DESPERTAR AL AMOR

viernes, 6 de abril de 2018

6 ABRIL: La salvación procede de mi único Ser.


AUDIOLIBRO


EJERCICIOS


LECCION 96

La salvación procede de mi único Ser.


1. Aunque eres un solo Ser, te percibes a ti mismo como si fueses dos: bueno y malo, lleno de amor y lleno de odio, mente y cuerpo. 2Esta sensación de estar dividido en dos estados opuestos da lugar a un constante y agudo conflicto, y conduce a desesperados inten­tos de reconciliar los aspectos contradictorios de esa auto-percep­ción. 3Has buscado muchas de estas soluciones reconciliatorias, pero ninguna de ellas te ha dado resultado. 4Los opuestos que percibes en ti jamás serán compatibles. 5Tan sólo uno de ellos existe.

2. Si has de salvarte, tienes que aceptar el hecho de que, por mucho que lo intentes, la verdad y lo ilusorio no pueden reconci­liarse, independientemente de los medios que utilices o de dónde percibas el problema. 2Hasta que no aceptes esto, irás en pos de un sinnúmero de metas irrealizables, desperdiciarás el tiempo, tus esfuerzos serán en vano, fluctuarás entre la esperanza y la duda, y cada intento será tan fútil como el anterior y tan inútil como sin duda alguna habrá de ser el siguiente.

3. Los problemas que no tienen sentido no se pueden resolver dentro del marco en que se han planteado. 2Dos seres en conflicto supone una condición que no se puede resolver, y no puede haber tampoco un punto de encuentro entre el bien y el mal. 3El ser que tú fabricaste jamás podrá ser tu Ser, ni tampoco puede tu Ser divi­dirse en dos y seguir siendo lo que es y lo que no puede sino ser eternamente. 4Una mente y un cuerpo no pueden ambos coexistir. 5No trates de reconciliarlos, pues cada uno de ellos niega que el otro sea real. 6Si eres lo físico, tu mente desaparece del concepto que tienes de ti mismo, pues no tiene un lugar en el que realmente pueda ser parte de ti. 7Si eres espíritu, el cuerpo es entonces el que no tiene ningún sentido en tu realidad.

4. La mente es el medio del que el espíritu se vale para expresarse a Sí Mismo. 2Y la mente que sirve al espíritu está en paz y llena de gozo. 3Deriva su poder del espíritu y desempeña gustosamente su función aquí. 4La mente puede, por otro lado, verse también a sí misma como divorciada del espíritu y percibirse como dentro de un cuerpo al que confunde consigo misma. 5Sin su función, pues, no tiene paz, y la felicidad se vuelve algo ajeno a su pensamiento.

5. Mas una mente separada del espíritu no puede pensar. 2Ha negado la Fuente de su fortaleza, y se considera a sí misma des­valida, limitada y débil. 3Desasociada ahora de su función, cree estar sola y separada, atacada por ejércitos que se organizan con­tra ella; cree asimismo estar oculta en la frágil estructura del cuerpo. 4Ahora tiene que reconciliar lo que es diferente con lo que es lo mismo, pues para eso es para lo que piensa que es.

6. No pierdas más tiempo en esto. 2¿Quién puede resolver los insensatos conflictos que los sueños presentan? 3¿Qué significado podría tener en verdad su resolución? 4¿Qué objeto tendría? 5¿De qué serviría? 6La salvación no puede hacer que las ilusiones sean reales, ni tampoco resolver un problema que no existe. 7Tal vez albergas la esperanza de que puede. 8Mas ¿querrías que el plan de Dios para la liberación de Su amado Hijo le causase dolor a éste y además no lo liberase?

