DESPERTAR AL AMOR

viernes, 4 de agosto de 2017

4 AGOSTO: SEXTO REPASO: Repaso de la lección 196

AUDIOLIBRO




EJERCICIOS


LECCIÓN 216




No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.



1. (196) No puede ser sino a mí mismo a quien crucifico. 

2Todo lo que hago, me lo hago a mí mismo. 3Si ataco, sufro. 4Mas si perdono, se me dará la salvación.

5No soy un cuerpo. 6Soy libre.
7Pues aún soy tal como Dios me creó.






Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica del Sexto Repaso

Comentario

La esencia del pequeño resumen de hoy es la primera frase: “Todo lo que hago, me lo hago a mí mismo” (1:2).Si aplicáramos constantemente esa sola idea, ¡qué transformación habría en nuestro papel en el mundo! Mi propia lista personal (tú puedes hacer la tuya propia):

¿Cómo saludo a la gente por teléfono?
¿Cómo respondo cuando me interrumpen?
¿Cómo trato a las personas que me sirven en las tiendas y restaurantes?
¿Cómo reacciono a los fragmentos de noticias que oigo en los programas informativos?
¿Cómo trato a los pobres y sin hogar con los que me encuentro?
¿Qué pienso de los que son muy ricos?
¿Qué pienso de los demás conductores?
¿Qué digo a otros acerca de mis amigos cuando no están presentes?


“Todo lo que hago, me lo hago a mí mismo”. ¿Es de extrañar que me sienta tratado injustamente o que sienta que nadie me comprende? Todos estos pequeños “ejemplos” son expresiones del deseo del ego de crucificar al Hijo de Dios. Cada uno de ellos muestra el modo en que me trato a mí mismo cuando escucho a mi ego. Esto explica esa frase maravillosa del Manual: “El maestro de Dios es generoso en interés propio” (M.4.VII.2:1).





TEXTO

IX. Los dos mundos

 

1. Se te ha dicho que lleves la oscuridad a la luz, y la culpabili­dad a la santidad. 2Se te ha dicho también que el error tiene que ser corregido allí donde se originó. 3Lo que el Espíritu Santo necesita, por lo tanto, es esa diminuta parte de ti, el insignificante pensamiento que parece estar separado y desconectado. 4El resto está completamente al cuidado de Dios y no necesita guía. 5Pero ese pensamiento descabellado e ilusorio necesita ayuda porque, en su demencia, cree que él es el Hijo de Dios, completo en sí mismo y omnipotente, único gobernante del reino que estableció aparte para forzarlo, mediante la locura, a la obediencia y a la esclavitud. 6Ésa es la pequeña parte que crees haberle robado al Cielo. 7¡Devuélvesela! 8El Cielo no la ha perdido, pero tú has per­dido de vista al Cielo. 9Deja que el Espíritu Santo la saque del desolado reino donde tú la confinaste, rodeada de tinieblas, pro­tegida por el ataque y reforzada por el odio. 10Dentro de sus barricadas todavía se encuentra un diminuto segmento del Hijo de Dios, completo y santo, sereno y ajeno a lo que tú crees que le rodea.

2. No te mantengas separado, pues Aquel que sí lo rodea te ha brindado la unión, y ha llevado tu minúscula ofrenda de oscuri­dad a la luz eterna. 2¿Cómo se logra eso? 3Muy fácilmente, pues está basado en lo que ese mísero reino realmente es. 4El árido desierto, las tinieblas y la falta de vida, sólo se ven a través de los ojos del cuerpo. 5La desolada visión que éstos te ofrecen está dis­torsionada, y los mensajes que te transmiten a ti que la inventaste para poner límites a tu conciencia son insignificantes y limitados, y están tan fragmentados que no tienen sentido.

