DESPERTAR AL AMOR

jueves, 4 de mayo de 2017

4 MAYO: Que no me olvide de que soy uno con Dios.

AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


LECCION 124

Que no me olvide de que soy uno con Dios.


1. Hoy volvemos a dar gracias de que nuestra Identidad se encuentre en Dios. 2Nuestro hogar está a salvo; nuestra protec­ción garantizada en todo lo que hacemos, y tenemos a nuestra disposición el poder y la fuerza para llevar a cabo todo cuanto emprendamos. 3No podemos fracasar en nada. 4Todo lo que tocamos adquiere un brillante resplandor que bendice y que sana. 5En unión con Dios y con el universo seguimos adelante llenos de regocijo, teniendo presente el pensamiento de que Dios Mismo va con nosotros a todas partes.

2. ¡Cuán santas son nuestras mentes!. 2Todo cuanto vemos refleja la santidad de la mente que es una con Dios y consigo misma. 3¡Cuán fácilmente desaparecen los errores y la muerte da paso a la vida eterna! 4Nuestras luminosas huellas señalan el camino a la verdad, pues Dios es nuestro Compañero en nuestro breve recorrido por el mundo. 5Y aquellos que vienen para seguirnos reconocerán el camino porque la luz que nos acompaña se rezaga; si bien, no se separa de nosotros según seguimos ade­lante.

3. Lo que recibimos es el eterno regalo que hemos de dar a aque­llos que han de venir después, así como a los que vinieron antes o a los que estuvieron con nosotros por algún tiempo. 2Y Dios, que nos ama a todos con el amor equitativo con el que fuimos crea­dos, nos sonríe y nos ofrece la felicidad que dimos.

4. Hoy no pondremos en duda Su Amor por nosotros, ni cuestio­naremos Su protección ni Su cuidado 2Ninguna absurda ansie­dad podrá venir a interponerse entre nuestra fe y nuestra conciencia de Su Presencia. 3Hoy somos uno con Él en reconoci­miento y en recuerdo. 4Lo sentimos en nuestros corazones. 5Sus Pensamientos se encuentran en nuestras mentes y nuestros ojos ven Su hermosura en todo cuanto contemplamos. 6Hoy vemos únicamente lo amoroso y lo que es digno de amor.

5. Lo vemos en lo que aparenta ser doloroso, y el dolor da paso a la paz. 2Lo vemos en los que están desesperados; en los tristes y en los compungidos, en los que creen estar solos y amedrentados y a todos se les devuelve la tranquilidad y la paz interior en la que fueron creados. 3Y lo vemos igualmente en los moribundos y en los muertos, restituyéndolos así a la vida. 4Y podemos ver todo esto porque primero lo vimos en nosotros mismos.

6. A aquellos que saben que son uno con Dios jamás se les puede negar ningún milagro. 2Ni uno solo de sus pensamientos carece del poder de sanar toda forma de sufrimiento en cualquier per­sona, sea ésta de tiempos pasados o aún por venir, y de hacerlo tan fácilmente como en las que ahora caminan a su lado. 3Sus pensamientos son intemporales, y no tienen nada que ver con el tiempo ni con la distancia.

7. Nos unimos a esta conciencia al decir que somos uno con Dios. 2Pues con estas palabras afirmamos también que estamos sanos y salvos, y que podemos salvar y sanar. 3Ahora queremos dar lo que hemos recibido. 4Pues queremos conservar los regalos que nuestro Padre nos dio. 5Hoy deseamos tener la experiencia de que somos uno con Él, de modo que el mundo pueda compartir con nosotros nuestro reconocimiento de la realidad. 6Al nosotros tener esta experiencia el mundo se libera. 7Y al negar que estamos separados de nuestro Padre, el mundo sana junto con nosotros. 

