DESPERTAR AL AMOR

lunes, 18 de diciembre de 2017

18 DICIEMBRE: Los juicios son lo opuesto al amor. De los juicios procede todo el dolor del mundo, y del amor, la paz de Dios.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 352


Los juicios son lo opuesto al amor. De los juicios procede todo el dolor del mundo, y del amor, la paz de Dios.


1. El perdón ve sólo impecabilidad, y no juzga. 2Ésta es la manera de llegar á Ti. 3Los juicios me vendan los ojos y me ciegan. 4El amor, que aquí se refleja en forma de perdón, me recuerda, por otra parte, que Tú me has proporcionado un camino para volver a encontrar Tu paz. 5Soy redimido cuando elijo seguir ese camino. 6Tú no me has dejado desam­parado. 7Dentro de yace Tu recuerdo, así como Uno que me conduce hasta él. 8Padre, hoy quiero oír Tu Voz y encontrar Tu paz. 9Pues quiero amar mi propia Identidad y encontrar en Ella el recuerdo de Ti.




Instrucciones para la práctica

Ver las instrucciones para la práctica en las instrucciones de la Segunda Parte del Libro de Ejercicios, o en la Tarjeta de Práctica de este libro.

Comentario

En la Introducción al Texto, Jesús dice: “Lo opuesto al amor es el miedo, pero aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos” (T.In.1:8). Aquí nos dice que lo opuesto al amor es juicio. Si relajas la mente y dejas que haga asociaciones libres, fácilmente verás que juicio y miedo son lo mismo. Si juzgo algo como malo, peligroso o diabólico, tendré miedo de ello. Si temo algo, lo juzgaré como malo. En “Las Dos Emociones” (T.13.V), está claro que tanto el amor como el miedo son “una manera diferente de ver las cosas” y que “de sus correspondientes perspectivas emanan dos mundos distintos” (T.13.V.10:3). El mismo pensamiento se expresa aquí acerca del juicio y del amor. Y en las secciones del Capítulo 13 está muy claro al renunciar al pasado, se nos pide que renunciemos a los juicios. Los mismos pensamientos se encuentran en ese capítulo y en esta lección.

Pienso que en esta lección, el Espíritu Santo está viendo dos actitudes o dos actividades en lugar de dos emociones. Lo importante es la actitud que tengo hacia otros, y como me extiendo a mí mismo a ellos. ¿Amo o juzgo? En lugar de cómo me afecta la otra persona, que es en lo que se centra la Sección “Las Dos Emociones”, aquí lo importante es qué efecto tengo yo en la otra persona. La diferencia está en la dirección del flujo de energía, aquí se considera que la dirección es de mí hacia la otra persona.

De los juicios procede todo el dolor del mundo (Título de la lección, segunda frase), no es de extrañar que el Curso nos pida que abandonemos los juicios. Amar es no juzgar, juzgar es no amar. El amor nos trae paz (Título de la lección, final de la segunda frase), juzgar sólo nos trae dolor. ¿Cómo se encuentra la paz? Dando amor.

El perdón ve sólo impecabilidad, y no juzga. Ésta es la manera de llegar á Ti. (1:1-2)

Perdonar significa no juzgar, ¿cómo puedes juzgar y perdonar al mismo tiempo? El perdón sólo ve inocencia, porque la inocencia es lo que somos (ver L.pII.14.1:6). Y por medio del perdón nos acercamos a Dios.

Los juicios me vendan los ojos y me ciegan. El amor, que aquí se refleja en forma de perdón, me recuerda, por otra parte, que Tú me has proporcionado un camino para volver a encontrar Tu paz. (1:3-4)

El Curso expone repetidas veces lo que se dice aquí con la frase: “El amor, que aquí se refleja en forma de perdón”. El amor puro es imposible en este mundo. “No hay amor en este mundo que esté exento de esta ambivalencia” (T.4.III.4:6). En este mundo lo que más se acerca al amor es el perdón. Por eso la diferencia aquí está verdaderamente entre el juicio y el perdón. Al elegir perdonar a mis hermanos en lugar de juzgarlos, encuentro mi propia paz de nuevo, la paz de Dios.

No es que perdamos la paz mediante el juicio, sino que el juicio nos ciega a la verdad. El Amor, que es perfecto únicamente en el Cielo, aquí se refleja perfectamente a través del perdón. Hay un modo de escaparnos de la ceguera, y es el perdón. El perdón afirma la irrealidad de nuestra percepción (interpretación) de pecado en todos y cada uno.

Soy redimido cuando elijo seguir ese camino. Tú no me has dejado desamparado. Dentro de mí yace Tu recuerdo, así como Uno que me conduce hasta él. (1:5-7)

Estábamos perdidos, “vendidos” como esclavos por nuestra propia mano. Pero Dios no nos abandonó. Él nos dio dos cosas. Es interesante darse cuenta de la distinción aquí. Él nos dio (1) el recuerdo de Dios en nuestra mente, y (2) el Espíritu Santo que nos lleva a descubrir ese recuerdo. He oído a muchas personas decir que el Espíritu Santo es el recuerdo de Dios dentro de nosotros, no es así como aparece aquí. El recuerdo de Dios es algo que es verdaderamente mío, parte de mí, mi propia mente recta recuerda a Dios. El Espíritu Santo es el Guía que me lleva a descubrir de nuevo el tesoro escondido dentro de mi Ser.

