DESPERTAR AL AMOR

martes, 7 de noviembre de 2017

7 NOVIEMBRE: Juzgo todas las cosas como quiero que sean.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


10. ¿Qué es el juicio Final?


1. El Segundo Advenimiento de Cristo le confiere al Hijo de Dios este regalo: poder oír a la Voz que habla por Dios proclamar que lo falso es falso y que lo que es verdad jamás ha cambiado. 2Y éste es el juicio con el que a la percepción le llega su fin. 3Lo primero que verás será un mundo que ha aceptado que esto es verdad, al haber sido proyectado desde una mente que ya ha sido corregida. 4Y con este panorama santo, la percepción imparte una silenciosa bendición y luego desaparece, al haber alcanzado su objetivo y cumplido su misión.

2. El juicio Final sobre el mundo no encierra condena alguna. 2Pues ve a éste completamente perdonado, libre de pecado y sin propósito alguno. 3Y al no tener causa ni función ante los ojos de Cristo, simplemente se disuelve en la nada. 4Ahí nació y ahí ha de terminar. 5Y todas las figuras del sueño con el que el mundo comenzó desaparecen con él. 6Los cuerpos no tienen ahora nin­guna utilidad, por lo tanto, desaparecen también, pues el Hijo de Dios es ilimitado.

3. Tú que creías que el juicio Final de Dios condenaría al mundo al infierno junto contigo, acepta esta santa verdad: el juicio de Dios es el regalo de la Corrección que le concedió a todos tus errores. aDicha Corrección te libera de ellos y de todos los efectos que parecían tener. 2Tener miedo de la gracia redentora de Dios es tener miedo de liberarte totalmente del sufrimiento, del retorno a la paz, de la seguridad y la felicidad, así como de tu unión con tu propia Identidad.

4. El Juicio Final de Dios es tan misericordioso como cada uno de los pasos de Su plan para bendecir a Su Hijo y exhortarlo a regre­sar a la paz eterna que comparte con él. 2No tengas miedo del amor, 3pues sólo él puede sanar todo pesar, enjugar todas las lágri­mas, y despertar tiernamente de su sueño de dolor al Hijo que Dios reconoce como Suyo. 4No tengas miedo de eso. 5La salvación te pide que le des la bienvenida. 6Y el mundo espera tu grata aceptación de ella, gracias a lo cual él se liberará.

5. Este es el juicio Final de Dios: "Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre amoroso y por siempre amado, tan ilimitado como tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. 2Despierta, pues, y regresa a Mí. 3Yo soy tu Padre y tú eres Mi Hijo"

 

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 311


Juzgo todas las cosas como quiero que sean.


1. Los juicios se inventaron para usarse como un arma contra la verdad. 2Separan aquello contra lo que se utilizan, y hacen que se vea como si fuese algo aparte y separado. 3Luego hacen de ello lo que tú quieres que sea. 4Juzgan lo que no pueden comprender, ya que no pueden ver la totalidad, y, por lo tanto, juzgan falsamente. 5No nos valgamos de ellos hoy, antes bien, ofrezcámoselos de regalo a Aquel que puede utilizarlos de manera diferente. 6Él nos salvará de la agonía de todos los juicios que hemos emitido con­tra nosotros mismos y re-establecerá nuestra paz mental al ofre­cernos el juicio de Dios con respecto a Su Hijo.

2. Padre, estamos esperando hoy con mentes receptivas a oír Tu juicio con respecto al Hijo que Tú amas. 2No lo conocemos, y así, no lo pode­mos juzgar. 3Por lo tanto, dejamos que Tu Amor decida qué es lo que no puede sino ser aquel a quien Tú creaste como Tu Hijo.





Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

La enseñanza básica del Curso acerca del juicio es que realmente no podemos juzgar. No tenemos el equipamiento. No sabemos lo suficiente, como dice esta lección: nuestros juicios “no pueden ver la totalidad, y, por lo tanto, juzgan falsamente” (1:4). Entonces lo que nuestros juicios hacen es inventar las cosas tal como queremos que sean, en lugar de lo que realmente son. Desgraciadamente, lo hacen basados en “la agonía de todos los juicios que hemos emitido contra nosotros mismos” (1:6). Proyectamos nuestra condena a nosotros mismos sobre el mundo y sobre lo que vemos, como ya dijo la Lección 304: es “mi propio estado de ánimo reflejado afuera”.

En lugar de intentar juzgar algo, lo que se nos pide que tomemos todos los juicios y “ofrezcámoselos de regalo a Aquel que puede utilizarlos de manera diferente” (1:5). Dicho de otra manera, dejamos que el Espíritu Santo juzgue por nosotros. Él siempre juzga de acuerdo a la verdad, a la creación de Dios. “Dejamos que Tu Amor decida qué es lo que no puede sino ser aquel a quien Tú creaste como Tu Hijo” (2:3). Él nos da “el juicio de Dios con respecto a Su Hijo” (1:6).