8. ¡Que la paz sea contigo hoy! 2Asegura tu paz practicando la conciencia de que eres uno con tu Creador, tal como Él es uno contigo. 3En algún punto hoy, cuando te parezca más conve­niente, dedica media hora al pensamiento de que eres uno con Dios. 4Ésta es la primera vez que intentamos llevar a cabo una sesión prolongada para la cual no se establecen reglas ni se sugie­ren palabras especiales con las que dirigir la meditación. 5Hoy confiaremos en que la Voz de Dios nos hablará cuando lo crea oportuno, seguros de que no habrá de fallar. 6Mora en Él durante esa media hora. 7Él se encargará del resto.

9. ¡El beneficio que ello te ha de aportar no será menor porque creas que no está pasando nada. 2Quizá no estés listo hoy para aceptar estas ganancias. 3Pero en algún punto y en algún lugar, llegarán a tu conciencia, y no podrás sino reconocerlas cuando afloren con certeza en tu mente. 4Esta media hora estará enmar­cada en oro, y cada minuto será como un diamante incrustado alrededor del espejo que este ejercicio te ofrece. 5Y verás en él la faz de Cristo, reflejando la tuya.

10. Tal vez hoy, tal vez mañana, veas tu propia transfiguración en el espejo que esta santa media hora te presenta para que te mires en él. 2Cuando estés listo, la encontrarás allí, en tu mente, en espera de ser hallada. 3Recordarás entonces el pensamiento al que dedicaste esta media hora, y lleno de agradecimiento te darás cuenta de que jamás habrías podido invertir mejor el tiempo.

11. Tal vez hoy, tal vez mañana, mires en ese espejo y comprendas que la inmaculada luz que ves emana de ti; que la hermosura que en él contemplas es la tuya propia. 2Considera esta media hora como el regalo que le haces a Dios, con la certeza de que lo que Él te dará a cambio será una sensación de amor que sobrepasa tu entendimiento; una dicha tan profunda que excede tu compren­sión y una visión tan santa que los ojos del cuerpo no la pueden ver. 3Sin embargo, puedes estar seguro de que algún día, tal vez hoy, tal vez mañana, entenderás, comprenderás y verás.

12. Añade más gemas al marco dorado que rodea al espejo que hoy se te ofrece repitiendo cada hora para tus adentros:

2Que no me olvide de que soy uno con Dios, en unión con todos mis hermanos y con mi Ser, en eterna paz y santidad.



Instrucciones para la práctica

Propósito: Practicar y sentir la idea de que eres uno con Dios y de ese modo mantener tu propia paz y también liberar al mundo. Hoy es un punto decisivo en el Libro de Ejercicios, tu primera sesión de media hora de práctica, y también la primera práctica larga en la que no se te dan instrucciones y se te deja hacerla por tu cuenta (un adelanto de lo que está por llegar). La práctica se está intensificando (haciéndose más larga y menos estructurada).

Más largo: 1, de treinta minutos, en el momento más conveniente.
No hay palabras concretas o guías a seguir para esta meditación. Sencillamente se espera que dediques la sesión de práctica a la idea de hoy, a morar en la unidad con Dios, a intentar sentir esa unidad y a dejar que Su Voz dirija tu práctica. Jesús confía claramente en que has aprendido suficiente de las lecciones hasta ahora para hacer esta práctica de manera provechosa, sin perderte en distracciones. Por lo tanto, echa mano de todo lo aprendido hasta ahora, y ábrete a la dirección del Espíritu Santo durante esta práctica.

Apoyo a la práctica: Los párrafos 9-11 sirven para proporcionar estímulo para hacer la práctica y valorar lo importante que es. Nos enseñan a ver esta media hora como un espejo, enmarcado en oro, con treinta diamantes incrustados, uno por cada minuto. Durante esta media hora miraremos en este espejo y veremos nuestro rostro transformase en el rostro santo de Cristo, nuestro verdadero Ser, Que es uno con Dios. En este espejo, nos reconoceremos como Quien realmente somos. Aunque nada de esto parezca suceder durante la práctica, podemos tener la confianza de que en algún momento, “tal vez hoy, tal vez mañana” (10:1; 11:1,3), tendremos esta experiencia como resultado de esta media hora.