7. Tu Ser aún conserva Sus pensamientos, los cuales permanecen dentro de tu mente y en la Mente de Dios. 2El Espíritu Santo con­serva la salvación en tu mente y le ofrece el camino de la paz. 3La salvación es un pensamiento que compartes con Dios porque Su Voz lo aceptó por ti y respondió en tu nombre que se había consu­mado. 4De esta manera, la salvación está salvaguardada entre los pensamientos que tu Ser aprecia y abriga por ti con amor.
8. Hoy intentaremos localizar este pensamiento, cuya presencia en tu mente está garantizada por Aquel que te habla desde tu único Ser. 2Nuestras prácticas de cinco minutos cada hora estarán dedicadas a buscar este Ser en tu mente. 3La salvación procede de Él a través de Aquel que es el puente entre tu mente y Él. 4Espera pacientemente y deja que Él te hable acerca de tu Ser y de lo que tu mente puede hacer una vez que haya sido restituida a Éste y se encuentre libre para servir Su Voluntad.

9. Comienza diciendo lo siguiente:

2La salvación procede de mi único Ser.
3Sus pensamientos están a mi disposición.

4Luego busca Sus pensamientos, y reclámalos como tuyos. 5Son tus pensamientos reales, los cuales has negado mientras dejabas que tu mente vagase por un mundo de sueños en busca de ilusio­nes que los sustituyesen. 6He aquí tus pensamientos, los únicos que tienes. 7La salvación se encuentra entre ellos. aHállala allí.

10. Si tienes éxito, los pensamientos que se te ocurran te dirán que te has salvado y que tu mente ha encontrado la función que pro­curó perder. 2Tu Ser le dará la bienvenida y la colmará de paz. 3Una vez que su fortaleza haya sido restaurada, tu mente podrá fluir de nuevo desde su espíritu al espíritu de todas las cosas creadas por el Espíritu a semejanza de Sí Mismo. 4Tu mente ben­decirá todas las cosas. 5Una vez que la confusión haya cesado, quedarás restaurado, pues habrás hallado tu Ser.

11. Tu Ser sabe que hoy no puedes fracasar. 2Tal vez tu mente siga dudándolo por un rato, 3pero no te dejes desanimar por ello. 4Tu Ser conservará para ti la dicha que experimenta, y gozarás de ella con plena conciencia. 5Cada vez que dedicas cinco minutos de cada hora a buscar a Aquel que une a tu mente con tu Ser, le ofreces un tesoro adicional para que lo salvaguarde para ti.

12. Cada vez que le dices hoy a tu agitada mente que tu salvación procede de tu único Ser, añades otro tesoro más a tu creciente almacén. 2Y éste se le da en su totalidad a todo aquel que lo pida y acepte el regalo. 3Piensa, pues, cuánto se te está dando este día para que lo des, de manera que se te pueda dar a ti.




Instrucciones para la práctica

Propósito: Encontrar el pensamiento de la salvación en lo más profundo de nuestra mente, y permitirle devolverle a tu mente su verdadera función de bendecir todas las mentes.

Ejercicios más largos: Cada hora, a la hora en punto, durante cinco minutos (si no puedes hacerlo, al menos haz el alternativo). 

  • Di: “La salvación procede de mi único Ser. Sus pensamientos están a mi disposición”. 
  • El resto parece ser una mezcla de meditación (en la que intentas llegar a tus pensamientos reales, como en la Lección 45) y escuchar al Espíritu Santo (estando atento a Su enseñanza espiritual, como en la Lección 76). Busca muy dentro de tu mente la Presencia del Espíritu Santo. Él está ahí para decirte tus propios pensamientos, los pensamientos de tu verdadero Ser, en especial el pensamiento de la salvación. Si tienes éxito, te vendrán pensamientos que te dirán que te has salvado y que puedes salvar. Estos pensamientos son más que pura información, llenarán tu mente de fortaleza, permitiéndote bendecir a todas las mentes. Recuerda el entrenamiento que has recibido tanto en meditación como en escuchar al Espíritu Santo: Mantén tu mente en un estado de atención silenciosa, escucha con confianza, y retira a tu mente de toda distracción cuando sea necesario.

