DESPERTAR AL AMOR

lunes, 20 de noviembre de 2017

20 NOVIEMBRE: No quiero ser guía. Quiero ser simplemente un seguidor.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 324


No quiero ser guía. Quiero ser simplemente un seguidor.


1. Padre, Tú eres Quien me dio el plan para mi salvación. 2Eres asi­mismo Quien determinó el camino que debo recorrer, el papel que debo desempeñar, así como cada paso en el sendero señalado. 3No puedo per­derme. 4Tan sólo puedo elegir desviarme por un tiempo, y luego volver. 5Tu amorosa Voz siempre me exhortará a regresar, y me llevará por el buen camino. 6Mis hermanos pueden seguir el camino por el que les dirijo. 7Mas yo simplemente recorreré el caminó que conduce a Ti, tal como Tú me indiques y quieras que yo haga.

2. Sigamos, por lo tanto, a Uno que conoce el camino. 2No tene­mos por qué rezagarnos, ni podemos soltarnos de Su amorosa Mano por más de un instante. 3Caminamos juntos, pues le segui­mos. 4Y es Él Quien hace que el final sea seguro y Quien garan­tiza que llegaremos a salvo a nuestro hogar.




Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

Aprender a seguir la orientación interior es una gran parte de hacer el Curso. Esa orientación es la Voz que habla por Dios, el Espíritu Santo. Es parte de mí y parte de Dios. Al fin y al cabo todo es Uno, pero mientras piense que estoy separado, sentiré esa Voz como una voz separada, llamándome a volver al hogar: “Tu amorosa Voz siempre me exhortará a regresar, y me llevará por el buen camino” (1:5).

Padre, necesito aprender que no estoy solo y que Algo o Alguien ha planeado “el camino que debo recorrer, el papel que debo desempeñar, así como cada paso en el sendero señalado” (1:2). Como me recordaba la Lección 321: “No entendía lo que me podía hacer libre, ni lo que era mi libertad o adónde ir a buscarla”. De hecho, Tú has establecido el camino, y el Espíritu Santo es la Voz que habla por Ti. Así que voy a seguir a “Uno que conoce el camino” (2:1). ¡Qué alivio tener a Éste Uno en Quien confiar! Caminando por una selva oscura de caminos retorcidos y confusos, ¡qué consuelo saber que tengo un Guía Que conoce cada detalle del camino! Debido a Él, “no puedo perderme” (1:3).

Que hoy recuerde que Tú has establecido cada paso de mi camino. Cuando miro hacia atrás Contigo, sé que es cierto: todo lo que he hecho ha sido para mi bien, todo ha funcionado perfectamente para traerme exactamente donde estoy ahora. Incluso mis correrías estaban perfectamente planeadas para enseñarme la falsedad de las ilusiones. Yo era un seguidor. Lo que pensaba que eran desviaciones que me alejaban de Ti, eran realmente lecciones que me acercaban al Hogar, y estoy agradecido por todos ellos. Que ahora mire al futuro con la confianza que me da ese conocimiento: no puedo perderme. Cada persona, cada acontecimiento y cada circunstancia de mi vida, vistas con la visión, hoy pueden ser un paso hacia el Hogar, un medio de encontrar mi camino de regreso a Ti.
Si hoy me desvío, Padre, tráeme de regreso. Te doy las gracias por el bendito alivio de saber que yo no tengo que resolver nada. Ha sido resuelto para mí. Puedo dejar que el día se desenvuelva como venga, confiando en que todo ha sido perfectamente planeado por Ti para traerme tu recuerdo a mi mente lo más rápidamente posible.

“No quiero ser guía” (el pensamiento de hoy). No quiero que se me conozca como guía de otros. No sé el camino para mí, ¿cómo puedo saber el camino para otros? Algunos de mis hermanos pueden seguirme; de hecho los traeré a mí con ese propósito. Pero todo lo que hago es seguir Tu Voz; si alguien me sigue en este camino, no me están siguiendo a mí sino a Ti. Que siempre les recuerde eso y nunca haga que nadie dependa de mí.

“No tenemos por qué rezagarnos, ni podemos soltarnos de Su amorosa Mano por más de un instante” (2:2). Para Jesús, seis billones de años es “un instante” que no es nada en comparación con la eternidad, tan pequeño que “no se perdió ni una sola nota del himno celestial” (T.26.V.3:5; 5:1,4). A nosotros nos parece que nos rezagamos mucho más que un instante. Un ejemplo matemático que me viene a la mente es éste: cuando dividimos un número entre otro, en cierto sentido los estamos comparando. Cien dividido entre diez es diez, eso significa que comparado con diez, cien es diez veces mayor. Lo interesante del número cero es que cualquier número, comparado matemáticamente con él, es infinito. Imagínate dividir una línea en puntos de cero de ancho, en la línea hay un número infinito de puntos de esos, da lo mismo que la línea sea de un centímetro o de un kilómetro de largo.

