DESPERTAR AL AMOR

lunes, 22 de enero de 2018

22 ENERO: Lo que veo es una forma de venganza.

AUDIOLIBRO



EJERCICIOS

LECCIÓN 22

Lo que veo es una forma de venganza.

1. La idea de hoy describe con gran precisión la manera en que todo aquel que alberga en su mente pensamientos de ataque no puede sino ver el mundo. 2Habiendo proyectado su ira sobre el mundo, lo que ve es la venganza a punto de devolverle el golpe. 3De esta manera, percibe su propio ataque como un acto en defensa propia. 4Esto se convierte progresivamente en un círculo vicioso hasta que esté dispuesto a cambiar la manera como ve las cosas. 5De lo contrario, los pensamientos de ataque y contraata­que le consumirán y poblarán todo su mundo. 6¿De qué paz men­tal podría gozar en tales condiciones?

2. De esta fantasía salvaje es de lo que te quieres escapar. 2¿No es maravilloso recibir las buenas nuevas de que no es real? 3¿No te alegra sobremanera descubrir que te puedes escapar de ella? 4Tú has fabricado lo que deseas destruir; lo que odias y lo que quieres atacar y matar. 5Nada de lo que temes existe.

3. Mira hoy al mundo que te rodea por lo menos cinco veces, durante no menos de un minuto cada vez. 2A medida que tus ojos pasen lentamente de un objeto a otro, de un cuerpo a otro, di para tus adentros:

3Veo únicamente lo perecedero
4No veo nada que vaya a perdurar
5Lo que veo no es real
6Lo que veo es una forma de venganza


7Al final de cada sesión pregúntate:

8¿Es este el mundo que realmente quiero ver?

9La respuesta será obvia





Instrucciones para la práctica

Ejercicio: 5 veces (por lo menos), de un minuto (por lo menos). 
  • Mira a tu alrededor. A medida que tus ojos pasen lentamente de un objeto a otro di: “Veo únicamente lo perecedero. No veo nada que vaya a perdurar. Lo que veo no es real. Lo que veo es una forma de venganza”. 
  • Termina preguntándote a ti mismo: “¿Es éste el mundo que realmente quiero ver?”.


Observaciones: Las cuatro líneas que se nos pide que repitamos no parecen seguirse unas a otras con lógica, aunque parezca que eso es lo que pretenden. Basado en el párrafo 2, diría que se siguen unas a otras sólo que en orden inverso; significando que la conclusión viene primero y la base del argumente viene al final. Toda la lógica descansa en la idea (mencionada en el párrafo 1) de que vemos el mundo a través de ojos airados. Como resultado de ello, estamos convencidos de que el mundo debe querer vengarse de nosotros por las miradas asesinas que salieron de nuestros ojos. Este (inconsciente) convencimiento por nuestra parte nos hace vernos a nosotros mismos rodeados de un mundo sediento de vengarse contra nosotros. (Eso explica la cuarta línea.) Por lo tanto, el mundo vengativo que vemos es nuestra propia proyección. Existe sólo en nuestra imaginación. No es un mundo real. (Eso explica la tercera línea.) Y, puesto que no es real, no tiene las cualidades de la realidad, en este caso: la permanencia. (Eso explica la primera y la segunda líneas.) Para hacer esto más claro, voy a colocar las líneas originales y ni explicación una al lado de la otra:

Líneas originales                                                                            Explicación

Veo únicamente lo perecedero.                          Veo un mundo que no tiene permanencia.
No veo nada que vaya a perdurar.

Lo que veo no es real.                                        No tiene permanencia porque la                                                                                                permanencia es una cualidad de la realidad,                                                                             y el mundo que veo no es real.
                                                                            Es sólo un cuadro en mi imaginación.

Lo que veo es una forma de venganza.             Este cuadro está pintado con 
                                                                           mis pensamientos de ataque, que hacen que                                                                            me imagine un mundo preparado 
                                                                           para vengarse por mi ataque a él.