Recordatorios frecuentes: Cada hora.
Repite: “Que no me olvide de que soy uno con Dios, en unión con todos mis hermanos y con mi Ser, en eterna paz y santidad”. Hacerlo así añadirá más diamantes todavía al marco alrededor del espejo en el que ves tu verdadero Ser. Sugiero aprender de memoria esta frase o escribirla en una ficha. También recomiendo que, mientras la repites, intentes sentir cada clase de unidad: primero la unidad con Dios, luego la unidad con tus hermanos, después la unidad con tu verdadero Ser.

Comentario

Esta lección tiene una visión muy elevada, procede de un elevado estado mental. Básicamente, en la primera parte de la lección parece dar por sentado que ya estamos iluminados. Y por supuesto, desde la perspectiva de este estado mental, lo estamos. “La iluminación es simplemente un reconocimiento, no un cambio” (L.188.1:4). Si no es un cambio, entonces la iluminación significa que siempre lo estamos. Entonces, esta lección está simplemente afirmando la verdad acerca de nosotros, la verdad que nos hemos ocultado a nosotros mismos.

Un ejercicio que es muy provechoso es orar, dar gracias a Dios por la verdad tal como Él la ve, la verdad sobre nosotros tal como Él nos ve. Toma un párrafo de esta lección (o la lección entera) y conviértela en acción de gracias, expresando con palabras tu agradecimiento mientras lees. Por ejemplo, del segundo párrafo, yo podría decir:

¡Gracias por la santidad de nuestra mente! Gracias porque todo lo que veo refleja la santidad de mi mente, que es una Contigo, y una consigo misma. Gracias por ser mi Compañero en mi breve recorrido por el mundo, gracias por el privilegio de dejar detrás luminosas huellas que señalan el camino a la verdad a aquellos que me siguen.

Ésta es nuestra tarea, la razón por la que estamos aquí. Quizá la mayor parte del tiempo no recordamos nuestra Identidad en Dios. Mayor razón para dedicar un día a recordar, para recordárnoslo a nosotros mismos. Podemos entender esta lección como una descripción de un maestro avanzado de Dios. Dondequiera que va, deja la luz detrás para iluminar el camino a otros. El maestro camina siendo consciente todo el tiempo de la Presencia de Dios. Siente a Dios dentro. Los pensamientos de Dios llenan su mente, y ve únicamente lo amoroso y lo que merece amor. Este maestro de Dios sana a las personas del pasado, del presente y del futuro, y de cualquier lugar.

Entra en ese estado mental, corazón mío. Sé el Cristo, ignora todos los obstáculos que la mente levanta contra ello. Practica la consciencia de la unidad con Dios.

En la última parte de la lección está claro que el autor no se ha vuelto loco ni está viviendo en un mundo de sueños. Él sabe muy bien que podemos sentarnos durante media hora y levantarnos pensando que no ha sucedido nada. Sabe que, para la mayoría de nosotros, aquello de lo que habla está tan lejos de nuestra consciencia que podemos dedicar treinta minutos a intentar reconocerlo y no encontrar ni una pizca de ello. No Le importa porque, desde donde Él está y la manera en que Él ve, sabe con total seguridad que lo que está diciendo sobre nosotros es verdad. Y nos dice que no dejemos que nos preocupe:

“Quizá no estés listo hoy para aceptar estas ganancias. Pero en algún punto y en algún lugar, llegarán a tu conciencia, y no podrás sino reconocerlas cuando afloren con certeza en tu mente”. (9:2-3)

Aunque no sintamos nada, Él nos dice: “jamás habrías podido invertir mejor el tiempo” (10:3).