Recordatorios frecuentes: Tan a menudo como puedas.
Repite la idea. Mientras lo haces, imagina que estás depositando otro tesoro en tu almacén de tesoros, un tesoro que puedes reclamar en cualquier momento que quieras. Si lo deseas, repite la idea de este modo ahora.

Apoyo a la práctica: Puede que hoy no te sientas seguro de haber tenido éxito, pero tu Ser sabe que no puedes fracasar. Tu práctica Le llena de gozo a Él, y guardará este gozo para ti, guardándolo en tu almacén de tesoros hasta que estés listo para recibirlo y experimentarlo.

Comentario

“Aunque eres un solo Ser, te percibes a ti mismo como si fueses dos” (1:1). Sentirnos divididos es una experiencia universal. Incluso la misma práctica de estas lecciones nos lo hace ver claro: por una parte, queremos hacer la práctica porque queremos ir a Dios, queremos la iluminación; por otra parte, cuando llega la hora y es el momento de tomar cinco minutos, algo dentro de nosotros se resiste a hacerlo. Parece como si hubiera dos seres dentro de nosotros: uno “bueno” y el otro “malo”, uno que quiere la luz y el otro que se agarra a la obscuridad.

La mayor parte de mi vida he vivido con esto, creyendo que mi experiencia era verdad. Sin embargo, algo dentro de mí me decía que no es así. ¿Cómo podría ser dos seres diferentes? ¿Cómo podría tener dos naturalezas, como me enseñó mi formación cristiana (carne y espíritu)? No tenía sentido. La naturaleza de algo, de cualquier cosa, es siempre una. El Curso explica que una, el espíritu, es real; la otra, el ser separado que se experimenta a sí mismo como un cuerpo, es irreal, nada más que un producto de mi imaginación. Yo no estoy dividido, y todo lo que parezca que lo estoy es un truco de mi mente, un engaño a mí mismo.

Basada en la ilusión de estar dividida en opuestos, la mente “ha buscado muchas… soluciones” (1:3). Se ha engañado creyendo en la realidad de esta división y en la realidad del ser físico. Por lo tanto, intenta continuamente hacer que las cosas funcionen, y nunca lo hacen. La mente se pone al servicio del cuerpo, planea maneras de que se sienta cómodo, de que esté a gusto, de que dure para siempre, de mantenerlo a salvo de daños. Al hacer esto, la mente pierde su verdadera función.

Nuestro único Ser es espíritu. En su preocupación por el cuerpo, la mente ha perdido de vista al espíritu casi por completo. Necesita recuperar su verdadera función de servir al espíritu: “La mente es el medio del que el espíritu se vale para expresarse a Sí Mismo” (4:1). Esto es lo que nos trae paz y llena de alegría nuestra mente; mientras que servir al cuerpo no trae más que conflicto y dolor. Los pensamientos del espíritu buscan expresarse a través de nuestra mente, para eso es la mente.

El Espíritu Santo es un agente de Ayuda divina, que lleva a la mente de nuevo a su verdadera función de servir al espíritu. Para nuestra mente, Él es el representante del espíritu, de nuestro verdadero Ser, recordándonos constantemente que dejemos a un lado esta inútil búsqueda de la salvación en el reino de lo físico, y que abramos nuestra mente al espíritu. “Si eres espíritu, el cuerpo es entonces el que no tiene ningún sentido en tu realidad” (3:7). Debido a que hemos separado a nuestra mente de su verdadera función, pensamos que estamos solos y separados. Necesitamos un Ayudante Que nos recuerde nuestra verdadera relación con el espíritu.