Otro modo de verlo es que permitimos que el Espíritu Santo nos diga lo que verdaderamente queremos: ver la perfección de la creación de Dios en todos y en todas partes. Y luego, puesto que eso es lo que queremos ver, “juzgamos todas las cosas como queremos que sean”, pero ahora las juzgamos de manera diferente porque queremos algo diferente. En manos del ego, nuestra mente siempre quiere ver defectos porque estamos intentando negar y proyectar lo que pensamos de nuestros propios defectos. En manos del Espíritu Santo, nuestra mente siempre encuentra amor o peticiones de amor.
Padre, hoy quiero ver a Tu Hijo tal como tú lo creaste. Quiero juzgarlo en la verdad. Quiero abandonar mis retorcidos juicios y aceptar tu juicio eterno: “Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre amoroso y por siempre amado, tan ilimitado como tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado” (L.pII.10.5:1).


¿Qué es el Juicio Final? (Parte 1)
L.pII.10.1:1-2

El Segundo Advenimiento de Cristo le confiere al Hijo de Dios este regalo: poder oír a la Voz que habla por Dios proclamar que lo falso es falso y que lo que es verdad jamás ha cambiado. (1:1)

Ésta es una de las magníficas afirmaciones del mensaje final de Un Curso de Milagros: “lo falso es falso y que lo que es verdad jamás ha cambiado”. Puesto en estas palabras engañosamente simples, el mensaje casi parece de Perogrullo o repetitivo, como “lo rojo es rojo”. Por supuesto que “lo falso es falso y que lo que es verdad es verdad”. Eso a la vista está.

Lo que da a la afirmación su profundidad es el hecho de que no lo creemos. Como se nos dice en el Texto:

Este curso es muy simple. Quizá pienses que no necesitas un curso que, en última instancia, enseña que sólo la realidad es verdad. Pero ¿crees realmente esto? Cuando percibas el mundo real, reconocerás que no lo creías. (T.11.VIII.1:1-4)

Todos nuestros problemas pueden resumirse a esto: Nos hemos enseñado a nosotros mismos que lo falso es verdadero, y que lo verdadero es falso. Creemos que el cuerpo, el pecado, la culpa, el miedo, el sufrimiento y la muerte son reales. Y no creemos (o al menos lo dudamos vivamente) que el espíritu, la santidad, la inocencia, el amor y la vida eterna son reales. La percepción del mundo real nos muestra que esta última lista (lo real) es verdaderamente real, y la primera lista (lo falso) es verdaderamente falsa. Y eso es el Juicio Final.

Todo el proceso de aprendizaje por el que aparentemente estamos pasando nos está enseñando esta única lección, una y otra vez, en un ejemplo tras otro. Algo que pensábamos que era real (nuestros propios pecados, o los de nuestros hermanos, o la muerte, o el ataque, o la separación) se nos muestra que es falso, y que el amor que pensábamos que estaba ausente se ve que es lo que está siempre presente. Donde pensábamos ver pecado, ahora vemos inocencia. Donde pensábamos ver a alguien atacándonos, ahora vemos a nuestro salvador (T.22.VI.8:1).

Y cuando decida hacer uso de lo que se le dio, verá entonces que todas las situaciones que antes consideraba como medios para justificar su ira se han convertido en eventos que justifican su amor. Oirá claramente que las llamadas a la guerra que antes oía son realmente llamamientos a la paz. (T.25.III.6:5-6)

Intenta imaginarte cómo sería una situación que justo ahora ves como una justificación para tu ira, verla transformarse en algo que justifica tu amor. Eso es lo que hace el milagro. Eso es lo que realmente significa “lo falso es falso y que lo que es verdad jamás ha cambiado”. El mundo real es una clase de percepción en la que todo lo que ves justifica tu amor, porque no hay nada que no justifique tu amor. Eso es lo que es “real” en el mundo real. Lo que es falso es que la ira esté justificada: “La ira nunca está justificada” (T.30.VI.1:1). Lo que es verdad es que el amor siempre está justificado. Por ejemplo, el Amor de Dios por ti siempre está justificado. El Amor de Dios a tus hermanos siempre está justificado. Y por lo tanto, tu amor a tus hermanos siempre está justificado.

“Y éste es el juicio con el que a la percepción le llega su fin” (1:2). Cuando hayamos alcanzado este juicio final acerca de todo, el propósito de la percepción desaparece. No hay nada más que percibir, porque todo motivo de separación ha desaparecido, y la unidad se puede conocer una vez más y se conoce. Ya no nos percibimos unos a otros (lo que supone separación, sujeto y objeto), en su lugar nos conocemos unos a otros como parte de nosotros mismos, “totalmente dignos de amor y totalmente amorosos” (T.1.III.2:3).






TEXTO

 

III. Más allá de todo símbolo

1. El poder no puede oponerse a nada. 2Pues ello lo debilitaría, y la idea de un poder debilitado es una contradicción intrínseca. 3Una fuerza débil es algo que no tiene sentido, y si el poder se utiliza con el propósito de debilitar, se está utilizando para limi­tar. 4Por lo tanto, no puede sino ser limitado y débil, ya que ése es su propósito. 5Para ser lo que es, el poder no puede tener opues­tos. 6Ninguna debilidad puede adentrarse en él sin convertirlo en algo que no es. 7Debilitar es limitar e imponer un opuesto que contradice al concepto que ataca. 8Y ello añade al concepto algo que es ajeno él, y lo hace ininteligible. 9¿Quién podría entender conceptos tan contradictorios como "un poder-débil" o "un amor­-odioso"?