El “instante” es como el cero. La eternidad es infinita y, comparada con ella, todo el tiempo no es literalmente nada. No se pueden comparar. El tiempo que pasamos retrasándonos, que a nosotros nos parece tan largo, no es nada más que un instante, una parte infinitamente pequeña de nada, un trozo de un sueño. Todos hemos tenido la experiencia de sueños que parecían durar horas o días, sin embargo sucedió en unos pocos segundos de tiempo “real”.Y eso es todo lo que el tiempo es:

El tiempo es un truco, un juego de manos, una gigantesca ilusión en la que las figuras parecen ir y venir como por arte de magia. No obstante, tras las apariencias hay un plan que no cambia. El guión ya está escrito. (L.158.4:1)

Hay un plan detrás de las apariencias, y en eso es en lo que puedo confiar hoy. Siguiendo al Espíritu Santo, sé que el final es seguro. Él “garantiza que llegaremos a salvo a nuestro hogar” (2:4). Me puedo sentir destrozado y confundido, pero ¡no puedo estropear nada! Tengo un Guía perfecto, y Él va a permanecer conmigo hasta que llegue al final y de nuevo caiga en los brazos de mi Padre.

No quiero ser guía. Quiero ser simplemente un seguidor.


¿Qué es la creación? (Parte 4)

L.pII.11.2:4

Lo que Dios ha dispuesto que sea uno eternamente, lo seguirá siendo cuando el tiempo se acabe, y no cambiará a través del tiempo, sino que seguirá siendo tal como era antes de que surgiera la idea del tiempo. (2:4)

Dios ha dispuesto que toda la creación sea una Por lo tanto, es una. El tiempo no puede cambiar nada de lo que Dios creó. El tiempo y el cambio parecen estar estrechamente relacionados: cambio es lo que produce el paso del tiempo, y parece imposible que pase el tiempo sin que haya cambios. Es imposible que la creación de Dios pueda cambiar. La creación de Dios está completamente fuera del tiempo, y el tiempo es sólo una ilusión, un sueño en el que el cambio es posible.

Lo que somos juntos, como el Hijo de Dios, existía antes de que surgiera la idea del tiempo, todavía existe durante el aparente paso del tiempo, y seguirá existiendo como uno cuando se acabe el tiempo. El Hijo de Dios no se ve afectado por lo que parece ocurrir en el tiempo, tal como el sol no se ve afectado porque yo pase algunos de sus rayos a través de una lupa y los desvíe de su camino, o como el océano no se ve afectado por un niño que arroja un palo al agua. En otras palabras, nada le afecta. Ése es el poder de la Creación. Nada puede cambiarla, es inmutable. Por lo tanto, soy inmutable cuando reconozco a mi Creador.

Tu Ser se alza radiante en este santo júbilo, inalterado e inalterable por siempre jamás. (L.190.6:5)





TEXTO


III. El acuerdo a unirse


1. Lo que espera en perfecta certeza más allá de la salvación no nos concierne ahora, pues apenas has empezado a dejar que se te guíe en tus primeros e inciertos pasos de ascenso por la escalera que la separación te hizo descender. 2El milagro es lo único que debe concernirte ahora. 3Éste es nuestro punto de partida. 4habiendo comenzado, el camino de ascenso hacia el despertar y el final del sueño quedará libre y despejado. 5Cuando aceptas un milagro, no añades tu sueño de miedo a uno que ya está siendo soñado. 6Sin apoyo, el sueño se desvanecerá junto con todos sus aparentes efectos, pues es tu apoyo lo que lo refuerza.

2Ninguna mente puede estar enferma a menos que otra mente esté de acuerdo en que están separadas. 2Por lo tanto, su decisión conjunta es estar enfermas. 3Si te niegas a dar tu conformidad y aceptas el papel que juegas en hacer que la enfermedad sea real, la otra mente no podrá proyectar su culpabilidad, ya que no has colaborado en dejar que se perciba a sí misma como separada y aparte de ti. 4De este modo, ninguna de las dos percibe el cuerpo como enfermo desde diferentes puntos de vista. 5Unirte a la mente de un hermano bloquea la causa de la enfermedad y sus percibidos efectos. 6La curación es el efecto de mentes que se unen, tal como la enfermedad es la consecuencia de mentes que se separan.