Nuestro espíritu, nuestro Ser, “aún conserva Sus pensamientos, los cuales permanecen dentro de tu mente y en la Mente de Dios (7:1). Seguimos siendo, en espíritu, tal como Dios nos creó. Así que no estamos intentando cambiar lo que es nuestra mente, sino cambiar el propósito al que sirve. En estos ejercicios, estamos buscando volvernos a conectar con el espíritu, dejar a un lado durante cinco minutos los problemas del ser físico que pensamos que somos y que nos distraen por completo, estamos buscando abrirnos a estos pensamientos del espíritu para permitir que nuestra mente encuentre su función como canal del espíritu. “Una vez que su fortaleza haya sido restaurada, tu mente podrá fluir de nuevo desde su espíritu al espíritu de todas las cosas creadas por el Espíritu a semejanza de Sí Mismo. Tu mente bendecirá todas las cosas” (10:3-4). Ésa es nuestra función, para eso es para lo que fuimos creados. “Extender el Ser de Dios es la única función del espíritu” (T.7.IX.3:1).

De este modo me descubro a mí mismo como prolongador del Ser de Dios. Dios es Amor, y por eso yo amo. Dios crea, y por eso yo creo, que aquí en la tierra se expresa como sanación, como restaurar la creación a su estado natural.

Este “Ser” del que el Curso habla no es algo separado de mí, soy yo. Hablar de buscar los pensamientos de mi único Ser, casi parece como si el Ser estuviera separado de mí y yo estuviera buscando comunicarme con Él. Pero el Ser soy yo. “Ahí estás tú, Eso es lo que eres” (L.93.9:7). Estamos poniendo en contacto la mente con nuestro espíritu, pero soy yo, la luz ya está en mí, los pensamientos que estoy “buscando” son mis propios pensamientos que yo he apartado de la consciencia de mi mente.

Aquí no se describe con gran detalle lo que se nos pide que practiquemos. Puedes estarte preguntando: “¿Qué es lo que estoy esperando mientras me siento durante cinco minutos?” Y yo no puedo decírtelo, nadie puede. Lo sabrás cuando lo encuentres. La lección reconoce que puede que no “conectes” hoy; utiliza frases como “si tienes éxito” (10:1) y “tal vez tu mente siga dudándolo por un rato” (11:2). Nos dice: “pero no te dejes desanimar por ello” (11:3). Relájate, ten paciencia. Haz los ejercicios de todos modos. Cada vez que los haces tu Ser se llena de gozo, aunque ese gozo no llegue a tu mente consciente, y guarda ese gozo, listo para llevarlo a tu consciencia cuando “tengas éxito” y sientas a tu único Ser.




TEXTO

VI. La aceptación de tu hermano
 
1. ¿Cómo puedes hacerte cada vez más consciente del Espíritu Santo en ti sino mediante los efectos que Él produce? 2No puedes verle con tus ojos ni oírle con tus oídos. 3¿Cómo puedes, enton­ces, percibirle en absoluto? 4Si inspiras alegría, y otros reaccionan ante ti con alegría, es que debe haber algo en ti capaz de susci­tarla aunque tú mismo no la estés experimentando. 5Por lo tanto, si se encuentra en ti y puede suscitar alegría, y ves que cierta­mente la suscita en otros, es que estás separándote de ello dentro de ti.

2. Te parece que el Espíritu Santo no suscita alegría de manera consistente en ti, debido únicamente a que tú no suscitas alegría de manera consistente en otros. 2Evalúas la consistencia del Espí­ritu Santo basándote en las reacciones de tus hermanos ante ti. 3Cuando eres inconsistente no siempre produces alegría, y de esta manera no siempre reconoces Su consistencia. 4Lo que le ofreces a tu hermano se lo ofreces a Él porque lo que Él da no puede exce­der tu ofrecimiento. 5Esto no se debe a que Él ponga límites en lo que da, sino simplemente a que tú has puesto límites en lo que puedes recibir. 6La decisión de recibir es la decisión de aceptar.