2. Has decidido  hacer de tu hermano el símbolo de un "amor­-odioso", de un "poder-débil", pero sobre todo, de una "muerte­-viviente". 2Y así, él no significa nada para ti, pues representa algo que no tiene sentido. 3Representa un pensamiento que se com­pone de dos partes, en el que una de ellas anula la .otra. 4Sin embargo, la mitad que fue anulada contradice de inmediato a la otra, de modo que ambas desaparecen. 5Y ahora él no representa nada. 6Los símbolos que no representan otra cosa que ideas ine­xistentes no pueden sino representar la vacuidad y la nada. 7Sin embargo, la vacuidad y la nada no pueden ser una interferencia. 8Lo que puede interferir en la conciencia de la realidad es la creencia de que hay algo en ellas.

3. La imagen de tu hermano que ves no significa nada. 2No hay nada en ella que atacar negar, amar u odiar, dotar de poder o considerar débil. 3La imagen ha sido completamente obliterada porque era el símbolo de una contradicción que anulaba al pen­samiento que representaba. 4Por lo tanto, la imagen no tiene causa en absoluto. 5¿Quién puede percibir efectos sin causa? 6¿Qué puede ser aquello que carece de causa, sino la nada? 7La imagen de tu hermano que tú ves jamás ha estado ahí ni jamás ha existido. 8Deja, pues, que el espacio vacío que ocupa se reconozca como vacante, y que el tiempo que se haya dedicado a verla se perciba como un tiempo desperdiciado en vano, un intervalo de tiempo en blanco.

4. Un espacio vacío que no se percibe ocupado, y un intervalo de tiempo que no se considere usado ni completamente empleado, se convierten en una silenciosa invitación a la verdad para que entre y se sienta como en su casa. 2No se puede hacer ningún preparativo que aumente el verdadero atractivo de esta invita­ción. 3Pues lo que se deja vacante Dios lo llena, y allí donde Él está tiene que morar la verdad. 4La creación es un poder que no se puede debilitar y que no tiene opuestos. 5Para esto no hay símbolos. 6Nada puede apuntar hacia lo que está más allá de la verdad, pues, ¿qué podría representar a lo que es más que todo? 7El verdadero des-hacimiento, no obstante, tiene que ser benévolo. 8Por lo tanto, la primera imagen que reemplaza a la tuya, es otra clase de imagen.

5. De la misma manera en que la nada no puede ser repre­sentada, tampoco existe un símbolo que represente a la totalidad. 2La realidad, en última instancia, sólo se puede conocer libre de cualquier forma, sin imágenes que la representen y sin ser vista. 3El perdón aún no se reconoce como un poder completamente exento de límites. 4Sin embargo, no fija ninguno de los límites que tú has decidido imponer. 5El perdón es el medio que repre­senta a la verdad temporalmente. 6Le permite al Espíritu Santo llevar a cabo un intercambio de imágenes, mientras los recursos de aprendizaje aún tengan sentido y el aprendizaje no haya con­cluido. 7Ningún recurso de aprendizaje es útil una vez que se alcanza el objetivo del aprendizaje, 8pues entonces deja de tener utilidad. 8Pero durante el aprendizaje se utiliza de una manera que ahora temes, pero que llegarás a amar.

6. La imagen de tu hermano que se te ha dado para que ocupe el lugar que tan recientemente dejaste desocupado y vacante no necesitará defensa de ninguna clase. 2Pues le darás una preferen­cia abrumadora. 3No te demorarás ni un instante en decidir que ésa es la única imagen de él que quieres. 4No representa concep­tos contradictorios, 5aunque no es más que la mitad de la ima­gen y está incompleta, en sí misma es homogénea. 6La otra mitad de lo que representa sigue siendo desconocida, pero no se ha anulado. 7Y de este modo, Dios queda en libertad para dar el paso final. 8Para esto no necesitas imágenes ni recursos de enseñanza. 9Y lo que en última instancia habrá de ocupar el lugar de todo recurso de enseñanza, sencillamente será.

7. El perdón se desvanece y los símbolos caen en el olvido, y nada que los ojos jamás hayan visto o los oídos escuchado queda ahí para ser percibido. 2Un Poder completamente ilimitado ha venido, no a destruir, sino a recibir lo Suyo. 3Con respecto a tu función, no hay opciones entre las que elegir en ninguna parte. 4La opción que temes perder, nunca la tuviste. 5Sin embargo, eso es lo único que parece ser un obstáculo para el poder ilimitado y los pensamientos homogéneos, los cuales gozan de plenitud y felicidad y no tienen opuestos. 6No conoces la paz del poder que no se opone a nada. 7Sin embargo, ninguna otra clase de poder puede existir en absoluto. 8Dale la bienvenida al Poder que yace más allá del perdón, del mundo de los símbolos y de las limitacio­nes. 9Él prefiere simplemente ser, y, por lo tanto, simplemente es.

 



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