).
  2. Repite una o las dos ideas del día (por ejemplo: “”Soy espíritu”).
  3. Mientras repites la idea, observa tu mente en busca de chispas de comprensión que surjan y que se apliquen a tu necesidad, problema o preocupación, y repítete esta comprensión a ti mismo (por ejemplo: “Como espíritu, nada puede hacerme daño. Soy totalmente invulnerable”).
  4. Continúa con más pensamientos relacionados, o pasa a la siguiente necesidad, preocupación o problema.
Recordatorios frecuentes: A la hora en punto y a la media hora, durante un momento. Repite la idea a aplicar (a la hora en punto: la primera idea; a la media hora: la segunda idea). Deja que tu mente descanse en silencio y en paz durante un momento. Después, intenta llevar la idea en tu mente, teniéndola preparada como respuesta a la tentación.

Respuesta a la tentación: Cada vez que tu paz se vea amenazada.
Repite la idea (la que te toca de tu última sesión de práctica). Al aplicar la idea a los asuntos del día, harás que esos asuntos sean santos.

Observaciones: Estas sesiones más cortas de práctica (recordatorios frecuentes y respuesta a la tentación) son tan importantes como las más largas, por lo menos. Si te las saltas, lo cual has tendido a hacer, no dejas que las ganancias de las sesiones más largas se aplique al resto de tu vida, donde podrías ver lo valiosos que son sus regalos. Después de tus sesiones más largas de práctica, no dejes “que lo aprendido permanezca inactivo” (10:1). Refuérzalo con los recordatorios frecuentes cada media hora. Y después de éstos, no te olvides de la idea (11:3). Tenla preparada y lista para usarla como respuesta a todos tus pequeños disgustos. De esta manera, construyes una cadena continua que se extiende desde las sesiones más largas a lo largo del ajetreo y bullicio de tu día.


LECCION 111


Para los repasos de mañana y noche:

1. (91) Los milagros se ven en la luz.

2No puedo ver en la oscuridad.
3Permite que la luz de la santidad y de la verdad ilumine mi mente y me deje ver la inocencia que mora en mí.

2. (92) Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.

2Veo a través de la fortaleza el regalo que Dios me dio.
3Mi debilidad es la oscuridad que Su regalo disipa, al ofrecerme Su fortaleza para que ocupe su lugar.

3. A la hora en punto:
2Los milagros se ven en la luz.

3Media hora más tarde:
4Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.





Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones del Tercer Repaso

Comentario

Hoy deseo abrir mi mente a la luz. Estoy ansioso por salir de mi obscuridad, y no tendré miedo de lo que la luz me mostrará. Nada de lo que he estado escondiendo puede hacerme daño. Estoy hambriento de la verdad. Dentro de mí únicamente hay inocencia, y no lo que yo temía que hubiese. Dentro de mí, en la luz, está lo que he estado deseando encontrar durante toda mi vida. Yo soy un milagro.

La luz de Dios es mi fortaleza. Me siento incapaz de elevarme hasta esta altura invocando, pero mi debilidad es la obscuridad que desaparece en Su luz. No necesito ser fuerte para venir a la luz, la luz me da fuerza al acercarme a ella. Siento que me falta fuerza para ver con la pureza de visión que pide el Curso, pero Dios me da la fortaleza que necesito, y en Su luz yo veo. Gracias, Padre, por la luz. Hoy Tú brillas en mi mente. Gracias, Padre, por la luz ahora, en este mismo instante.





TEXTO

V. La dinámica del ego

1. Nadie puede escapar de las ilusiones a menos que las examine, pues no examinarlas es la manera de protegerlas. 2No hay necesi­dad de sentirse amedrentado por ellas, pues no son peligrosas. 3Estamos listos para examinar más detenidamente el sistema de pensamiento del ego porque juntos disponemos de la lámpara que lo desvanecerá, y, puesto que te has dado cuenta de que no lo deseas, debes estar listo para ello. 4Mantengámonos muy calma­dos al hacer esto, pues lo único que estamos haciendo es bus­cando honestamente la verdad. 5La "dinámica" del ego será nuestra lección por algún tiempo, pues debemos primero exami­narla para poder así ver más allá de ella, ya que le has otorgado realidad. 6Juntos desvaneceremos calmadamente este error, y después miraremos más allá de él hacia la verdad.

2. ¿Qué es la curación sino el acto de despejar todo lo que obstacu­liza el conocimiento? 2¿Y de qué otra manera puede uno disipar las ilusiones, excepto examinándolas directamente sin proteger­las? 3No tengas miedo, por lo tanto, pues lo que estarás viendo es la fuente del miedo, y estás comenzando a darte cuenta de que el miedo no es real. 4Te das cuenta también de que sus efectos se pueden desvanecer sólo con que niegues su realidad. 5El siguiente paso es, obviamente, reconocer que lo que no tiene efectos no existe. 6Ninguna ley opera en el vacío, y lo que no lleva a ninguna parte no ha ocurrido. 7Si la realidad se reconoce por su extensión, lo que no conduce a ninguna parte no puede ser real. 8No tengas miedo de mirar al miedo, pues no puede ser visto. 9La claridad, por definición, desvanece la confusión, y cuando se mira a la oscuridad a través de la luz, ésta no puede por menos que disiparla.

