DESPERTAR AL AMOR

miércoles, 17 de enero de 2018

17 ENERO: No veo cosas neutras.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS


LECCIÓN 17

No veo cosas neutras.

1. Esta idea es otro paso en el proceso de identificar causa y efecto tal como realmente operan en el mundo. 2No ves cosas neutras porque no tienes pensamientos neutros. 3El pensamiento siempre tiene lugar primero, a pesar de la tentación de creer que es al contrario. 4El mundo no piensa de esa manera, pero tú tienes que aprender que así es como piensas tú. 5De lo contrario, la percep­ción carecería de causa, y sería ella misma la causa de la realidad. 6En vista de su naturaleza altamente variable, eso es de todo punto imposible.

2. Al aplicar la idea de hoy mantén los ojos abiertos mientras te dices a ti mismo:

2No veo cosas neutras porque no tengo pensamientos neutros.

3Luego mira a tu alrededor, dejando que tu mirada se pose sobre cada cosa que notes el tiempo suficiente para poder decir:

4No veo un/una _____ neutro/a porque mis pensamientos acerca de _____ no son neutros.

5Podrías decir, por ejemplo:

6No veo una pared neutra porque mis pensamientos acerca de las paredes no son neutros.
7No veo un cuerpo neutro porque mis pensamientos acerca de los cuerpos no son neutros.

3. Como de costumbre, es esencial no hacer distinciones entre lo que crees que es animado o inanimado, agradable o desagradable. 2Independientemente de lo que puedas creer, no ves nada que esté realmente vivo o que sea realmente gozoso. 3Eso se debe a que todavía no eres consciente de ningún pensamiento realmente ver­dadero, y, por lo tanto, realmente feliz.

4. Se recomiendan tres o cuatro sesiones de práctica concretas, e incluso si experimentas resistencia, son necesarias cuando menos tres para obtener el máximo beneficio. 2En tal caso, no obstante, puedes acortar la duración de la sesión a menos del minuto que de otra forma se recomienda.



Instrucciones para la práctica

Propósito: Continuar enseñándote la verdadera “relación causa y efecto” (resultado) entre lo que piensas y lo que ves. Piensas que los acontecimientos externos causan que veas ciertas cosas, pero de hecho son tus pensamientos los que causan lo que ves (tus percepciones).

Práctica: 3 o 4 veces (3 son necesarias), durante un minuto (menos si hay resistencia).

  • Con los ojos abiertos, di: “No veo cosas neutras porque no tengo pensamientos neutros”. 
  • Luego mira a tu alrededor, dejando tu mirada sobre cada cosa que veas el tiempo necesario para decir: “No veo un (nombre del objeto), porque mis pensamientos acerca de (ese objeto) no son neutros”.

Observaciones: Como siempre, es muy importante que trates a cualquier cosa que veas como igual al resto. La alfombra es neutra en sí misma, pero no la ves así porque tu percepción de ella surge de pensamientos que no son neutrales. Incluso si la alfombra es blanca y negra, por así decirlo, tus pensamientos le dan color (“tu” significado).

Comentario

Según el Curso, el modo en que causa y efecto funcionan es que nuestros pensamientos son la causa y el mundo es el resultado (efecto). Tendemos a pensar que los sucesos o acciones del mundo causan el que pensemos de ciertas maneras, el Curso dice que es justo lo contrario: “El pensamiento siempre tiene lugar primero, a pesar de la tentación de creer que es al contrario” (1:3). No tenemos pensamientos neutros y, por lo tanto, no vemos cosas neutras.

¿Qué solemos hacer cuando tenemos determinados pensamientos? Nos preguntamos: ¿Cuál es la causa de que me sienta así? ¿Cuál es la causa de que me sienta deprimido, furioso, o harto? Pero es el pensamiento el que viene primero. No es nada de fuera de nuestra mente lo que ha causado que me sienta de una manera determinada. Más bien, lo que piensas es lo que ha causado el mundo que ves.

La lección es rotunda en sus afirmaciones a veces:

Independientemente de lo que puedas creer, no ves nada que esté realmente vivo o que sea realmente gozoso. Eso se debe a que todavía no eres consciente de ningún pensamiento realmente verdadero y, por lo tanto, realmente feliz. (3:2-3)

Ahora hace 10 años que llevo estudiando el Curso y todavía me cuesta aceptar la idea de que en realidad no veo nada con vida. Ya sé que el Curso afirma que el cuerpo (que es lo que veo con mis ojos) no muere porque nunca ha existido, y así sé que el Curso define “con vida” de modo completamente distinto a como lo consideramos nosotros. Está a la vista que “con vida” significa algo no físico, porque habla del cuerpo como que no tiene vida en absoluto. Pero tengo que confesar que todavía necesito practicar con esta lección porque todavía mi tendencia es a considerar los cuerpos como con vida. Tengo que esforzarme por recordar lo contrario.

