DESPERTAR AL AMOR

domingo, 20 de agosto de 2017

20 AGOSTO: Permanece en mi mente todo el día, Padre mío.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 232


Permanece en mi mente todo el día, Padre mío.



1. Padre mío, permanece en mi mente desde el momento en que me despierte, y derrama Tu luz sobre mí todo el día. 2Que cada minuto sea una oportunidad más de estar Contigo. 3Y que no me olvide de darte las gracias cada hora por haber estado conmigo y porque siempre estás ahí presto a escucharme y a contestarme cuando te llamo. 4Y al llegar la noche, que todos mis pensamientos sigan siendo acerca de Ti y de Tu Amor. 5Y que duerma en la confianza de que estoy a salvo, seguro de Tu cuidado y felizmente consciente de que soy Tu Hijo.

2. Así es como debería ser cada día. 2Practica hoy el final del miedo. 3Ten fe en Aquel que es tu Padre. 4Deja todo en Sus Manos. 5Deja que Él te revele todo y no te desanimes, pues eres Su Hijo.



Instrucciones para la práctica

Propósito: Dar los últimos pasos a Dios. Esperar a que Él dé el último paso.

Tiempo de quietud por la mañana/ noche: Tanto tiempo como sea necesario.
Lee la lección.
Utiliza la idea y la oración para dar comienzo al tiempo de quietud. No dependas de las palabras. Utilízalas como una sencilla invitación a Dios para que venga a ti.

·         Siéntate en silencio y espera a Dios. Espera en quieta expectación a que Él se revele a Sí Mismo a ti. Busca únicamente la experiencia de Dios directa, profunda y sin palabras. Estate seguro de Su llegada, y no tengas miedo. Pues Él ha prometido que cuando Le invites, vendrá. Únicamente pides que cumpla Su antigua promesa, que Él quiere cumplir. Estos momentos de quietud son tu regalo a Él.

Recordatorios cada hora: No te olvides.
Da gracias a Dios por haber permanecido contigo y porque siempre estará ahí para contestar tu llamada a Él.

Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como sea posible, incluso cada minuto.
Recuerda la idea. Permanece con Dios, deja que Él te ilumine.

Respuesta a la tentación: Cuando te sientas tentado a olvidarte de tu objetivo.
Utiliza la idea del día como una llamada a Dios y desaparecerán todas las tentaciones.

Lectura: Antes de uno de los momentos de práctica del día.

·         Lee lentamente la sección “¿Qué es?”.
·         Piensa en ella durante un rato.

Observaciones generales: Ahora, en esta parte final del año que tú y Jesús habéis pasado juntos, empiezas a alcanzar el objetivo de las prácticas, que es el objetivo del Curso. Jesús está tan cerca que no puedes fracasar. Has recorrido una gran parte del camino. No mires hacia atrás. Fija la mirada en el final del camino. No habrías podido llegar tan lejos si no te hubieses dado cuenta de que quieres conocer a Dios. Y eso es todo lo que se necesita para que Él venga a ti.

Comentario

Cuando me despierto, Dios está en mi mente; Su Presencia está conmigo y en mi consciencia. Su Amor, y el gozo y la paz de saber que Dios está conmigo, tienen prioridad por encima de cualquier otra cosa. Surgen las molestias físicas y las preocupaciones acerca de organizar el día, pero nada de esto desplaza a la paz de Dios; es mi base, mis cimientos, y lo más importante. Es una consciencia constante, como el sonido de fondo del aire acondicionado, siempre aquí, a menudo sin notarse, pero listo para ser notado en cualquier momento en que Le preste atención.

“Que cada minuto sea una oportunidad más de estar Contigo” (1:2). ¡Éste es mi deseo! Estar con Dios cada minuto del día. Me recuerda al Nuevo Testamento, Juan 15: “Mora en mí, y yo en Ti”. O la expresión de esa misma idea del Antiguo Testamento: “El Dios eterno es tu refugio, y debajo están los brazos eternos” (Deut.33.27). Que hoy recuerde 

Y al llegar la noche, que todos mis pensamientos sigan siendo acerca de Ti y de Tu Amor. Y que duerma en la confianza de que estoy a salvo, seguro de Tu cuidado y felizmente consciente de que soy Tu Hijo. (1:4-5)

Seguro de estar a salvo. Por lo tanto, libre de todo miedo. La mayor parte de nuestra vida está dirigida por miedos de varias clases, el miedo dirige al ego. La paz es la ausencia de miedo. Y puesto que el miedo es la ausencia de amor, la paz y el amor van siempre juntos. Cuando estoy amando, estoy en paz. Cuando estoy en paz, estoy amando. Cuando estoy seguro de estar a salvo, conociendo la Presencia de Dios conmigo en cada momento, estoy en paz y el amor fluye a través de mí.

“Así es como debería ser cada día” (2:1). Éste es el propósito de la vida en este mundo: vivir cada día con Dios en mi mente. Despertar en Su Presencia, caminar en Su Amor radiante, y dormir bajo Su cuidado y protección. Vivir de tal manera que Su Presencia se convierta en lo primero de todo, y que la agitación y el ruido de este mundo queden en segundo plano.

¿Cómo es el día para alguien que ha aprendido lo que enseña el Curso? Sencillamente esto: Practicar constantemente el final del miedo. Caminar con fe en Aquel Que es mi Padre, confiándole a Él todas las cosas, y no desanimarme en nada porque yo soy Su Hijo (párrafo 2).


¿Qué es la salvación? (Parte 2)

L.pII.2.1:4

¿Cómo funciona la salvación? La esencia de esto se afirma en una frase sencilla: “La Palabra de Dios se le concede a toda mente que cree tener pensamientos separados, a fin de reemplazar, esos pensamientos de conflicto con el Pensamiento de la paz” (1:4). En el momento en que surgió en nuestra mente el pensamiento de conflicto, la Palabra de Dios se puso en nuestra mente también. Antes incluso de que comenzase el desastre, se dio la Respuesta.

Tú y yo, que pensamos que somos seres separados, somos esa mente que piensa que tiene pensamientos separados. Pero en nosotros se puso la Palabra de Dios, la Verdad está debajo de todos nuestros propios engaños. Desde dentro, el Pensamiento de Dios está trabajando en silencio, esperando, actuando para reemplazar todos nuestros pensamientos de conflicto. Los pensamientos de conflicto son miles, tomando miles de formas, cada una en conflicto con el universo, y la mayoría en conflicto con las demás. El Pensamiento de la paz es uno. Es el único remedio para cada pensamiento de conflicto, ya sea de odio, de ira, de desesperación, de frustración, de amargura, o de muerte. El Pensamiento de Dios los cura todos ellos.

El remedio está dentro de mí, ahora. Esto es la salvación: volverse hacia adentro, al Pensamiento de paz, y encontrarlo allí dentro de mí.


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