3. Comencemos esta lección acerca de la "dinámica del ego" dán­donos cuenta de que la expresión en sí no significa nada. 2Dicha expresión encierra una contradicción intrínseca que la priva de todo sentido. 3"Dinámica" implica el poder para hacer algo, y toda la falacia de la separación radica en la creencia de que el ego tiene el poder de hacer algo. 4Tienes miedo del ego porque crees eso. 5No obstante, la verdad es muy simple:

6Todo poder es de Dios.
7Lo que no procede de Él no tiene el poder de
 hacer nada.

4. Cuando observamos al ego, por lo tanto, no estamos exami­nando ninguna dinámica, sino tan sólo ilusiones. 2Puedes cierta­mente examinar un sistema ilusorio sin miedo, pues si su origen no es real no puede tener efectos. 3El miedo se vuelve claramente más impropio si reconoces el objetivo del ego, el cual está tan obviamente desprovisto de sentido que cualquier esfuerzo en su favor es, por fuerza, inútil. 4El objetivo del ego es claramente alcanzar su propia autonomía. 5Desde un principio, pues, su pro­pósito es estar separado, ser auto-suficiente e independiente de cualquier poder que no sea el suyo propio. 6Por eso es por lo que es el símbolo de la separación.

5. Toda idea tiene un propósito, y su propósito es siempre el resultado natural de lo que es. 2Todo lo que procede del ego es lo que resulta naturalmente de su creencia central, y la manera de cancelar sus resultados es reconociendo simplemente que la fuente de éstos no es natural, ya que está en desacuerdo con tu verdadera naturaleza. 3He dicho anteriormente que ejercer la voluntad en oposición a Dios es querer que los deseos ilusorios se hagan realidad, pero eso no es realmente ejercer la voluntad. 4Su Voluntad es una porque la extensión de Su Voluntad no puede ser diferente de sí misma. 5El verdadero conflicto que experimen­tas, por lo tanto, es entre los deseos vanos del ego y la Voluntad de Dios, que tú compartes con Él. 6¿Cómo iba a ser esto un con­flicto real?

6. Tuya es la independencia de la creación, no la de la autonomía. 2Tu función creativa radica en tu completa dependencia de Dios, Quien comparte Su función contigo. 3Al estar dispuesto a compartirla, Él se volvió tan dependiente de ti como tú lo eres de Él. 4No le adscribas la arrogancia del ego a Aquel cuya Voluntad no es ser independiente de ti. 5Él te ha incluido en Su Autonomía. 6¿Puedes realmente creer que la autonomía significa algo aparte de Él? 7La creencia en la autonomía del ego te está costando el conocimiento de tu dependencia de Dios, en la cual reside tu libertad. 8El ego considera cualquier dependencia como una amenaza, e incluso ha tergiversado tu añoranza de Dios y la ha convertido en un medio para consolidarse a sí mismo. 9Pero no  te dejes engañar por la interpretación que hace de tu conflicto.

7. El ego siempre ataca en defensa de la separación. 2Al creer que tiene el poder de hacer eso no hace otra cosa, ya que su objetivo de autonomía no es otra cosa. 3El ego está totalmente confundido con respecto a la realidad, pero no pierde de vista su objetivo. 4Está mucho más alerta que tú porque está completamente seguro de su propósito. 5Tú estás confundido porque no reconoces el tuyo.

8. Debes reconocer que lo que menos quiere el ego es que te des cuenta de que le tienes miedo. 2Pues si el ego pudiese producir miedo, menoscabaría tu independencia y debilitaría tu poder. 3Sin embargo, su único argumento para que le seas leal es que él puede darte poder. 4Si no fuera por esta creencia no le escucharías en absoluto. 5¿Cómo   iba a poder, entonces, seguir existiendo si te die­ses cuenta de que al aceptarlo te estás empequeñeciendo y priván­dote a ti mismo de poder?

9. El ego puede permitirte, y de hecho lo hace, que te consideres altanero, incrédulo, frívolo, distante, superficial, insensible, des­pegado e incluso desesperado, pero no permite que te des cuenta de que realmente tienes miedo. 2Minimizar el miedo, pero no deshacerlo, es el empeño constante del ego, y es una capacidad para la cual demuestra ciertamente gran ingenio.. 3¿Cómo iba a poder predicar separación a menos que la reforzase con miedo?, y, ¿seguirías escuchándole si reconocieses que eso es lo que está haciendo?


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