Padre, hoy quiero oír Tu Voz y encontrar Tu paz. Pues quiero amar mi propia Identidad y encontrar en Ella el recuerdo de Ti. (1:8-9)

El recuerdo de Dios está en mi propia Identidad. Al recordar mi Ser, recuerdo a Dios. Que Su Voz me lleve a ese recuerdo, mientras me siento en silencio con Él hoy. Tengo una ayuda muy poderosa. Y donde esa ayuda me lleva es al punto de amar mi propia Identidad. No puedo amar lo que soy si no amo (si no perdono) a todo el mundo. Eso es así porque Lo Que soy es lo mismo que Lo Que todos son, todos somos el Hijo de Dios, el Cristo. Si juzgo a otros, me estoy juzgando a mí mismo, porque soy lo mismo que ellos.


¿Qué soy? (Parte 2)

L.pII.14.1:4-6

Soy el santo hogar de Dios Mismo. (1:4)

¡Caray! Dicho así, eso me impacta más que decir: “Dios está en mí”. Soy el hogar de Dios. Hogar no es sólo un lugar donde Dios está a veces, es donde Él mora, donde Él elige estar, donde Él se siente a gusto, por así decir. En el Salmo 132:14, se dice que Dios dijo de Sión, o Jerusalén: “Aquí está mi reposo para siempre, aquí moraré pues lo he querido”. Ahora, nosotros somos Su hogar. Ahora, Él te habla a ti, y a mí, diciendo que somos Su descanso para siempre, que morará en nosotros pues así lo ha querido. Ésa fue Su intención para siempre cuando nos creó.

Soy el Cielo donde Su Amor reside. (1:5)

Puede que ingenuamente hayamos creído que Dios vive en el Cielo y no en nosotros. Aquí vemos que sí, Dios mora o reside en el Cielo, pero nosotros somos el Cielo. ¡Eso es alucinante! Te apuesto a que la mayor parte de tu vida has pensado que si fueras lo bastante bueno, o lo bastante santo, o si tuvieras suficiente fe, lograrías ir al Cielo. Lo siento, no irás. No puedes ir al Cielo porque tú eres el Cielo, donde el Amor de Dios reside.

Soy Su santa Impecabilidad Misma, pues en mi pureza reside la Suya Propia. (1:6)

¿Te has dado cuenta de que estas tres frases utilizan palabras acerca del lugar de residencia de Dios? “… el santo hogar… donde Su Amor reside… en mi pureza reside la Suya Propia”. ¡Dios no está simplemente de paso! No está de visita. Él vive aquí, en mí, en ti; éste es Su hogar. Él mora (permanece, se queda) aquí, en nosotros.

Tengo que confesar que todavía no puedo hacerme a la idea de que soy Su santa Impecabilidad Misma. “Impecabilidad” parece una idea bastante abstracta, me cuesta un poco entender cómo puedo ser la impecabilidad. La segunda parte de la frase me ayuda un poco: “… pues en mi pureza reside la Suya Propia”.

Puedo casi entenderlo mediante una semejanza. Un padre que dedica su tiempo y su energía a criar a su hijo, enseñándole todo lo que sabe, encuentra su propia felicidad y éxito en la felicidad y el éxito de ese hijo. “La felicidad de mi hijo es la mía propia. El éxito de mi hijo es el mío propio”. Pienso que se parece a eso. Dios se extendió a Sí Mismo como nosotros. Lo que somos es Su extensión. Nuestra pureza es la Suya, si nosotros no somos inocentes, tampoco lo es Él. Somos lo que Él es, extendido hacia fuera. Si no soy puro, Él no lo es, pues nuestra naturaleza es la Suya. Si somos lo que Él es, entonces es también verdad a la inversa: Él es lo que nosotros somos. Por lo tanto, “Soy Su santa Impecabilidad Misma”.




TEXTO

 

VII. La nueva interpretación

 

1. ¿Cómo iba a haber dejado Dios que el significado del mundo estuviese sujeto a tu interpretación? 2Si hubiese hecho eso, el mundo no tendría significado. 3Pues es imposible que el signifi­cado de algo cambie constantemente y que, aun así, sea verdad. 4El Espíritu Santo ve en el mundo un solo propósito, el cual es eternamente inmutable. 5Ninguna situación puede alterar este objetivo, sino que tiene que estar de acuerdo con él. 6Pues sólo si el objetivo del mundo pudiese cambiar con cada situación, podría cada una de ellas estar sujeta a diferentes interpretaciones cada vez que se pensase en ellas. Tú añades nuevos elementos al guión que escribes para cada minuto del día, y así, todo lo que sucede ahora tiene otro significado. 8Elimina algún elemento, y el significado cambiará consecuentemente.