3. Si tus hermanos forman parte de ti, ¿por qué no los ibas a acep­tar? 2Sólo ellos pueden enseñarte lo que eres, pues lo que apren­des es el resultado de lo que les enseñaste. 3Lo que invocas en ellos lo invocas en ti. 4Y al invocarlo en ellos cobra realidad para ti. 5Dios no tiene más que un Hijo, y los conoce a todos cual uno solo. 6Únicamente Dios es más que ellos, pero ellos no son menos que Él. 7¿Quieres saber lo que esto significa? 8Si lo que le haces a mi hermano me lo haces a mí, y si todo lo que haces te lo haces a ti mismo porque todos somos parte de ti, todo lo que nosotros hacemos es para ti también. 9Todo aquel que Dios creó forma parte de ti y comparte Su Gloria contigo. 10Su Gloria le pertenece a Él, pero te pertenece igualmente a ti. 11No puedes, por lo tanto, ser menos glorioso que Él.

4. Dios es más que tú únicamente porque Él te creó, pero ni siquiera esta capacidad de crear se reservó Él sólo para Sí. 2Puedes, por lo tanto, crear tal como Él lo hizo, y tu disociación no puede alterar eso. 3Ni la Luz de Dios ni la tuya se atenúan por el hecho de que tú no veas. 4Puesto que la Filiación sólo puede crear como una sola entidad, recuerdas a toda la creación cada vez que reconoces parte de ella. 5Cada parte que recuerdas contribuye a tu plenitud porque cada parte está completa. 6La plenitud es indi­visible, pero no puedes saber de la plenitud que gozas hasta que no la veas por todas partes. 7Sólo puedes conocerte tal como Dios conoce a Su Hijo, pues el conocimiento se comparte con Dios. 8Cuando despiertes en Él conocerás tu grandeza al aceptar que Su infinitud te pertenece. 9Pero mientras tanto, juzgarás tu grandeza tal como juzgues la de tu hermano, y la aceptarás al aceptar la suya.

5. Todavía no estás despierto, pero puedes aprender a despertar. 2El Espíritu Santo te enseña a despertar a otros de una manera muy simple. 3A medida que los veas despertar aprenderás lo que significa despertar, y puesto que has elegido despertarlos, su gra­titud y aprecio por lo que les has dado te mostrará el valor de despertar. 4Ellos se convertirán en los testigos de tu realidad, tal como todos vosotros fuisteis creados testigos de la de Dios. 5Mas cuando la Filiación se unifique y acepte su unicidad* se la cono­cerá por sus creaciones, las cuales dan testimonio de su realidad del mismo modo en que el Hijo da testimonio del Padre.

6. Los milagros no tienen cabida en la eternidad porque son reparadores. 2Sin embargo, mientras aún necesites curación, tus milagros son los únicos testigos de tu realidad que puedes reco­nocer. 3No puedes obrar un milagro para ti mismo porque los milagros son una forma de dar aceptación y de recibirla. 4En el tiempo, dar ocurre primero, pero en la eternidad, donde no pue­den estar separados, dar y recibir ocurren simultáneamente. 5Cuando hayas aprendido que dar es lo mismo que recibir, ya no habrá necesidad de tiempo.

7. La eternidad es un solo tiempo, y su única dimensión es "siem­pre". 2Esto no tendrá ningún sentido para ti hasta que no recuer­des los Brazos abiertos de Dios, y conozcas finalmente Su Mente receptiva. 3Al igual que Él, tú existes "siempre", en Su Mente y con una mente como la Suya. 4Tus creaciones se encuentran en tu mente receptiva en perfecta comunicación nacida de un perfecto entendimiento. 5Sólo con que pudieses aceptar una de ellas ya no desearías nada de lo que el mundo ofrece. 6Todo lo demás no significaría nada para ti. 7El significado de Dios está incompleto sin ti, y tú estás incompleto sin tus creaciones. 8Acepta a tu her­mano en este mundo y no aceptes nada más, pues en él encontra­rás tus creaciones toda vez que él las creó contigo. 9No sabrás que eres un co-creador con Dios hasta que no aprendas que tu her­mano es un co-creador contigo.














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