3. Parece como si desde el mundo de los cuerpos, al que la demencia dio lugar, se le devolvieran a la mente que lo concibió mensajes descabellados. 2esos mensajes dan testimonio de dicho mundo, y lo proclaman real. 3Pues tú enviaste a esos mensajeros para que te trajesen esos mensajes. 4De lo único que dichos mensa­jes te hablan es de cosas externas. 5No hay mensaje que hable de lo que está subyacente, pues el cuerpo no podría hablar de ello. 6Sus ojos no lo pueden percibir; sus sentidos siguen siendo completa­mente  inconscientes de ello y su lengua no puede transmitir sus mensajes. 7Pero Dios puede llevarte hasta allí, si estás dispuesto a seguir al Espíritu Santo a través del aparente terror, confiando en que Él no te abandonará ni te dejará allí. 8Pues Su propósito no es atemorizarte, aunque el tuyo lo sea. 9Te sientes seriamente tentado de abandonar al Espíritu Santo al primer roce con el anillo de temor, pero Él te conducirá sano y salvo a través del temor y más allá de él.

4. El círculo de temor yace justo debajo del nivel que los ojos del cuerpo perciben, y aparenta ser la base sobre la que el mundo descansa. 2Ahí se encuentran todas las ilusiones, todos los pensa­mientos distorsionados, todos los ataques dementes, la furia, la venganza y la traición que se concibieron con el propósito de conservar la culpabilidad, de modo que el mundo pudiese alzarse desde ella y mantenerla oculta. 3Su sombra se eleva hasta la superficie lo suficiente como para conservar sus manifestacio­nes más externas en la oscuridad, y para causarles desespera­ción y mantenerlas en la soledad y en la más profunda tristeza. 4Su intensidad, no obstante, está velada tras pesados cortinajes, y se mantiene aparte de lo que se concibió para ocultarla. 5El cuerpo es incapaz de ver esto, pues surgió de ello para ofrecerle protección, la cual depende de que eso no se vea. 6Los ojos del cuerpo nunca lo verán. 7Pero verán lo que dicta.

5. El cuerpo seguirá siendo el mensajero de la culpabilidad y actuará tal como ella le dicte mientras tú sigas creyendo que la culpabilidad es real. 2Pues la supuesta realidad de la culpabili­dad es la ilusión que hace que ésta parezca ser algo denso, opaco e impenetrable, y la verdadera base del sistema de pensamiento del ego. 3Su delgadez y transparencia no se vuelven evidentes hasta que ves la luz que yace tras ella. 4Y ahí, ante la luz, la ves como el frágil velo que es.

6. Esta barrera tan aparentemente sólida, y ese falso suelo que parece una roca, es como un banco de nubes negras que flotan muy cerca de la superficie, dando la impresión de ser una sólida muralla ante el sol. 2Su apariencia impenetrable no es más que una ilusión. 3Cede mansamente ante las cumbres que se elevan por encima de ella, y no tiene ningún poder para detener a nadie que quiera ascender por encima de ella y ver el sol. 4Esta apa­rente muralla no es lo suficientemente fuerte como para detener la caída de un botón o para sostener una pluma. 5Nada puede descansar sobre ella, pues no es sino una base ilusoria. 6Trata de tocarla y desaparece; intenta asirla y tus manos no agarran nada. 

7. Pero en ese banco de nubes es fácil ver todo un mundo. 2Las cordilleras, los lagos y las ciudades que ves, son todos producto de tu imaginación; y desde las nubes, los mensajeros de tu per­cepción regresan a ti, asegurándote que todo eso se encuentra allí. 3Se destacan figuras que se mueven de un lado a otro, las acciones parecen reales, y aparecen formas que pasan de lo bello a lo grotesco. 4Y esto se repite una y otra vez, mientras quieras seguir jugando el juego infantil de pretender ser otra cosa. 5Sin embargo, por mucho que quieras jugar ese juego, e inde­pendientemente de cuánta imaginación emplees, no lo confundes con el mundo que le subyace ni intentas hacer que sea real. 

8Asimismo debería ser con las tenebrosas nubes de la culpabili­dad, las cuales son igualmente vaporosas e insubstanciales. 2No te pueden magullar al atravesarlas. 3Deja que tu Guía te muestre su naturaleza insustancial a medida que te conduce más allá de ellas, pues debajo de ellas hay un mundo de luz sobre el que esas nubes no arrojan sombras. 4Sus sombras sólo nublan el mundo que se encuentra más allá de ellas, el cual está aún más alejado de la luz. 5Sin embargo, no pueden arrojar sombras sobre la luz.