La práctica de hoy de media hora que se dedica a recordar la unidad es poco corriente en el Libro de Ejercicios. La rutina vuelve a dos sesiones de quince minutos, o tres sesiones de diez minutos, en los próximos días. Pero lo que verdaderamente es más importante es la falta de “reglas (y) palabras especiales con las que dirigir la meditación” (8:4). Hoy nos deja a nuestro aire. Si hemos estado haciendo todos los ejercicios, tendremos una idea bastante buena de alguna de las “técnicas” que podemos querer utilizar, y podemos usar cualquiera de ellas, o lo que se nos ocurra. Realmente no nos está dejando “a nuestro aire”, nos está dejando en manos de “la Voz de Dios”, nuestro Guía interno. Pregunta cómo pasar esta media hora de meditación, y escucha a lo que te llegue.

“Mora en Él durante esa media hora. Él se encargará del resto”. (8:6-7)

“Puedes estar seguro de que algún día, tal vez hoy, tal vez mañana, entenderás, comprenderás y verás”. (11:3)




TEXTO


V. El programa de estudios cuerdo 

      

1. Sólo el amor es fuerte, puesto que es indiviso. 2Los fuertes no atacan, pues no ven que haya necesidad de ello. 3Antes de que la idea de atacar pudiese entrar en tu mente, tuviste que haberte percibido a ti mismo como débil. 4Puesto que te atacaste a ti mismo y creíste que el ataque había sido efectivo, te consideras a ti mismo debilitado. 5Al dejar de percibir la igualdad que existe entre tus hermanos y tú, y al considerarte a ti mismo como más débil, intentas "equilibrar" la situación a la que tú mismo diste lugar. 6te vales del ataque para ello porque crees que el ataque logró debilitarte.

2. Por eso es por lo que el reconocimiento de tu propia invulnera­bilidad es tan importante para el restablecimiento de tu cordura. 2Pues al aceptar tu invulnerabilidad estás reconociendo que el ataque no tiene efectos. 3Aunque te has atacado a ti mismo, demuestras que en realidad no ocurrió nada. 4Por lo tanto, al atacar no hiciste nada. 5Una  vez que te des cuenta de esto, atacar dejará de tener sentido para ti, pues resultará evidente que ni es efectivo ni puede protegerte. 6Con todo, el reconocimiento de tu invulnerabilidad te aporta todavía mucho más que eso. 7Si tus ataques contra ti mismo no han podido debilitarte, eso quiere decir que aún eres fuerte. 8Por lo tanto, no tienes que "equilibrar" la situación para demostrar tu fuerza.

3.No podrás darte cuenta de cuán inútil es el ataque hasta que no reconozcas que los ataques que lanzas contra ti mismo no tienen efectos. 2Pues otros ciertamente reaccionan ante el ataque si lo perciben, y, si estás tratando de atacarles, no podrás sino interpretar su reacción como un refuerzo de tu creencia en el ataque. 3El único lugar donde puedes cancelar todo refuerzo es en ti mismo. 4Pues tú eres siempre el primer blanco de tus ata­ques, y si éstos nunca han tenido lugar, tampoco pudieron haber tenido consecuencias.

4. El Amor del Espíritu Santo es tu fortaleza, pues el tuyo está dividido y, por lo tanto, no es real. 2No puedes confiar en tu pro­pio amor cuando lo atacas. No puedes aprender lo que es el amor perfecto con una mente dividida, porque una mente dividida se ha convertido a  sí misma en un mal estudiante. 4Trataste de hacer que la separación fuese eterna porque querías conservar las carac­terísticas de la creación, aunque con tu propio contenido. 5La crea­ción, sin embargo, no procede de ti, y los malos estudiantes tienen ciertamente necesidad de una enseñanza especial.