Recuerdo una conversación con mi amiga Lynne, hace algo más de un año, antes de que su cuerpo muriese. Ella era estudiante del Curso. Su cuerpo se había deteriorado rápidamente durante el año anterior, y después de varias operaciones era sólo un caparazón de lo que había sido. Le dije: “Supongo que tienes una mayor comprensión de lo que el Curso quiere decir con: NO SOY UN CUERPO”. “¡Más me vale no serlo!, exclamó riendo.

Estas dos ideas (que mis ojos sólo ven lo que carece de vida y que todo lo que mi mente está lleno de contenido “no neutro”) pueden ser desconcertantes. Aún así, tienen su lado positivo. La lección es la misma para todos nosotros aunque para algunos, como mi amiga Lynne, parece acelerarse el aprendizaje. No obstante, nuestros cuerpos se marchitarán y deteriorarán como lo hizo el suyo, sólo que un poco más despacio. Es un alivio bien recibido comprender que el único significado del cuerpo es el que nuestra mente le ha dado. El espíritu y la mente están vivos y son reales, ellos son la causa; y el cuerpo y su mundo son únicamente los efectos de pensamientos.




TEXTO

VI. Miedo y conflicto 

 

1. Tener miedo parece ser algo involuntario y no estar bajo tu con­trol. 2Mas he dicho ya que sólo los actos constructivos deben ser involuntarios. 3Mi control puede hacerse cargo de todo lo que no es importante, mientras que, si así lo decides, mi asesoramiento puede dirigir todo lo que sí lo es. 4Yo no puedo controlar el miedo, pero éste puede ser auto-controlado. 5Tu miedo me impide darte mi control. 6La presencia del miedo indica que has elevado pensa­mientos corporales al nivel de la mente. 7Eso los pone fuera de mi control y te hace sentir personalmente responsable de ellos, 8Lo cual es una obvia confusión de niveles.

2. Yo no fomento la confusión de niveles; tú debes, no obstante, elegir corregirla. 2Tú no justificarías un comportamiento demente por tu parte diciendo que no pudiste evitarlo. 3¿Por qué, entonces, condonas pensamientos dementes? 4Hay una confusión en esto que te convendría examinar detenidamente. 5Tal vez creas que eres responsable de lo que haces, pero no de lo que piensas. 6La verdad es que eres responsable de lo que piensas porque es sola­mente en ese nivel donde puedes ejercer tu poder de decisión. 7Tus acciones son el resultado de tus pensamientos. 8No puedes separarte de la verdad "otorgándole" autonomía al comporta­miento. 9Éste lo controlo yo automáticamente tan pronto como pongas tu pensamiento bajo mi dirección. 10Siempre que tienes miedo es señal inequívoca de que le has permitido a tu mente crear falsamente y de que no me has permitido guiarla.

3. De nada sirve pensar que controlando los resultados de cual­quier pensamiento falso se pueda producir una curación. 2Cada vez que tienes miedo es porque has tomado una decisión equivo­cada. 3Esa es la razón por la que te sientes responsable de ello. 4Tienes que cambiar de mentalidad, no de comportamiento, y eso es cuestión de que estés dispuesto a hacerlo. 5No necesitas orien­tación alguna excepto a nivel mental. 6La corrección debe llevarse a cabo únicamente en el nivel en que es posible el cambio. 7El cambio no tiene ningún sentido en el nivel de los síntomas donde no puede producir resultados.

4. Deshacer el miedo es tu responsabilidad. 2Cuando pides que se te libere del miedo, estás implicando que no lo es. 3En lugar de ello, deberías pedir ayuda para cambiar las condiciones que lo suscitaron. 4Esas condiciones siempre entrañan el estar dispuesto a permanecer separado. 5A ese nivel tú puedes evitarlo. 6Eres demasiado tolerante con las divagaciones de tu mente, y condo­nas pasivamente sus creaciones falsas. 7El resultado particular no importa; lo que importa es el error fundamental. 8La corrección es siempre la misma. 9Antes de decidir hacer algo, pregúntame si tu elección está de acuerdo con la mía. 10Si estás seguro de que lo está, no tendrás miedo.