9. Este mundo de luz, este círculo de luminosidad es el mundo real, donde la culpabilidad se topa con el perdón. 2Ahí el mundo exterior se ve con ojos nuevos, libre de toda sombra de culpabili­dad. 3Aquí te encuentras perdonado, pues aquí has perdonado a todo el mundo. 4He aquí la nueva percepción donde todo es luminoso y brilla con inocencia, donde todo ha sido purificado en las aguas del perdón y se encuentra libre de cualquier pensa­miento maligno que jamás hayas proyectado sobre él. 5Ahí no se ataca al Hijo de Dios, y a ti se te da la bienvenida. 6Ahí se encuen­tra tu inocencia, esperando para envolverte, protegerte y prepa­rarte para el paso final de tu viaje interno. 7Ahí se dejan de lado los sombríos y pesados cortinajes de la culpabilidad, los cuales quedan dulcemente reemplazados por la pureza y el amor.

10. Pero ni siquiera el perdón es el final. 2El perdón hace que todo sea bello, pero no puede crear. 3Es la fuente de la curación, el emisario del amor, pero no su Fuente. 4Se te conduce ahí para que Dios Mismo pueda dar el paso final sin impedimentos, pues ahí nada se opone al amor, sino que le permite ser lo que es. 5Un paso más allá de este santo lugar de perdón -paso éste que te lleva aún más adentro pero uno que  no puedes dar- te transporta a algo completamente diferente. 6Ahí reside la Fuente de la luz; ahí nada se percibe, se perdona o se transforma, sino que simple­mente se conoce.

11. Este curso te conducirá al conocimiento, pero el conocimiento en sí está más allá del alcance de nuestro programa de estudios. 2Y no es necesario que tratemos de hablar de lo que por siempre ha de estar más allá de las palabras. 3Lo único que tenemos que recordar es que todo aquel que alcance el mundo real, más allá del cual el aprendizaje no puede ir, irá más allá de él, pero de una manera diferente. 4Allí donde acaba el aprendizaje, allí comienza Dios, pues el aprendizaje termina ante Aquel que es completo donde Él Mismo comienza y donde no hay final. 5No debemos ocuparnos de lo que es inalcanzable. 6Aún es mucho lo que nos queda por aprender , 7pues todavía tenemos que alcanzar la con­dición de estar listos para el conocimiento.

12. El amor no es algo que se pueda aprender. 2Su significado re­side en sí mismo. 3Y el aprendizaje finaliza una vez que has reco­nocido todo lo que no es amor. 4Ésa es la interferencia, eso es lo que hay que eliminar. 5El amor no es algo que se pueda aprender porque jamás ha habido un solo instante en que no lo conocieses. 6El aprendizaje no tiene objeto ante la Presencia de tu Creador, Cuyo reconocimiento de ti y el tuyo de Él transciende el aprendi­zaje en tal medida, que todo lo que has aprendido no significa nada en comparación, y queda reemplazado para siempre por el conocimiento del amor y su único significado.

13. Tu relación con tu hermano ha sido extraída del mundo de las sombras, y su impío propósito conducido sano y salvo a través de las barreras de la culpabilidad, lavado en las aguas del perdón y depositado radiante en el mundo de la luz donde ha quedado firmemente enraizado. 2Desde allí te exhorta a que sigas el mis­mo camino que tu relación tomó, al haber sido elevada muy por encima de las tinieblas y depositada tiernamente ante las puertas del Cielo. 3El instante santo en el que tú y tu hermano os unisteis no es más que el mensajero del amor, el cual se envió desde más allá del perdón para recordarte lo que se encuentra allende el perdón. 4Sin embargo, es a través del perdón como todo ello se recordará.

14. Y cuando el recuerdo de Dios te haya llegado en el santo lugar del perdón, no recordarás nada más y la memoria será tan inútil como el aprendizaje, pues tu único propósito será crear. 2Mas no podrás saber esto hasta que toda percepción haya sido limpiada y purificada, y finalmente eliminada para siempre. 3El perdón des­hace únicamente lo que no es verdad, despejando las sombras del mundo y conduciéndolo -sano y salvo dentro de su dulzura- al mundo luminoso de la nueva y diáfana percepción. 4Allí se encuentra tu propósito ahora. 5Y es allí donde te aguarda la paz.





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