3. El milagro no hace nada precisamente porque las mentes están unidas y no se pueden separar. 2En el sueño, no obstante, esto se ha invertido, y las mentes separadas se ven como cuerpos, los cuales están separados y no pueden unirse. 3No permitas que tu hermano esté enfermo, pues si lo está, ello quiere decir que lo dejaste a merced de su propio sueño al compartirlo con él. 4Él no ha visto dónde reside la causa de su enfermedad, y tú has ignorado la brecha que os separa, que es donde la enfermedad se ha incubado. 5De esta forma, os unís en la enfermedad para dejar sin sanar la diminuta brecha donde se protege celosamente a la enfermedad, donde se estima y donde se sustenta por una firme creencia, no sea que Dios venga y la salve con un puente que conduzca hasta Él. 6No te opongas a Su llegada combatiéndolo con ilusiones, pues Su llegada es lo que deseas por encima de todas las cosas que parecen titilar en el sueño.

4. El final del sueño es el fin del miedo, pues el amor nunca formó parte del mundo de los sueños. 2La brecha es pequeña. 3Sin embargo, contiene las semillas de la pestilencia y toda suerte de males, puesto que es el deseo de perpetuar la separación y de impedir la unión. 4Y así, parece conferirle a la enfermedad una causa que no es su causa. 5El propósito de la brecha es la única causa de la enfermedad. 6Pues se concibió a fin de mantenerte separado y dentro de un cuerpo que tú ves como si fuese la causa del dolor.

5. La causa del dolor es la separación, no el cuerpo, el cual es sólo su efecto. 2Sin embargo, la separación no es más que un espacio vacío, que no contiene nada ni hace nada, y que es tan insustan­cial como la estela que los barcos dejan entre las olas al pasar. 3Dicho espacio vacío se llena con la misma rapidez con la que el agua se abalanza a cerrar la estela según las olas se unen. 4¿Dónde está la estela que había entre las olas una vez que éstas se han unido y han llenado el espacio que por un momento pare­cía separarlas? 5¿Dónde está la base de la enfermedad una vez que las mentes se han unido para cerrar la diminuta brecha que había entre ellas y en la que las semillas de la enfermedad pare­cían germinar?

6. Dios tiende el puente, pero sólo en el espacio que el milagro ha dejado libre y despejado. 2Mas Él no puede tender un puente sobre las semillas de la enfermedad y la vergüenza de la culpabi­lidad, pues no puede destruir una voluntad ajena que Él no creó. Deja que los efectos de ésta desaparezcan y no te aferres a ellos desesperadamente, tratando de conservarlos. 4El milagro los hará a un lado, haciendo así sitio para Aquel Cuya Voluntad es venir y tender un puente para que Su Hijo regrese a Él.

7. Considera, entonces, los plateados milagros y los dorados sue­ños de felicidad como los únicos tesoros que quieres conservar dentro del almacén del mundo. 2La puerta está abierta, no para que entren ladrones, sino tus hermanos hambrientos, quienes confundieron el brillo de una piedrecilla con oro y almacenaron un puñado de nieve reluciente creyendo que era plata. 3Sin embargo, a este lado de la puerta abierta no tienen nada. 4¿Qué es el mundo, sino una diminuta brecha que parece desgarrar la eter­nidad y fragmentarla en días, meses y años? 5¿Y qué sois vosotros que vivís en el mundo, sino una imagen fragmentada del Hijo de Dios, donde cada uno de los fragmentos está oculto dentro de un trocito de barro separado e inseguro?

8No tengas miedo, hijo mío, sino deja más bien que los milagros iluminen dulcemente tu mundo. 2Y allí donde la diminuta brecha parecía interponerse entre tú y tu hermano, únete a él. 3Y de este modo, será evidente que la enfermedad no tiene causa. 4El sueño de curación reside en el perdón, que dulcemente te muestra que nunca pecaste. 5El milagro no dejará ningún vestigio de culpabili­dad que pueda traerte testigos de lo que nunca fue. 6preparará en tu almacén un lugar de bienvenida para tu Padre y tu Ser. 7La puerta está abierta para que todos aquellos que no quieran seguir hambrientos y deseen gozar del festín de abundancia que allí se les ha preparado puedan entrar. 8Y éstos se reunirán con tus Invi­tados, a quienes el milagro invitó a venir a ti.

9. Este festín es muy distinto de los que se acostumbran a dar en el sueño del mundo. 2Pues aquí, cuanto más reciba cada uno, más habrá para ser compartido por todos los demás. 3Los Invitados han traído Consigo provisiones ilimitadas. 4Y a nadie se le priva de nada, ni nadie puede privar a otro de nada. 5He aquí el festín que el Padre tiende ante Su Hijo y que comparte con él equitati­vamente. 6Y en ese compartir no puede haber una brecha en la que la abundancia merme y disminuya. 7Aquí los años de escasez no se presentarán, ya que el tiempo no forma parte de este festín, pues es eterno. 8El Amor ha desplegado su mesa en el espacio que parecía mantener a tus Invitados alejados de ti.




No hay comentarios:

Publicar un comentario