5. El miedo es siempre un signo de tensión que surge cuando hay conflicto entre lo que deseas y lo que haces. 2Esta situación se presenta de dos maneras: Primera, puedes elegir hacer cosas con­flictivas, ya sea simultánea o sucesivamente. 3Esto da lugar a un comportamiento conflictivo, lo cual te resulta intolerable porque la parte de la mente que quiere hacer otra cosa se enfurece. 4Segunda, puedes comportarte de acuerdo a como crees que debes, mas sin querer hacerlo realmente. 5Esto da lugar a un com­portamiento congruente, pero conlleva gran tensión. 6En ambos casos, la mente y el comportamiento están en desacuerdo, lo cual da lugar a una situación en la que estás haciendo algo que real­mente no quieres hacer. 7Esto suscita una sensación de coerción que normalmente produce furia, y es muy probable que también dé lugar a proyecciones. 8Siempre que tienes miedo, es porque aún estas indeciso. 9Tu mente se encuentra, por lo tanto, dividida y tu comportamiento inevitablemente se vuelve errático. 10La corrección a nivel de comportamiento puede cambiar el error del primer tipo al segundo, mas no elimina el miedo.

6. Es posible alcanzar un estado en el que dejas que yo guíe tu mente sin ningún esfuerzo consciente por tu parte, más ello requiere un grado de buena voluntad que tú aún no posees. 2El Espíritu Santo no puede pedirte que hagas más de lo que estás dispuesto a hacer. 3La fuerza para hacer lo que Él te pide procede de una firme resolución por tu parte. 4Hacer la Voluntad de Dios no produce ninguna tensión una vez que reconoces que Su Volun­tad es también la tuya. 5La lección en este caso es muy sencilla, aunque muy fácil de pasar por alto. 6Voy, por lo tanto, a repetirla, y te exhorto a que escuches atentamente. 7Sólo tu mente puede producir miedo. 8Hace eso cada vez que está en conflicto con res­pecto a lo que quiere, lo cual inevitablemente produce tensión, ya que existen discrepancias entre lo que quiere y lo que hace al res­pecto. 9Eso sólo puede corregirse aceptando un objetivo unificado. 

7. El primer paso correctivo para deshacer el error es darse cuen­ta, antes que nada, de que todo conflicto es siempre una expresión de miedo. 2Dite a ti mismo que de alguna manera tienes que haber decidido no amar, ya que de otro modo el miedo no habría podido hacer presa en ti. 3A partir de ahí, todo el proceso correc­tivo se reduce a una serie de pasos pragmáticos dentro del pro­ceso más amplio de aceptar que la Expiación es el remedio. 4Estos pasos pueden resumirse de la siguiente forma:

5Reconoce en primer lugar que lo que estás experimentando es miedo.
6El miedo procede de una falta de amor.
7El único remedio para la falta de amor es el amor perfecto.
8El amor perfecto es la Expiación.

8. He subrayado que el milagro -la expresión de la Expiación- ­es siempre un gesto de respeto del que es digno para con otro que también es digno. 2El reconocimiento de esa dignidad lo re­establece la Expiación. 3Resulta obvio, por lo tanto, que cuando tienes miedo, te has colocado a ti mismo en una posición en la que necesitas la Expiación. 4Has actuado sin amor, al haber elegido sin amor. 5Ésta es precisamente la situación para la que se insti­tuyó la Expiación. 6La necesidad del remedio inspiró su estableci­miento. 7Mientras te limites a reconocer únicamente la necesidad del remedio, seguirás teniendo miedo. 8Sin embargo, tan pronto como aceptes el remedio, habrás des-hecho el miedo. 9Así es como tiene lugar la verdadera curación.


9. Todo el mundo experimenta miedo. 2Sin embargo, no se reque­riría más que una pequeña dosis de recto pensar para que uno pudiese darse cuenta de por qué se produce. 3Son muy pocos los que aprecian el verdadero poder de la mente, y nadie permanece totalmente consciente de él todo el tiempo. 4No obstante, si espe­ras librarte del miedo hay algunas cosas que debes comprender, y comprender plenamente. 5La mente es muy poderosa y jamás pierde su fuerza creativa. 6Nunca duerme. 7Está creando conti­nuamente. 8Es difícil reconocer la oleada de poder que resulta de la combinación de pensamiento y creencia, la cual puede literalmente mover montañas. 9A primera vista parece arrogante creer que posees tal poder, mas no es ésa la verdadera razón de que no lo creas. 10Prefieres creer que tus pensamientos no pueden ejercer ninguna influencia real porque de hecho tienes miedo de ellos. 11Eso puede mitigar la conciencia de culpabilidad, pero a costa de percibir a la mente como impotente. 12Si crees que lo que piensas no tiene ningún efecto, puede que dejes de tenerle miedo, pero es bastante improbable que le tengas respeto. 13No hay pensamien­tos fútiles. 14Todo pensamiento produce forma en algún nivel.


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