Comentario

Ésta es una lección que no entendí las primeras veces que hice el Libro de Ejercicios. Y no estoy seguro de entenderla completamente ahora, pero tiene cierto sentido para mí, y hasta donde yo la entienda me gustaría compartir ese sentido contigo. Pero date cuenta de una cosa al leer la lección. Con lo que de verdad se te pide que practiques no es sólo con el pensamiento en el título de la lección, sino bastante más; terminando con la pregunta: “¿Es este el mundo que realmente quiero ver?” (3:8). Así que entender el pensamiento del título no es realmente el propósito de esta lección, más bien el propósito es ayudarnos a darnos cuenta de que no queremos realmente lo que estamos viendo.

Sin embargo, lo estamos viendo porque en alguna parte de nuestra mente, una parte que hemos escondido de la consciencia, queremos verlo. Siempre vemos lo que queremos ver. Estamos viendo lo que vemos porque queremos verlo.

Ves lo que crees que está ahí, y crees que está ahí porque quieres que lo esté. La percepción no está regida por otra ley que ésa. (T.25.III.1:3-4)

Si estamos viendo lo que vemos porque queremos verlo, entonces si esta lección puede ayudarnos a aprender que realmente no lo queremos (que lo que de verdad queremos es otra cosa), nos ayudará a cambiar lo que vemos. Al cambiar nuestro deseo, lo que vemos cambia con ello.

Si albergamos pensamientos de ataque en nuestra mente, tenemos que ver un mundo perverso, un lugar peligroso. Es un mundo de sufrimiento, y “el dolor no es sino un testigo de los errores del Hijo con respecto a lo que él cree ser. Es un sueño de una encarnizada represalia por un crimen que no pudo haberse cometido” (L.190.2:3-4).Tal como dije ayer, estamos enfadados con nosotros mismos por lo que pensamos que hemos hecho, y como resultado estamos teniendo sueños de “venganza encarnizada” por nuestros crímenes. Como egos, estamos también furiosos con la realidad por no ser lo que queremos que sea, por no apoyar nuestro deseo de separación y de ser especiales. No podemos enfrentarnos a la furia contra nosotros mismos, y no podemos apoyar la culpa de nuestra furia demente contra la realidad, así que la proyectamos. “Habiendo proyectado su furia sobre el mundo, lo que ve es la venganza a punto de devolverle el golpe” (1:2).

La ira y el ataque que vemos en el mundo es sólo el reflejo de la intensidad de nuestra rabia interna, no podemos ver la rabia en nosotros precisamente porque la hemos negado y proyectado fuera. De esta manera, el mundo que veo me muestra lo que estoy pensando. “Lo que veo es una forma de venganza”porque la venganza es lo que llena mi mente, aunque yo no sea consciente de ella. El hecho de que vea venganza en el mundo es la prueba de que está en mi mente, porque ésa es la ley de la percepción.

Y lo atacará, pues lo que contempla es su propio miedo proyectado fuera de sí mismo, listo para atacar, y pidiendo a gritos volver a unirse a él otra vez. No subestimes la intensidad de la furia que puede producir el miedo que ha sido proyectado. Chilla de rabia y da zarpazos en el aire deseando frenéticamente echarle la mano a su hacedor y devorarlo. (L.161.8:2-4)

“De esta fantasía salvaje es de lo que te quieres escapar” (2:1). ¡Qué palabras tan sugerentes las que usa el Curso “fantasía salvaje”, “un sueño de encarnizada venganza”! Si el mundo tiene ese aspecto (y ciertamente lo tiene, al menos muy a menudo), ¿cuál es el estado de nuestra mente que está produciendo eso?

