EJERCICIOS
Instrucciones para la práctica
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Comentario
Si viéramos claramente que ésta es nuestra elección -la alegría o el dolor-, ¿habría alguna dificultad en elegir?
Aprender que ésta es la única elección es lo que lleva tanto tiempo.
Estamos enormemente confundidos acerca de lo que nos hace felices. Estamos convencidos de que nuestro cuerpo nos puede proporcionar felicidad. Estamos convencidos de que una relación sentimental buena nos puede proporcionar felicidad. Estamos seguros de que renunciar a ciertas cosas de este mundo nos traerá mucho sufrimiento. Se necesita tiempo, y a veces la ilusión de “renunciar”, para aprender que no renunciamos a nada. “Se tiene que haber aprendido mucho, tanto para darse cuenta de que el mundo no tiene nada que ofrecer como para aceptar este hecho” (M.13.2:1).
“El dolor es mi propia invención” (1:2). ¡Qué afirmación más sorprendente! El dolor es una idea que yo he pensado por mi cuenta, no con Dios. El dolor está intentando encontrar la felicidad en este mundo. Me he enseñado a mí mismo que el mayor placer de todos es la autonomía total, la independencia completa, bastarme a mí mismo por mi cuenta. Yo he elegido esto y, al hacerlo, he inventado el dolor. Ahora, estoy aprendiendo a elegir la Voluntad de Dios en lugar de lo que yo he inventado, la alegría en lugar del dolor. “Te estoy enseñando a que asocies la infelicidad con el ego y la felicidad con el espíritu” (T.4.VI.5:6).
Que hoy me dé cuenta de que al decir: “No soy un cuerpo”, estoy eligiendo la alegría en lugar del dolor. En cambio, si continúo afirmando: “soy un cuerpo”, estoy eligiendo el dolor en lugar de la felicidad.
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