2. ¿Qué reflejan tus guiones, sino tus planes acerca de cómo debe­ría transcurrir el día? 2Y así, determinas lo que es un desastre o un triunfo, un avance o un retroceso, una ganancia o una pér­dida. 3Estos juicios se hacen en conformidad con los papeles que el guión asigna. 4El hecho de que de por sí no signifiquen nada queda demostrado por la facilidad con que estas designaciones cambian a la luz de otros juicios que se hacen acerca de diferentes aspectos de la experiencia. 5luego, visto en retrospectiva, crees ver otro significado en conexión con lo que ocurrió previamente. 6¿Qué has hecho realmente, sino demostrar que nada de ello tenía significado alguno? 7Mas tú le atribuías significado a la luz de objetivos cambiantes, que alteraban el significado a medida que dichos objetivos cambiaban.

3. Solamente un propósito firme puede otorgarle a cualquier acontecimiento un significado estable. 2Pero tiene que otorgarles a todos ellos el mismo significado. 3Si a cada acontecimiento se le otorga un significado diferente, ello quiere decir que cada uno de ellos tiene un propósito diferente. 4Y ése sería todo el significado que tendrían. 5¿Qué clase de significado sería ése? 6¿Cómo puede ser que el significado de "significado" sea confusión? 7La percep­ción no puede estar fluctuando constantemente y al mismo tiempo tener un significado estable en alguna parte. 8El miedo es un juicio que nunca está justificado. 9Su presencia no. significa nada, excepto que sirve para mostrarte que escribiste un guión tenebroso y que, como resultado de ello, tienes miedo. 10Pero no porque la cosa que temes tenga de por sí un significado temible.

4. Abrigar un propósito común es el único medio por el que la percepción puede estabilizarse, y por el que se le puede dar una sola interpretación al mundo y a todas las experiencias que se tienen en él. 2En ese propósito común, todo el mundo y todas las cosas que ves comparten el mismo juicio. 3Ahora no tienes por qué juzgar, pues has aprendido que a todo se le ha dado el mismo significado, y te alegras de poder verlo por todas partes. 4Dicho significado no puede cambiar porque tu deseo es percibirlo en todas partes, inalterado por las circunstancias. 5Por lo tanto, se lo otorgas a todos los acontecimientos y dejas que ellos te ofrez­can estabilidad a ti.

5. Librarte de juzgar radica simplemente en esto: todas las cosas tienen el mismo propósito, el cual tú compartes con todo el mun­do. 2Y no hay nada en el mundo que pueda oponerse a ese propó­sito, pues es el propósito de todas las cosas y también el tuyo. 3Tener un mismo propósito pone fin a todas las ideas de sacrificio, las cuales no pueden sino atribuir un propósito para el que gana y otro para el que pierde. 4Sin esta idea no podría haber pensamien­tos de sacrificio. 5es esta idea de que puede haber diferentes objetivos lo que hace que la percepción oscile y el significado cam­bie. 6Con un objetivo unificado esto se vuelve imposible, pues tu conformidad hace que la interpretación sea estable y duradera.

6. ¿Cómo se iba a poder entablar la comunicación mientras los símbolos que se usan tengan diferentes significados? 2El objetivo del Espíritu Santo ofrece una sola interpretación, la cual tiene sig­nificado para ti y para tu hermano. 3Y así, te puedes comunicar con él y él contigo. 4Cuando se usan símbolos que ambos podéis comprender se deja de sacrificar el significado. 5Todo sacrificio supone la pérdida de tu capacidad de ver la conexión que hay entre todos los acontecimientos. 6Pues si se observan por separado no tienen ningún significado, 7ya que les falta la luz bajo la cual se pueden ver y comprender. 8Y así, carecen de propósito 9y no se puede entender cuál es su finalidad. 10Ningún pensamiento de pérdida significa nada, 11pues nadie está de acuerdo contigo con respecto a su significado. 12Es parte de un guión disparatado, que no puede ser interpretado de manera que tenga sentido. 13Siempre será ininteligible. 14Esto no es comunicación. 15Tus sombríos sue­ños no son más que los absurdos guiones que escribes por tu cuenta mientras duermes. 16No trates de encontrar significado en sueños de separación. 17Sólo los sueños de perdón se pueden com­partir, 18pues significan lo mismo para ti que para tu hermano.

7. No hagas interpretaciones desde una perspectiva de soledad, pues lo que veas no tendrá ningún significado, y lo que representa cambiará. 2tú creerás que el mundo es un lugar incierto, por el que caminas en peligro, lleno de incertidumbre. 3Son únicamente tus interpretaciones las que carecen de estabilidad, pues no están en armonía con lo que realmente eres. 4Es éste un estado tan peli­groso en apariencia, que es imposible que no surja el temor. 5Hermano mío, no sigas por ese camino. 6Tenemos un solo Intérprete. 7Y a través del uso que Él hace de los símbolos nos unimos, y así, todos ellos tienen el mismo significado para todos nosotros. 8Nuestro idioma común nos permite hablar con todos nuestros hermanos, y entender con ellos que el perdón se nos ha otorgado a todos, y que, por lo tanto, podemos comunicarnos nuevamente.

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