Realmente queremos liberarnos de esa fantasía salvaje. Ése es el propósito de la lección de hoy: ayudarnos a desear cambiar nuestra manera de ver. Nada de lo que estamos viendo existe, y si estamos deseosos de cambiar nuestra manera de ver, ya no lo veremos más.
La definición del Curso de real es eterno, duradero, que no cambia. Lo que no es duradero no es real, por definición. Por tanto, nada de esto es real, por definición. “No veo nada que vaya a perdurar” (3:4). Por lo tanto, no es real, por definición. Si no es real, ¿qué es? “Una forma de venganza” (3:4). Ken Wapnick dijo una vez que el mundo es culpa cristalizada. Esta lección dice que el mundo es pensamientos de culpa cristalizados, venganza solidificada transformada en un mundo de ataque y contraataque.

¿Es éste el mundo que realmente quiero ver?”. La respuesta será obvia. (3:8-9)

Esta lección está actuando en el nivel de la motivación. No nos dice “cómo” ver algo de manera diferente. Sabe que si puede lograr que queramos algo diferente, la batalla está ganada porque lo que queremos, lo vemos. Así que, si esta lección te deja con el pensamiento: “¡Dios! No, no quiero ya más ver el mundo de esta manera, pero ¿qué puedo hacer?”, entonces la lección ha tenido éxito. La pregunta será contestada al avanzar las lecciones.






TEXTO


Capítulo 3



LA PERCEPCIÓN INOCENTE


I. Expiación sin sacrificio 



1. Hay otro punto que debe quedar perfectamente claro antes de que pueda desaparecer cualquier residuo de temor que aún esté asociado con los milagros. 2La crucifixión no estableció la Expia­ción; fue la resurrección la que lo hizo. Son muchos los cristianos sinceros que no han entendido esto correctamente. 4Nadie que esté libre de la creencia en la escasez podría cometer tal equivoca­ción. 5Si se examina la crucifixión desde un punto de vista inver­tido, parece como si Dios hubiese permitido, e incluso fomentado, el que uno de Sus Hijos sufriese por ser bueno. 6Esta desafortu­nada interpretación, que surgió como resultado de la proyección, ha llevado a muchas personas a vivir sumamente atemorizadas de Dios. 7Tales conceptos anti-religiosos se infiltran en muchas reli­giones. 8El auténtico cristiano, sin embargo, debería hacer una pausa y preguntarse: "¿Cómo iba a ser posible esto? 9¿Cómo iba a ser posible que Dios Mismo fuese capaz de albergar el tipo de pensamiento que Sus Propias palabras han señalado claramente que es indigno de Su Hijo?"

2. La mejor defensa, como de costumbre, consiste en no atacar la posición de otro, sino más bien en proteger la verdad. 2No es muestra de gran sensatez aceptar un concepto si para justificarlo tienes que invertir todo un marco de referencia. 3Este procedi­miento es doloroso en sus aplicaciones menores, y verdadera­mente trágico en una escala mayor. 4Con frecuencia la persecución termina siendo un intento de "justificar" la terrible y errónea per­cepción de que Dios Mismo persiguió a Su Propio Hijo en nombre de la salvación. 5Ni siquiera las mismas palabras tienen sentido. 6Superar esto ha sido sumamente difícil, pues si bien este error no es más difícil de corregir que cualquier otro, son muchos los que no han estado dispuestos a abandonarlo en vista de su eminente valor como defensa. 7Un ejemplo menos dramático es el del padre que dice: "Esto me duele a mí más que a ti", y se siente exonerado al darle una paliza a su hijo. 8¿Crees que nuestro Padre piensa realmente así? 9Es tan esencial eliminar cualquier pensamiento de este tipo que debemos asegurarnos de que nada semejante permanezca en tu mente. 10Yo no fui "castigado" porque tú fueses malo. 11La lección completamente benévola que la Expiación enseña se echa a perder si se mancilla con cualquiera de las formas en que esta clase de distorsión se manifiesta.