5. Tienes problemas de aprendizaje en un sentido muy literal. 2Ciertas áreas de tus facultades para aprender están tan deteriora­das; que sólo puedes progresar bajo una dirección clara, precisa y constante, suministrada por un Maestro que pueda trascender tus limitados recursos. 3Él se convierte en tu Recurso, ya que por tu cuenta no puedes aprender. 4Es imposible aprender nada en la situación de aprendizaje en la que te has puesto a ti mismo, y es obvio que en esa situación necesitas un Maestro especial así como un programa de estudios especial. 5los malos estudiantes no se les debería elegir como maestros de sí mismos o de otros. 6No te dirigirías a ellos para establecer el programa de estudios que les permitiría escapar de sus limitaciones. 7Si comprendiesen lo que se encuentra más allá de ellos, no tendrían limitaciones

6. No sabes cuál es el significado del amor, y ésa es tu limitación. 2No intentes enseñarte a ti mismo lo que no entiendes, ni trates de establecer los objetivos del programa de estudios cuando los tuyos claramente han fracasado. 3El objetivo de tu aprendizaje ha sido no aprender¡ y esto no puede conducir a un aprendizaje fructífero. 4No puedes transferir lo que no has aprendido, y el menoscabo de tu capacidad de generalizar es un fallo fundamental de tu aprendizaje. 5¿Les preguntarías a los que no han podido aprender para qué sirven los recursos de aprendizaje? 6Ellos no lo saben. 7Si pudiesen interpretar correctamente dichos recursos, habrían aprendido de ellos.

7. He dicho que la regla del ego es: “Busca; pero no halles”. 2Traducido al lenguaje del programa de estudios eso significa: "Trata de aprender, pero no lo logres”. El resultado de este objetivo de aprendizaje es obvio: 4hará que se interprete erróneamente todo recurso de aprendizaje legítimo; toda instrucción real y toda dirección sensata, ya que el propósito de éstos es facilitar el apren­dizaje al que se opone ese absurdo programa de estudios. 5Si estás tratando de aprender cómo no aprender, y el objetivo de lo que enseñas es la auto-derrota, ¿qué puedes esperar sino confusión? 6Un programa así no tiene sentido. 7Este intento de "aprender" ha debilitado tanto a tu mente que no puedes amar; ya que el programa que has escogido es contrario al amor, y no es más que un curso en cómo atacarte a ti mismo. 8Un objetivo suplementa­rio de ese programa es no aprender cómo superar la división que da credibilidad a su objetivo principal. 9no te será posible superar esa división siguiendo dicho programa, ya que todo lo que aprendas será en su favor. 10Mas tu mente se pronuncia en contra de tu aprendizaje, tal como tu aprendizaje se pronuncia en contra de tu mente, y así, te opones a todo aprendizaje y lo consigues, pues eso es lo que quieres. 11Pero puede que todavía no te hayas dado cuenta de que hay algo que sí quieres aprender, y de que lo puedes aprender porque eso es lo que has decidido hacer.

8. Tú, que has intentado aprender lo que no deseas, debes animarte, pues aunque el programa de estudios que tú estableciste es en verdad deprimente, si lo examinas con detenimiento es simplemente ridículo. 2¿Cómo iba a ser posible que la manera de alcanzar un objetivo fuese no alcanzándolo? 3Renuncia ahora a ser tu propio maestro. 4Esta renuncia no te conducirá a la depre­sión. 5Es simplemente el resultado de haber evaluado honesta­mente lo que te has enseñado ti mismo y los resultados que se han derivado de ello. 6Bajo las condiciones de aprendizaje adecuadas, que tú no puedes proveer ni comprender, llegarás a con­vertirte en un alumno y maestro excelente. 7Pero aún no lo eres, ni lo serás hasta que la situación de aprendizaje tal como la urdiste se invierta. 

9. Tu potencial para aprender, debidamente entendido, es ilimitado porque te conducirá hasta Dios. 2Puedes enseñar el camino que conduce a Dios y aprenderlo, si sigues al Maestro que conoce el camino que conduce a Él y que sabe cómo se aprende Su pro­grama de estudios. 3El programa está desprovisto de toda ambigüedad porque Su objetivo no está dividido y los medios y el fin están en completo acuerdo. 4Lo único que necesitas hacer es ofrecerle tu atención indivisa. 5Todo lo demás se té proveerá, 6pues la verdad es que quieres aprender debidamente y nada puede oponerse a la decisión del Hijo de Dios. 7Lo que él puede aprender es tan ilimitado como él mismo.



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