3. La afirmación: "Mía es la venganza, dice el Señor" es una per­cepción falsa mediante la cual uno le atribuye a Dios su propio pasado "malvado". 2Ese pasado "malvado" no tiene nada que ver con Dios. 3Él no lo creó, ni tampoco lo sustenta. 4Dios no cree en el castigo. 5Su Mente no crea de esa manera. 6Dios no tiene nada contra ti por razón de tus "malas" acciones. 7¿Cómo sería posible entonces que me hubiese acusado a mí por ellas? 8Asegúrate de que reconoces cuán absolutamente imposible es esta suposición, y también de que procede enteramente de la proyección. 9Este tipo de error es responsable de una multitud de errores similares, incluyendo la creencia de que Dios rechazó a Adán y lo expulsó del jardín del Edén. 10Quizá por eso piensas a veces que no te estoy guiando bien. 11He tomado las máximas precauciones para usar palabras que sean casi imposible de distorsionar, pero siem­pre es posible tergiversar los símbolos si así se desea.

4. El sacrificio es una noción que Dios desconoce por completo. 2Procede únicamente del miedo, y los que tienen miedo pueden ser crueles. 3Cualquier forma de sacrificio es una violación de mi exhortación de que debes ser misericordioso al igual como nues­tro Padre en el Cielo lo es. 4A muchos cristianos les ha resultado difícil darse cuenta de que esto les atañe a ellos. 5Los buenos maestros nunca aterrorizan a sus estudiantes. 6Aterrorizar es ata­car, y como resultado de ello se produce un rechazo de lo que el maestro ofrece, 7malográndose así el aprendizaje.

5. Se me ha llamado correctamente "el cordero de Dios que quita los pecados del mundo", mas quienes representan al cordero man­chado de sangre no entienden el significado del símbolo. 2Si se entiende correctamente, es un símbolo muy simple que habla de mi inocencia. 3El león y el cordero tendidos el uno junto al otro simbolizan que la fuerza y la inocencia no están en conflicto, sino que viven naturalmente en paz. 4"Bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios" es otra forma de decir lo mismo. 5Una mente pura conoce la verdad y en eso radica su fuerza. 6No confunde la destrucción con la inocencia porque aso­cia la inocencia con la fuerza y no con la debilidad.

6. La inocencia es incapaz de sacrificar nada porque la mente ino­cente dispone de todo y sólo se esfuerza por proteger su plenitud. 2No puede proyectar. 3Tan sólo puede honrar a otras mentes por­que honrar a otros es el saludo natural de los verdaderamente amados hacia los que son como ellos. 4El cordero "quita los peca­dos del mundo" en el sentido de que el estado de inocencia, o gracia, es uno en que el significado de la Expiación es perfecta­mente obvio. 5La Expiación carece por completo de ambigüedad. 6Es perfectamente inequívoca porque existe en la luz. 7Única­mente los intentos de ocultarla en las tinieblas han hecho que sea inaccesible para aquellos que eligen no ver.

7. La Expiación de por sí sólo irradia verdad. 2Es, por lo tanto, el epítome de la mansedumbre y derrama únicamente bendiciones. 3No podría hacer eso si procediese de cualquier otra fuente que no fuese la perfecta inocencia. 4La inocencia es sabiduría porque no tiene conciencia del mal; y el mal no existe. 5No obstante, es per­fectamente consciente de todo lo que es verdad. 6La resurrección demostró que nada puede destruir a la verdad. 7El bien puede resistir cualquier clase de mal, al igual que la luz disipa cualquier clase de oscuridad. 8La Expiación es, por lo tanto, la lección per­fecta. 9Es la demostración concluyente de que todas las demás lecciones que enseñé son ciertas. 10Si puedes aceptar esta generali­zación ahora, no tendrás necesidad de aprender muchas otras lec­ciones de menor importancia. 11Basta con que creas esto para que te liberes de todos tus errores.

8. La inocencia de Dios es el verdadero estado mental de Su Hijo. 2En ese estado tu mente conoce a Dios, pues Dios no es algo sim­bólico; Dios es un Hecho. 3Cuando conoces a Su Hijo tal como es, te das cuenta de que la Expiación, y no el sacrificio, es la única ofrenda apropiada para el altar de Dios, en el que sólo la perfección tiene cabida. 4El entendimiento de los inocentes es la verdad. 5Por eso es por lo que sus altares son verdaderamente radiantes.

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